Los datos de las encuestas son los insumos del análisis, la materia prima para poder hablar de tendencias hacia donde marchan las variables estudiadas, no son el análisis mismo. Por ejemplo el hecho de que en la última Hamilton 19% de los entrevistados opina que la JCE está haciendo una labor excelente y 61% opina que es buena, no significa que la gente confía en la JCE. Una cosa es la medición de la confianza y otra muy distinta la percepción sobre la calidad del trabajo. Una institución puede hacer un trabajo excelente, pero no ser confiable a la hora en que se le presente un tranque.
La misma encuesta Hamilton revela que la gente puede tener sus reservas en cuanto a la confiabilidad en la JCE. Nótese que el 33% de los ciudadanos dijo que la JCE sirve mejor a los intereses de los políticos y el 18% que sirve mejor a sus propios intereses; es decir la mitad de las personas entrevistadas (51%) cree que la JCE responde a los intereses de los partidos o a los suyos propios y no a los intereses para los cuales se les eligió. El dato es preocupante y revela un grado de desconfianza importante y a ser tomado en cuenta. Incluyamos, ahora, en el análisis los porcentajes de las personas que creen que puede haber un fraude electoral, es decir el 46%, casi la mitad de los electores.
Como se ve al analizar todos los datos de la encuesta Hamilton, debemos decir que no tenemos pruebas de que la confianza en la JCE es del orden del 70 por ciento o más. Pero, todavía más preocupante resulta ver que es entre los votantes del PRD donde se ubican la gran mayoría de los que “confían” en la JCE, y que son los partidarios de la oposición quienes en su gran mayoría creen que “puede haber un fraude electoral”. Es decir, el potencial de dificultades posibles frente a un resultado no esperado por la oposición es real y debe preocupar a las instituciones de observación electoral, sobretodo cuando las encuestas más respetadas colocan en primer lugar al principal candidato de la oposición.
Por otro lado, y especulando un poco, creo que cuando la gente habla del buen trabajo de la JCE, está realmente pensando en la Cámara Administrativa, que es quien en estos momentos tiene la voz cantante, y quien está en la palestra pública. En los momentos en que la JCE tenía muy, pero que muy bajo niveles de confianza, y era criticada por todos, en la palestra se encontraba la Cámara Contenciosa, aquella que decidió a favor de PPH en los conflictos internos del PRD y que la gente identificó como favorable a esa corriente. En caso de algún tranque o situación de impugnación es en esa Cámara donde se juzgará y tomarán decisiones. ¿Se traspasará la confianza en la Cámara Administrativa a la Contenciosa?
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
03 de mayo 2004