En la actividad de entrega de certificados a 11 mil nuevas personas alfabetizadas hubo un momento que admito provocó que asomará un líquido acuoso por ambos mis ojos, esta señora, Alba de León dice: "No ha sido fácil, pero llegué", y cuenta de sus oportunidades perdidas por no saber leer, de la señora de la casa que le dice que es muy buena empleada, pero que por no poder tomar un número de teléfono o un mensaje de alguien que llama, tiene que despedirla. Narra que cuando se inscribió en Quisqueya Aprende Contigo se burlaban de ella, que le decían que a su edad lo que debía era ponerse a trabajar, pero "insistí en aprender a leer y escribir" sentencia, y finaliza su relato planteando que va a leer algo que escribió ella misma y que puede leer ella misma con sus ojos, mira su papelito y lee: "La educación es el nuevo nombre de la libertad". Cierto el presidente ha dicho "La educación es el otro nombre de la libertad", y quizás ella al cambiar el adjetivo está diciendo cómo vive su nueva vida de mujer alfabetizada, su nueva libertad.
Ramón Tejada Holguín
Agosto 15 2013
Alicia persigue un conejito blanco por vericuetos inenarrables: en el trayecto descubre un país de maravillas que ella transforma y a ella la transforma. Demandar la construcción de una sociedad democrática es igual: se construye la democracia y el trayecto nos descubre nuevos espacios para la acción colectiva. Alcanzar la meta es el fin del relato, pero el relato social es interminable. Desde el País de Alicia es mi persecución del conejito de la democracia, en este país de ambiguas maravillas.
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Diminutos espacios homogéneos
Hay quienes están creando espacios diminutos en los que solo caben quienes comparten las mismas ideas.
Es como si la homogeneidad deviniere en espíritu de la época.
Paradójico: en un mundo con tantos medios y redes para expresar y confrontar ideas, hay tendencia a una sordera elegida, autoimpuesta.
La conversación parece ir hacia un olímpico desencuentro con la racionalidad y la reciprocidad verbal.
Gobierno y sociedad ven a la sinergia huir despavorida por la boca y lengua de quienes creen tener la razón absoluta.
Hablo de ambos lados del espectro, porque en ambos lados hay quienes son incapaces de usar los oídos.
No hay primera piedra que tirar, sino ideas que enfrentar y contrastar, conclusiones a la cuales llegar en base a un dialogo franco.
La democracia es debate, convergencia de lo disímil, ideas sin dueños o dueñas que colisionan.
Ideas que no debe importar quien las postule, sino su validez intrínseca.
Hay amistades y cariños que la historia, no la histeria, deberá absolver, que no absorber.
Propicio es este momento para escuchar a Dave Mason y su We Just Disagree
“No hay un tipo malo, ni hay un tipo bueno, es que simplemente no estamos de acuerdo”.
Ir al enlace: Dave Mason: We Just Disagree
Es como si la homogeneidad deviniere en espíritu de la época.
Paradójico: en un mundo con tantos medios y redes para expresar y confrontar ideas, hay tendencia a una sordera elegida, autoimpuesta.
La conversación parece ir hacia un olímpico desencuentro con la racionalidad y la reciprocidad verbal.
Gobierno y sociedad ven a la sinergia huir despavorida por la boca y lengua de quienes creen tener la razón absoluta.
Hablo de ambos lados del espectro, porque en ambos lados hay quienes son incapaces de usar los oídos.
No hay primera piedra que tirar, sino ideas que enfrentar y contrastar, conclusiones a la cuales llegar en base a un dialogo franco.
La democracia es debate, convergencia de lo disímil, ideas sin dueños o dueñas que colisionan.
Ideas que no debe importar quien las postule, sino su validez intrínseca.
Hay amistades y cariños que la historia, no la histeria, deberá absolver, que no absorber.
Propicio es este momento para escuchar a Dave Mason y su We Just Disagree
“No hay un tipo malo, ni hay un tipo bueno, es que simplemente no estamos de acuerdo”.
Ir al enlace: Dave Mason: We Just Disagree
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