Uno de los graves problemas de una parte de la izquierda dominicana es que hace política partiendo de la idea de que toda lucha dirigida contra una autoridad política es por definición legítima. Uno diría que no se detiene a pensar seriamente en las consecuencias de ciertas luchas para los mismos pobres que dice defender.
Basta que alguien se enfrente a una autoridad política para salir en apoyo del que la enfrenta, como si partieran del principio de que la autoridad (municipal, judicial, congresual o del Poder Ejecutivo) jamás puede tener la razón, como si el elemento aglutinador de ese tipo de izquierda fuera la lucha por la lucha misma. Hay algo de esquizoide en el asunto. Son totalmente anti autoridad, no anti autoritarios, porque internamente la autoridad de los líderes siempre tiene razón.
¿Ejemplo? Observemos el apoyo que se le brinda a los empresarios del transporte, mal llamados sindicalistas, en sus lucha por obtener gas, gasolina y vehículo financiados por el Estado, y el escaso apoyo a las personas usuarias de esas destartaladas voladoras, que habitualmente son verdaderos peligros para pasajeros y conductores en general.
¿Por qué la izquierda no protesta por la forma gansteril con que se maneja el transporte urbano e interurbano en el país? ¿Por qué no luchar por una mayor institucionalización del transporte masivo? Se necesitan reglas claras en el transporte de pasajeros, y el final de la impunidad e inmunidad de los empresarios del transporte.
Pero, hay quienes creen que irrespetando la institucionalidad se es revolucionario. Como si ignoraran que la revolución crea su propia institucionalidad. Antes de enfrentar una institucionalidad determinada, hay que haber sido capaz de respetarla, para ver qué es lo que no funciona de la misma. A una sociedad cuya ciudadanía no respeta la institucionalidad actual, le será difícil respetar la institucionalidad futura.
Esa forma esquizoide de hacer política es lo que más ha bloqueado el crecimiento de las izquierdas (sí, en plural) tanto como movimiento social, que como movimiento político. Esa es una izquierda anquilosada, que lamentablemente es la que más se ha acercado a la juventud.
Que conste, creo que el país necesita un movimiento de izquierda fuerte y racional. Capaz de hacer política, como diría Gramsci, basada en la construcción de la hegemonía de los grupos subalternos. O sea, que tenga como norte constituir una autoridad política y moral que enfrente la hegemonía de los grupos que hoy tienen la sartén por el mango. La apuesta al enfrentamiento pueril es el bloqueo principal de la constitución de lo nuevo, en la política dominicana.
He puesto de ejemplo el caso del transporte, pero lo mismo puede aplicarse a la UASD y sus dificultades actuales. ¿Tiene la izquierda una oferta racional de transformación de la UASD, para que esta cumpla su papel como universidad pública? ¿Cómo puede ser que los héroes de las izquierdas juveniles sean quienes tienen 40 o 50 años de fracasos acumulados?
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Perspectiva Ciudadana
31 julio 2012