Respuestas a tres preguntas de Jaclin Campos para el reportaje, "Un futuro incierto", publicado en el Listín Diario el 9 de septiembre de 2014.
Jaclin Campos: ¿Qué implicaciones sociales puede tener el que se
mantenga una alta tasa desempleo entre los jóvenes, especialmente entre
aquellos excluidos o marginados?
Ramón
Tejada Holguín: No es solo el
desempleo, hay que incluir en la reflexión los trabajos precarios, o sea esos trabajo
en lo que se tiene que invertir gran cantidad de horas y se recibe poca
remuneración y se carece de seguridad social o de otra naturaleza. En ese
sentido, anotemos que la mayoría de la juventud – o sea los marginados y
excluidos- se incorpora al trabajo a
través de la informalidad y actividades poco remuneradas. Y efectivamente no es
un problema sólo económico.
En cuanto a las consecuencias individuales tomemos en
cuenta que hay quienes al ver cerradas sus posibilidades laborales y de
conseguir ingresos por vías legales, se acercan a los paraísos ficticios
(dinero, placer y grupo de amigos) que el tráfico y consumo de drogas prometen
y otros lanzan su vista allende los mares fruto de la falta de oportunidades en
el mercado de trabajo.
Se puede decir que un sector de la juventud no logra
ser parte de la sociedad, ese es el sector excluido y marginado. En otras
palabras un mercado de trabajo rígido crea a los excluidos y marginados.
Permíteme alejarme un poco de tu pregunta, y ver el
impacto que tiene el mercado de trabajo en la cohesión social, y en la
construcción de una sociedad democrática.
El mercado de trabajo tiene un impacto enorme en la
cohesión social y la construcción de una sociedad democrática porque: 1) es
fuente de ingresos de las personas, 2) permite el acceso a la seguridad social,
garantizando la jubilación, y 3) cono sostiene un documento de la Cepal, el
espacio de trabajo, ofrece posibilidades de expresión y desarrollo de
capacidades individuales y representa para el individuo su canal de inserción
en el esfuerzo colectivo de creación de riqueza económica y cultural,
haciéndole partícipe e integrante de un proyecto colectivo, factores que
refuerzan su identidad y comunión con los valores que la sociedad propugna.
Dicho en otras palabras y hablando de la juventud y
el trabajo: un empleo en el sector formal de la economía impacta en lo
económico, porque permite que la juventud consiga ingresos. En la productividad
del trabajo, porque a mayor seguridad laboral y social mayor es el entusiasmo
con que se trabaja y la posibilidad de desarrollar todas las potencialidades y
capacidades de la juventud. En lo socio-cultural porque ayuda a la construcción
de identidad de la juventud y a la cohesión social. En lo político porque
favorece el compromiso con el colectivo y da forma a la acción colectiva
fortaleciendo los lazos de solidaridad.
Se ha dicho y con razón que mirando las
características de la juventud actual, se pueden encontrar elementos para saber
cuál será el futuro. Como quien dice, el futuro de la sociedad dominicana lo
construimos en el presente de la juventud.
Ramón
Tejada Holguín Lo dicho
anteriormente aplica para los que cuentan con mayor nivel educativo. Ahora
bien, quienes tienen mayor nivel educativo corren con ventajas, ya que generalmente
tienen un entorno familiar y de amistad que le facilita el acceso a los
mercados de trabajo.
En el caso de los jóvenes con mayor nivel educativo,
hay que notar que sus expectativas pueden ser más alta y por lo tanto su
frustración mayor. En definitiva, si las escasas oportunidades educativas y de
empleo de la juventud persisten y se amplían, los y las jóvenes pueden ver
bloqueadas sus oportunidades de progreso, provocando que busquen la
satisfacción de sus necesidades a cualquier precio. Lo que contribuiría a que
los estilos de vida de riesgo, que provocan el crecimiento del embarazo en
adolescentes, la delincuencia y el consumo de drogas, crezcan aceleradamente.
También a la profundización del círculo de la pobreza.
Jaclin Campos: ¿De
qué manera podría incidir la cultura consumista de hoy en la actitud de los
jóvenes frente al mercado laboral?
Ramón
Tejada Holguín Incide mucho, de
hecho lo que llamas la "cultura consumista" es lo que podemos decir
el establecimiento de metas culturales inalcanzable por la vía institucionales,
lo que hace que la juventud particularmente innove formas "no
institucionales" y a veces francamente ilegales para alcanzar esas metas.
Es lo que llaman el concepto de anomia.
Una sociedad será anómica si quienes pertenecen a
ella definen el bienestar de la gente en función de la capacidad de adquirir
cosas que tengan las personas, en particular productos suntuarios, y esa
sociedad ni ofrece los medios institucionalizados para que la gente consiga
esos bienes, por ejemplo, a través del trabajo honrado, ni sus instituciones
colocan el énfasis en que deben respetarse las reglas del juego.
Esto provoca que se admire más al que tiene gran
capacidad de compra, y sea visto como un fracaso la persona que trabaja y
cumple con su deber. La gente hará lo imposible por conseguir esos bienes y no
importará si usan vías no legales, tales como la corrupción administrativa, el
crimen, y el tráfico de droga.
Las metas culturales de la nación (y al menos de
occidente) están relacionadas al "look", a la apariencia, al
consumismo, a lo superficial, y en Dominicana las formas institucionalizadas
para conseguir esas metas (por ejemplo las actividades lícitas en general) son
cada vez más reducidas, y la sociedad se hace más permisiva con formas ilegales
(por ejemplo la evasión de impuestos y la corrupción administrativa).
La forma en que estas metas culturales superficiales
penetran en la juventud y la niñez es brutal: a través de la publicidad, a
través de las noticias y la promoción de un tipo de héroe y heroína cuyo único
mérito en la vida ha sido el conseguir dinero sin ningún tipo de escrúpulos y
de cualquier manera, corrompiendo gente e instituciones con los recursos
económicos que obtienen promoviendo la muerte y “estupidización” de la
juventud. Entre ese tipo de héroe o heroína se encuentra un tipo de funcionario
que anda montado en su enorme “yipeta” con vidrios tan ahumados que le sirven
para aislarles más de la realidad dominicana.
Una juventud que ve bloqueadas las formas
institucionales para alcanzar la meta cultural, o escapa hacia el paraíso
ficticio que las drogas prometen, o innova formas delincuenciales de
alcanzarla, o es víctima de una frustración y resentimiento que la hace
proclive a la violencia destructiva y autodestructiva vía la visión de que su
fracaso es tal que no tiene nada que perder. El sicariato se alimenta de estos
últimos.
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