En
República Dominicana hay demasiados partidos. Hasta ahora existían reglas
flexibles para la formación de nuevas agrupaciones políticas, había quienes
pensábamos que eso era correcto, porque puede permitir que el sistema político
no se estanque, que no se perpetúen en el poder partidos anquilosados y
arterioscleróticos; y surjan nuevas opciones. Pero, la verdad no ha sido así, y hay un montón de partidos con más de 20 años yendo a procesos electorales aliados a otros partidos, o pierden su reconocimiento y vuelven a conseguirlo y vuelven a perderlo y se convierte en un circulo vicioso en donde los beneficiados son los jefes de esos partidos.
En
teoría los nuevos pueden jugar el papel de ser portadores de ideas renovadoras,
de defender intereses de sectores vulnerables y minoritarios, y ser la cantera
en que se forjan nuevos liderazgos, lo que hace que los partidos del sistema
deban competir con estos y por lo tanto renovarse también. Suena bonito, ¿no?
Desde
esa óptica podemos decir que no se recomienda poner trabas a la formación de nuevas
organizaciones políticas.
Empero,
las reglas en materia electoral tienen sus pros y sus contras, lo objetivo es que la flexibilidad no ha permitido la construcción de nuevos
liderazgos. Sino, todo lo contrario. Sí, ha sido todo lo contrario, lo nuevo se
convierte en lo viejo más rápido que inmediatamente.
Hay
evidencias de que la mayoría de las organizaciones políticas minoritarias y las
que se forman terminan siendo carne del clientelismo, aderezo para una ensalada
de oportunismo y venta de lealtades. No es ocioso señalar que, además, quienes
han tenido el control de la JCE en el pasado; también se han lucrado con la
formación de partidos y las reglas establecidas no eran respetadas del todo.
Muchos
de los llamados partidos emergentes se comportan como apéndices de los partidos
con mayores posibilidades electorales, como lunas que giran alrededor de los
partidos más grandes y de mayor tradición.
Algunas
de esas organizaciones son en realidad MIPYMES (o sea Micro, Pequeñas o Medianas
Empresas) que aportan beneficio para sus dirigentes y otras nunca han
transitado un espacio en solitario, algunos son partidos familiares, Castillos
de señores conocidos.
¿Es
correcto que a los partidos nuevos se les pida que expliquen sus principios, propósitos y lineamientos, y
que elaboren sus estatutos? Claro que sí.
¿Que
se les pida que digan quiénes son sus directivos y el nombre y lema del partido
y otros requisitos similares? Claro que sí
¿Es
correcto que se les pida declaración jurada de que consiguieron real y
voluntariamente un número de firmas equivalente al dos por ciento de los votos
válidos emitidos en las últimas elecciones? Claro que sí, deben tener militantes
para ser partidos reconocidos y no deben engañar diciendo que la firma no es un
compromiso de apoyo. Quién firma se asume como simpatizante del partido.
¿Es
correcto que se les pida pruebas de que el partido político tiene organismos de
dirección provisionales operando y funcionando en, por lo menos, cada uno de
los municipios? Claro, que sí, sino tienen gente en cada municipio cómo
presentará candidaturas.
¿No
es correcto que se les pida el presupuesto de ingresos y gastos del partido con
indicación detallada de los aportes recibidos y sus fuentes, así como de los
egresos realizados hasta la fecha de solicitud; nombres y cargos de las
personas autorizadas a recabar y recibir fondos a nombre de la organización
política y de las que aprueban los desembolsos y detalles del manejo de fondos?
Claro que sí, es un ejercicio de transparencia y que reducirá el financiamiento
ilícito y proveniente de lavado.
¿Es
correcto prohibirles “concurrir aliados en el primer proceso electoral ante el
cual se presentan? Es muy correcto. O vamos a seguir permitiendo que se creen
partidos rémoras, sin identidad, que solo saben ir aliados de los más grandes,
para vivir de ellos.
¿Es
correcto que se les pida que obtengan por lo menos un uno por ciento de los
votos válidos emitidos en las últimas elecciones nacionales ordinarias? Sí,
estamos cansados de eternos candidatos que una y otra vez buscan el
reconocimiento electoral, reciben dinero de del gobierno y por más de 20 años
la gente evidencia que no les votaría.
¿Es
correcto que se les niegue el reconocimiento a partidos que hay sido
reconocidos dos veces, que pierden el reconocimiento y vuelven a intentarlo?
Claro que sí, por las mismas razones anteriores.
Como
podemos ver lo que pide la Ley de Partido para la formación de nuevas
agrupaciones polititicas, son requisitos justos, correctos y en el mediano
plazo ayudarán a mejorar el entorno político.
La
según barbaridad que escuche esta semana, la dijo el activo presidente de la
Junta Central Electoral, que interviene demasiado en las cuestiones
partidarias, casi siempre apoyando la visión de un tendencia muy especifica. Ha
dicho que colocar en la Ley de Partido el requisito de que para ser
precandidato hay que tener un tiempo militando en un partido es
inconstitucional.
El
señor Presidente de la JCE obvia un aspecto muy importante. No hay problemas en
que una persona que no sea militante del partido vote dentro de su proceso
electoral; pero en el caso de las candidaturas, llevar personas extra partidos
debilita la cohesión interna y desestimula la militancia. Además, abre la
puerta para que el dinero pueda más que la militancia y el compartir los
principios partidarios en la conformación de las precandidaturas. En otras
palabras, la selección de quiénes deben ser los precandidatos en una primarias
abiertas debe recaer sobre la militancia, y todo el que desee ser precandidatos
debe tener un tiempo de militancia dentro del partido que permita decir que al
menos conoce el proyecto de sociedad a que aspira el partido.
Los
partidos políticos para fortalecerse, deben tener dirigentes y candidaturas que
compartan la misma visión del tipo de sociedad que promueven, para lograr mayor
cohesión interna y respeto a la militancia, no puede permitir que cualquier
persona que no sea militante y que no comparta los principios del partido sean
precandidatos.
La
Ley de Partido actual no es perfecta, más se acerca a lo que el sistema
político dominicano necesita hoy día.
Ramón Tejada Holguín
24 septiembre 2018
Podcast por la @super7fm
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