¿Seguir cruzados de brazos?

Nuestro país duerme plácidamente en el colchón del clientelismo político y social y se arropa con la apatía y la inamovilidad, por lo que no es extraño que despierte cada mañana en un asombro de corrupción y fetidez. ¿Cómo romper el círculo vicioso que se repite al asomar el sol?

Tony Judt en "Algo va mal" sostiene: "Si los ciudadanos activos renuncian a la política, abandonan su sociedad en manos de funcionarios mediocres y venales". Romper el círculo es posible interviniendo activamente en política, ya sea como críticos y planteando opciones, o como votantes conscientes o como participantes directos en el partidismo. Como pesimistas y desencantados profesionales jamás lo lograremos.


Bill Clinton es quien mejor ha resumido el gran dilema: "La política es frustrante, imperfecta y a menudo llena de banalidad y falta de visión. Si no quieren lidiar con eso, busquen otro tipo de trabajo. Y quejarse por ello es ser como estos jugadores en la Copa Mundial que reclaman penales cuando los barren para sacarles la pelota. Quien no quiera jugar porque alguien puede lastimarlo, que se quede en casa. Pero [la política] sigue siendo la mejor esperanza que tenemos para solucionar nuestros problemas comunes; es muy importante".

Que la buena gente siga echando la culpa de todo a los "malditos" políticos y alejándose de la actividad política, es la vía expedita para que gentes "mediocres y venales" nos gobiernen. El pesimismo y el desencanto provocan el desprestigio de la política, lo que a su vez influye en la despolitización de las personas. La despolitización es uno de los más nefastos padecimientos de la democracia dominicana. Nada ayuda más a la corrupción y a la mediocridad que una ciudadanía desinteresada, apática, desmovilizada y poco participativa.

Si bien la política dominicana se percibe como un espacio de corrupción y lodo -cuando el río suena es porque agua trae-, no menos cierto es que sin política es imposible construir la democracia. Ninguna sociedad puede escapar a la política, ni a la categoría política llamada partidos. Lo sé, la forma en que actúan, se organizan y hacen política los partidos existentes en el país no va acorde con las funciones que en las democracias deben jugar estos; pero nuestro reto es obligarles a cumplir con sus funciones, no es negarles el papel que deben desempeñar. Donde los partidos desaparecen surgen líderes mesiánicos y el autoritarismo campea por su fuero.

La ciudadanía activa es el arma secreta más formidable de la democracia, no su desmovilización vía el pesimismo o la crítica ácida y sin norte. La forma en que se manifiesta la competencia política, en que se dan los arreglos institucionales en lo estatal, y el papel de la ciudadanía son determinantes para la calidad de la democracia, para la gestión de los bienes de toda la sociedad. Cambiar esa manera de relacionarse la política con la sociedad, no es tarea solo de políticos, es tarea de todos y cada uno de los ciudadanos y las ciudadanas de esta nación. ¿Participas o sigues de brazos cruzados?

Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
El Caribe
3 Mayo 2011
Ilustraciones robadas a Banksy