Entre el fetichismo de las encuestas políticas y su descalificación grosera

Este artículo fue publicado el 28 de octubre del 2005 en Clave Digital y hace referencia a dos encuestas que relizamos cuando trabajabamos para el CIES. Los planteamientos realizados conservan su frescor en esta etapa de descalificación de las encuestas y de interpretaciones antojadizas. Los resultados de las elecciones del 2006 confirmaron algunos de los aspectos planteados.

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Uno no deja de sorprenderse antes las diversas reacciones que despiertan las encuestas políticas y cómo, sin ruborizarse, muchas personas que en principio felicitan un equipo de investigadores, cuando los resultados les son adversos satanizan el equipo y viceversa.

En ocasiones me pregunto si los políticos y sus bocinas pagadas se detienen, por lo menos en la intimidad de sus cerebros, a reflexionar sobre lo que las encuestas realizadas con el mayor rigor científico y la mayor seriedad les están diciendo. Parecería que algunos no se imaginan los beneficios que tendrían si antes de descalificar observaran bien la encuesta, su calidad y sus resultados.

Pienso ahora mismo en la Segunda Radiografía del CIES publicada en exclusividad por Clave Digital y las reacciones que ha provocado. Veo que los que salen bien parado no están entendiendo el mensaje y los que salen mal se hacen los "peores ciegos”. O sea, aquellos que no quieren ver.

A las encuestas no se les puede pedir más de lo que las herramientas estadísticas y el estudio de la realidad pueden dar. No se trata de ejercicios proféticos. Las encuestas no retratan realidades inmutables y eternas. Por el contrario, bien observadas y leídas nos permiten diseñar estrategias políticas para mejorar nuestras posiciones y modificar la realidad que de la cual las encuestas son fotografías instantáneas.

Todo buen estratega, por lo tanto, debe cuidarse de echar basura sobre un instrumento que en determinado momento le puede ser de gran utilidad.

No voy a señalar firmas específicas, se sabe que en nuestro país hay agencias encuestadoras que se venden al mejor postor, y sólo hay que ver la cantidad de sondeos realizados por esas firmas cuyos resultados no se acercan a los resultados electorales. Sus bolas pican tan lejos de los resultados, que las diferencia entre esas encuestas y la realidad no están relacionadas con el margen de error. Quien quiera saber cuales son esas firmas o esos consultores, sólo tiene que tener un poco de memoria y recordar.

El fetichismo de las encuestas es su uso cómo arma política

El fetichismo de las encuestas lleva a los políticos a contratar firmas para que les digan que sus candidaturas van bien y publiquen datos falaces, creyendo que así consiguen unos cuantos votos. Paradójicamente el mismo fetichismo los lleva a descalificar de manera grosera a las encuestas que no les favorecen y con esa actitud desprestigian el instrumento de análisis mismo.

El fetichismo les lleva a creer que las encuentas crean las realidades, por eso contrantan firmas falaces para usarlas como propaganda. "Ya que crean realidades", piensan, "entonces hay que darle con todo y desprestigiar a las encuestas que no les favorecen". La paradoja es que en esa actitud tiende a crear desconfianza en todo el instrumento. Al final sólo salen airosos y airosas los consultores, consultoras y firmas que se acercan a los resultados electorales.

Ilustrando con el ejemplo

Quiero ahora poner un ejemplo de la utilidad de las encuestas para el estratega que conoce los limites y las virtudes de las mismas y que comprende las herramientas estadísticas y posee conocimientos sobre los instrumentos del análisis político, de manera que puede aprovechar los resultados de las encuestas sean estos adversos o no.

Creo que un estratega del PRD en primer lugar debería estar preocupado porque las dos últimas encuestas del CIES presentan a ese partido como estancado en las preferencias de la ciudadanía, mientras que el PRSC crece ligeramente y el PLD cae abrumadoramente.

Debe indagar las causas de esa situación. De alguna manera los resultados están sugiriendo que el proceso de convención del PRD logró que una tendencia en específico controlara el partido. No fue el ejercicio de reconciliación esperado. Los resultados de algunas preguntas relacionados con el desempeño del gobierno del Agrónomo Hipólito Mejía, sugieren que el expresidente y su tendencia no suman nuevas simpatías.

Partiendo de esos hechos el estratega perredeísta deberá enfocar su atención en las respuestas a las siguientes preguntas ¿Cómo lograr que el perredeísta histórico regrese al PRD? ¿Cómo dar una imagen de renovación interna y de no compromiso con el gobierno de Hipólito Mejía?

O en su defecto, si lo que desea es reivindicar a Mejía y el PPH y al mismo tiempo crecer, debe responder lo siguiente: ¿Cómo cambiar la percepción de los electores sobre el desempeño del PRD, como partido de gobierno, en el cuatrienio 2000 - 2004?

El declive del PLD y crecimiento del desencanto debe plantearles a los perredeístas una última pregunta, ¿Cómo captar a los descontentos? O por lo menos deben hacerse la siguiente interrogante: ¿Por qué no crecemos en la simpatía de la gente? Si no confían en los datos suministrado pueden hacer una encuesta, pero bien hecha y con personal calificado.

Pienso que un estratega del reformismo puede estar contento, a fin de cuenta es un partido que ha conocido un crecimiento mínimo a pesar de los problemas internos y la inexistencia de un liderazgo claro.

A pesar de todas las dificultades que ha tenido que sortear al menos se queda más o menos constante y compite con el PRD, que tiene la mayoría de los congresistas y cabildos, por ser el segundo partido en las preferencias nacionales.

