Lucha por la regulación necesaria


Economistas y empresarios de todo tipo nos dicen que no se debe regular la economía, porque introduce distorsiones en el mercado. Claman porque el Estado  y la política no regulen nada. Pero, cuando el mercado se deja a la libre ganan los mejor organizados, con mayores recursos económicos y que controlan la información, mientras que pierden quienes tienen menos capacidad organizativa, dinero e información 

En Dominicana se dan unas paradojas que nos dejan patidifusos. Por ejemplo, partidarios de la no regulación, que quieren que se regule… pero contra el consumidor.

¿Ejemplos? Importadores que venden muy caro y tienen altísimos márgenes de ganancias, ofrecen mal o regular servicio,  y quieren la intervención del Estado   Dominicano para seguir ganando por encima de lo prudente.

Las fuerzas del mercado ha provocado que un sector de las clases medias haga sus compras por internet. Pero, estos importadores en vez de competir en buena lid, tratan de que el Estado  prohíba las compras por internet, usando argumentos espurios.

Para reducir las compras de estos grupos, quienes importan simplemente pueden vender a precios justos artículos originales y de calidad, y tener buenos talleres para enfrentar los desperfectos de los artículos. Y tener una política de devoluciones como la que tienen los fabricantes.

Pero, no es así. Desean tener muy altos niveles de ganancias y que el Estado se las proteja, en perjuicio de los y las consumidores. Pero, piden el apoyo de los consumidores para evitar que el estado haga una reforma fiscal.

Ni que decir de la barbaridad de cambiar las normas establecidas para permitir que los embutidos tengan cada vez menos carnes.

Admito que en más de una ocasión me asalta un sentimiento de impotencia, y enfilo las maldiciones gitanas más terribles hacia los gobiernos que hemos tenido y los que vendrán.

Pero,  seamos sinceros, no se trata solo del gobierno. Hay también un sector empresarial que se niega a ser regulado y ha capturado al Estado. Hay, también, una ciudadanía que frente a determinados temas se mantiene pasiva.

Una opción que siempre está a la mano es la negativa a comprar esos productos, como un mecanismo para obligar a que los precios y la calidad de los mismos al menos sean aceptables.

Pero, una acción de esta naturaleza no se le puede pedir a la mayoría de las familias del país, porque son pobres y compran determinados productos porque no tienen otra opción. Ya sea porque carecen de información o porque el producto al que deberían cambiar es muy caro.

Es así como la demanda deber ser promover que el Estado  juegue su papel regulador, y fortalecer mecanismos como Proconsumidor, las diversas superintendencias, y el defensor del pueblo.

Noten que he escrito la palabra demanda. Y esa demanda debe provenir de la ciudadanía activa, una demanda que debe estar dirigida a conocer claramente cuáles son los grupos responsables (sean políticos o económicos) y a los que hay que enfrentar.

En ese sentido, hay que notar que hay sectores empresariales que tienen el control de las informaciones, lo cual agrava el problema. Porque para que la gente tome decisiones racionales en cuanto a consumo, necesita tener información de calidad libre y permanentemente.

Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Perspectiva Ciudadana
13 Agosto 2012