La estulticia decidió que la Constitución Dominicana tenga un artículo 38 que reza: "El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte".
Quienes nos opusimos al desaguisado, debemos reflexionar: es necesaria la evaluación. No como forma de llorar por la leche derramada, sino como manera de prevenir que se derrame innecesariamente otra vez.
El enemigo en esta batalla era formidable, enorme, monstruo fabuloso y arcaico que insiste en gobernar las almas a toda costa, que se aprovecha de la búsqueda de certezas en este mundo de incertidumbres ubicuas para controlar el cuerpo, porque en el fondo no es a los asuntos del alma que apelan, sino al control de ese templo unipersonal que es el cuerpo, desde el cuerpo creen poder controlar la vida, el ser, la existencia; pero la realidad es tozuda, inflexible, aventurera e incontrolable: sólo la hipocresía, la doble moral y el autoengaño permite que la humanidad viva en esa desconexión de sentido entre un mundo que proclama y dice que la persona es libre, que la soberanía individual es la base de las relaciones modernas, y la aceptación de un "puñado de golosos y ávidos devoradores de almas" autoproclamados pastores de nuestras almas. No somos oveja, carajo, no; somos dueños y dueñas de nuestros cuerpos y espíritus. Pero, debemos admitirlo, somos pocos lo que no tememos a la incertidumbre que existir implica: la carencia de certezas es la norma, y la reacción es el miedo a vivir por cuenta propia. La evaluación de lo ocurrido nos debe remitir a un estadio mayor, no se trata sólo de una lucha política coyuntural. No está en juego solo el cuerpo de la mujer y los intentos de controlarlo, es que el cuerpo de la mujer deviene en metáfora del cuerpo social, de todos los cuerpos, “recuperar el control del cuerpo femenino” es un primer paso de un movimiento parabólico que nos quiere llevar al punto en que unos cuantos nos decían cómo debemos pensar todos.
El enemigo, ya lo dije, era y es formidable, porque no sólo es la corporeidad del cuerpo del cardenal y una parte de sus genuflexos obispos, de esa cúpula apocaliptica, se luchaba contra la búsqueda de seguridad en medio de la perplejidad que es la vida moderna. Hay una elite política y social que se siente segura con el mantenimiento del status quo, que abomina del cambio y se acobarda ante el futuro. En el fondo viven un presente eterno. Contra esa visión del mundo se luchaba.
El enemigo era y es formidable, ya lo dije, porque no se trabaja sólo del tema del control material del cuerpo femenino, ni solo de la protección de una visión del mundo, ni sólo de la cobardía frente al futuro de una élite política y social que se aferra con uñas y dientes al presente que ya está caducando, sino porque también se luchaba contra un monstruo que ha renacido a nivel mundial: el fundamentalismo, la construcción de “paraísos ficticios” como forma de sobrevivencia.
El enemigo era y es formidable, como ya dije, porque además de todo esto carecemos de una ciudadanía activa, no hemos logrado, como diría Lakoff, cambiar el marco. Ha sido una batalla, una sola batalla, pero no debemos achicopalarnos, revisar las tácticas es importante, pero redefinir las estrategias es necesario... En fin, tengo cuerda, estoy en poli-depre (palabra maletin que significa "estoy deprimido por acciones políticas ocurridas"), pero debemos reincorporarnos, vamos a lamernos las heridas unos minutos (lo necesitamos), demos paso a la risa ante tanta estupidez (Yacine, que reír es una forma de resetear el alma), sigamos reflexionando, y volvamos a la lucha perpetua.
Viernes 18 de Septiembre. El 17 la asamblea nacional dominicana, dirigida por la estulticia y el fundamentalismo, incluyó en la nueva constitución el dislate citado al inicio. Las minúsculas son apropósito.