Es evidente que existen puntos débiles dentro del reformismo, ¿Cuáles son esos puntos débiles? ¿Puede el reformismo como partido conservador aspirar a recibir las simpatías de los que desertan del PRD y del PLD? ¿Debe el reformismo afianzar su posiciones conservadoras y construir un partido fuerte y compacto de manera que sea el referente de la centro derecha? ¿No debe acentuar su ideología y simplemente competir con el PLD y el PRD obviando las diferencias de visión de la sociedad dominicana? ¿Debe reivindicar el Balaguerismo?

Intuyo que un estratega del PLD debería estar pensando en las razones por las cuales se erosiona el apoyo a ese partido político entre las dos encuestas. ¿Es la erosión natural fruto del ejercicio gubernamental o se debe a un fenómeno diferente? ¿Qué impacto puede tener la reducción del apoyo al partido de gobierno en las acciones de la ciudadanía y sus organizaciones frente al posible agravamiento de la economía? ¿Qué capacidad pueden tener los demás partidos para convertir el desencanto en acciones de protestas?

¿Puede la percepción positiva del Presidente y la percepción negativa del desempeño de su gobierno, erosionar substancialmente la base de apoyo del actual gobierno de manera que se pueda crear una situación de ingobernabilidad y debido al abstencionismo el sistema político se vea deslegitimado?

¿Debe el PLD permitir la reelección visto que el presidente concita un apoyo que no lo logra el equipo de gobierno como equipo?

Pero, he dejado quizás el punto más importante para el final: la pregunta del millón, la que todos los partidos, no sólo los tres que concentran el mayor número de simpatías se deben estar haciendo, ¿estos datos pueden ser llevados al plano de las elecciones congresionales y las municipales? ¿Significa esto que el PLD con el 55% de las preferencias de los electores puede repetir la historia del PRD en el 2002? La respuesta a ambas preguntas es no, pero hay que explicar porque no.

He aquí dónde el problema técnico y el conocimiento de los limites de la herramienta encuesta es necesario. Los resultados de la Radiografía del CIES no hablan de los posibles resultados de las elecciones Congresionales y Municipales. ¿Por qué? En primer lugar por un problema estadísticos.

La radiografía es solamente representantita para todo el país, para la antigua capital y el resto del país. En segundo lugar, la pregunta que se hizo a las personas es sobre el partido que prefiere en sentido general, y en las congresionales y municipales los liderazgos locales, el candidato, influye bastante en la decisión de los electores.

El nivel de representatividad de la encuesta no permite la extrapolación a las congresionales y municipales por diversas razones. En realidad se hace tres tipos de elecciones diferentes y con demarcaciones diferentes.

Por un lado están las elecciones a síndicos y regidores, para poder saber quién puede ganar a nivel municipal hay que hacer una encuesta que sea representativa para cada uno de los municipios del país. El nivel agregado, muy agregado de la encuesta del CIES no permite establecer preferencia para ningún municipio.

Por otro lado las congresionales se dividen en dos: en primer lugar las de diputados, las cuales para saber las posibilidades que tiene un diputado en especifico, tomando en cuenta la existencia del voto preferencial, hay que indagar por cada candidato y candidata a diputados y las diputadas que se llevan en la boleta de cada partido.

Esa indagación debe hacerse de manera que sea representativa para la circunscripción electoral. Si queremos saber a nivel nacional el número de posibles diputados y diputadas de cada partido hay que hacer una encuesta en cada una de las circunscripciones electorales y luego hacer el cálculo.

En el caso de los senadores el asunto es más complicado de lo que aparenta. Para saber qué senador puede o no ganar las elecciones hay que hacer una encuesta que sea representativa para toda la provincia por la cual ese senador va como candidato. Pero, al mismo tiempo, tomando en cuenta que existe el voto preferencial para los candidatos y candidatas a una diputación, hay que hacer que la encuesta sea representativa para cada una de las circunscripciones de esa provincia y tomar en cuenta la posibilidad de que determinadas personas le den más importancia al voto preferencial por un diputado, con el cual arrastran al senador, que al voto por el senador mismo.

O sea que algunas personas puede gustarle un senador o senadora, pero el diputado que prefieren está en la boleta de otro senador, y ese diputado puede arrastrar el voto. Un cuestionario para saber las posibilidades de un senador tiene que estar diseñado de manera tal que permita conocer esos aspectos.

Ahora bien, las Radiografía del CIES indica que a nivel nacional el PLD tiene mayoría y qué el presiente Fernández tiene un alto nivel de confianza. En este caso, el reto del PLD es cómo puede lograr que ese nivel de confianza se traspase a las candidaturas en el orden municipal y congresional.

En el caso del PRD y el PRSC la opción es evitar que ese traspaso se haga y acentuar las capacidades de sus liderazgos locales. En las congresionales y municipales el liderazgo local tiene un peso especifico mucho mayor, y no es tan fácil trasladar los apoyos partidario a nivel nacional a apoyo a candidatos o candidatas en especifico a nivel local.

En fin que las encuestas políticas, bien hechas y bien pensadas, son herramientas muy útiles para todos y todas. Las encuestas no dan ni el triunfo ni el fracaso, son las malas estrategias y campañas políticas junto a los pésimos desempeños en las funciones que se desempeñan que hacen que los políticos y las políticas pierdan elecciones.

Ramón Tejada Holguín
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