La Fabula de los perros con un sólo amo y sus hediondas materias fecales

En el país donde vivo hay perros de todas las razas y colores. Unos tienen ladridos más agudos que otros, más chillones que otros, más fuertes que otros. Hay perros que gustan de enseñar los dientes y ladrar tan alto como puedan para acallar a quien dice alguna verdad. Mientras más duro ladran más grande tienen las colas de suciedad e inmundicia que han construido en el ejercicio de ladrar al mejor postor.

En ocasiones me siento a conversar con dueños de perros, porque los amos son, digamos que diplomáticos, y hasta simpáticos, aunque hay algunos que son medio gatitas de María Ramos y ladinos, muy ladinos. Con los amos se pude hablar sopesadamente y con tranquilidad sobre lo que afecta al país e incluso sobre esa manía de los perros de ladrar lo más alto posible para acallar las palabras llenas de honestidad: más seriedad del que habla más alto aullarán y sus amos se ríen y me dicen que ellos cumplen una función, o sea que los perros cumplen una función y me les sotorrío a los amos.

No tengo nada contra los perros de cuatro patas, felpudos y juguetones. Son el mejor amigo del hombre, y de la mujer. Pero, la verdad sea dicha, hay perros, no importan si dicen gobernar la mañana o el día completo, que carecen de raciocinio y a veces meten en líos a su amo, porque muchos perros pueden tener un solo amo, pero ningún perro tiene más de un amo. Eso es una ventaja, porque usted habla con el amo de ese perro y él lo calla y con el rabo entre las piernas sale para el patio. Ya ha pasado antes, lo digo porque lo sé.

Dije que los perros no tenían raciocinio y me equivoqué. Lo tienen, pero en el estomago. El perro que su amo alimenta bien, será un perro contento dispuesto a morder a todo aquel que agreda a su amo. Esos perros a veces se confunden y creen que cuando uno le da la mano al amo, uno lo está agrediendo y el perro muestra los dientes y ladra bien alto y cree que el amo se lo va a celebrar, pero entonces el amo lo mira mal y le dice: vaya a su pozo. Pero, si por casualidad su amo no tiene con que alimentar al perro, y otro amo que gobierna otra casa le alimenta, entonces es probable que el perro cambie de amo. Hay perros nobles que se casan con un amo y lo acompañan hasta el final, pero esos son muy pocos, muy contados. No creo que haya un chihuahua con complejo de pastor o uno de esos que son como ciénagas que creen tener agua limpia en el pozo entre esos perros nobles

No me preocupa que los perros me ladren, y mucho menos si lo hacen a través de micrófonos amplificados por sus amos. No hablo con perros, ni siquiera les mando a callar cuando se ponen a ladrar alto y quieren ocultar la verdad sobre la cual converso. Esos perro no merecen siquiera un “zape” de mi boca. Si necesito mandar a callar a un perrito faldero voy donde el amo que lo alimenta, que le compra la piltrafa que come y le hablo claro, al amo le hablo claro. Hay veces que los perros no se conforman con ladrar y ensucian alguna parte de mi casa, quizás una parte visible como el frente. Todo el que me conoce sabe que mantengo muy limpio el frente de mi casa y cuando ve esa mierda de perro me llaman y me dicen: "ahí están los perros cagando en el frente de tu casa". Mis amigos y yo reímos y algún buen amigo trata de hablar con el amo porque los perros son testaduras y no se puede razonar con ellos. Hubo una época en que esos perros pasaban con respeto por el frente de mi casa, era cuando el amo no estaba donde ahora está.

Por suerte para mí, todo el mundo sabe como huele la mierda de perro, y hay perros cuya mierda es muy conocida, así que estoy seguro que nadie dirá que la mierda de esos perros me pertenece o pertenece a mi casa o a mi entorno, no, estoy seguro que la gente con tres dedos de frente sabe que mantengo limpio y diáfano el frente de mi casa y mis amigos, aquellos con los que comparto en mi terraza y que son los que me importan, han visto lo transparente que son las habitaciones, la sala, el comedor y la cocina de mi hogar. Por eso no dejo que entren los perros. Bueno, admito que me he equivocado alguna vez y uno de esos perros se ha colado en mi terraza. Ha visto todo tan limpio y diáfano y no se atrevió a cagar en ningún rincón, ni siquiera a ladrar: la transparencia es su peor enemigo.

Cuando los perros ensucian el frente de mi casa busco dos cartones, y resignado recojo la mierda y la tiro al basurero. Si el asunto es reincidente le envío un mensaje a su amo: “amarra un poco mejor a tus perros”, le digo y agrego: “recórtale la cadena para que no lleguen hasta mi casa”. Le envío un mensaje al amo de los perros porque es seguro que el amo es quien les permite cagarse en el frente de mi casa, no digo que se lo ordena, pero se lo permite. Hay veces que alguno de esos amos de perros se hacen los locos. Hay amos con mucha basura y mierda en su patio y les soy incomodo porque le he pedido de manera diplomática pero con energía que por favor limpie el patio.

Eso sí, quiero aclarar que no me importa el patio de ningún amo, el problema es que la mierda y basura de los amos trae todo tipo de alimañas que molestan a todo el vecindario, alimañas como esos perros con acceso a micrófono, y soy de ese tipo de gente que no se queda callada. Seguiré exigiéndoles a los amos que sean más transparentes, seguiré exigiéndole a los amos que no tiren tanta basura, que no nos sigan enlodando, sé que seguirán los perros ladrando, aullando, pero yo no volveré a referirme otra vez a los perros. Vivo mi vida acorde con mi cerebro y mis sentimientos, tengo mi conciencia en paz con mi vida y con mi práctica cotidiana. Algo que ninguno de esos perros puede decir y sé que al final del día serán las cosas en las que creo las que prevalecerán y los perros serán barridos de los gobiernos.

Sí, digo que los perros son pasajeros, y los amos también. Vivo en con la misma buena conciencia que mi abuelo Holguín Bonó me inculcó, siento que puedo mirar hacia atrás empezando por el día que nací allá a la orilla del Jaya, en una calle pequeñita llena de olores, cerca del mercado y decir: puedo defender mi honra con gallardía y honor. Ninguno de los perros puede decirlo y ellos lo saben y eso me basta. Cada uno es uno mismo y su conciencia. He soportado muchos amos y demasiados perros y sigo aquí idéntico en esencia, con dos cartones para recoger la mierda que me tiran en el frente y una boca y dos manos para decir y escribir que el amo que manda a su perro a cagar en mi casa es el culpable y es un burdo protector de corruptos porque si los manda a cagar en mi frente es porque lo que digo es la verdad y sólo por eso. Porque tengo la razón y hay amos que nos está llenando de mierda humana el país.

Nota: hay perros que son cerdos cimarrones que empinan con sus mentones para gobernar la mentira y el resentimiento ciertas mañana de un país que merece una prensa más seria y basada en hechos concretos y no el bolsillo que paga la basura que de su boca sale.