No es perfecta mas se acerca….


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Uno de los grandes problemas de los diálogos que se han realizado en el país es que llegan a conclusiones que no son satisfactorias para las partes y todos quedan insatisfechos, por lo que ante cualquier oportunidad pelean por volver a la posición anterior.

Una manera de conjurar ese monstruo es haciéndole caso a Roger Fisher, William Ury y Bruce Patton, que en su texto “Sí... de acuerdo. Cómo negociar sin ceder”, sostienen: “cualquier método de negociación puede ser juzgado equitativamente por medio de tres criterios: debe producir un acuerdo sabio y prudente, si es que ese acuerdo es posible; debe ser eficiente y debería mejorar o por lo menos no dañar, la relación existente entre las partes”. Nunca ha sido más actual este libro ni más importante este consejo.

Los autores identifican cuatro etapas de las negociaciones: 1) preparar, 2) negociar, 3) revisar y evaluar y 4) pactar y comprometerse. En el pasado se han llevado a cabo las primeras tres etapas y donde más se ha fallado ha sido en cumplir lo pactado. Quizás porque los negociadores han querido abarcar más de lo que pueden. Otro de los grandes problemas de los diálogos es que muchas veces los interlocutores crean grandes expectativas. Como si el diálogo fuera a resolver todos los problemas nacionales de una vez y por todas. Hay quienes reclaman que se incluyan temas en la agenda como el problema energético a la necesidad de un plan nacional de desarrollo, desde la ecología a la consideración del dominó como deporte nacional. La mejor forma de hacer fracasar un diálogo es colocando objetivos que sobrepasen las posibilidades de los actores.

Los participantes de los dialogos, sean partidos u organizaciones de la ciudadanía deben darse objetivos modestos, pero también deben comprender el verdadero poder que tienen cada uno de los participantes. Si el diálogo tiene éxito en esa meta, entonces se procede a avanzar más allá. Hay que recordar lo que dice la sabiduría popular: “no se puede ir con mucha sed a la tinaja”.

En ese sentido podemos asumir como una exitosa experiencia los acuerdos llegados por el principal partidos de la oposición, el PRM, y el partido oficial en el Congreso Nacional para lograr una ley de partido, que si bien no es perfecta, se acerca a lo que necesita el sistema político.

Esta ley de partido rige una parte importante del proceso electoral, lo que llaman precampaña, es decir el proceso de elección de las candidaturas dentro de los partidos.

Reduce substancialmente el llamado transfuguismo. La ley también reduce las posibilidades de que un partido tenga injerencia en otro, o en las elecciones de otro.

Obliga a los partidos a crear y mantener actualizado un padrón  o registro de militantes el cual deberá ser entregado cada año a la Junta Central Electoral.

Establece y amplia los derechos de los afiliados.

Manda que  la Junta Central Electoral  cree  La Unidad Especializada de Control Financiero de los Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, la cual fiscalizará  el uso de  los recursos del Estado que reciban los partidos políticos a través de este mismo Organismo. Ver Artículo 66 y 67

Coloca controles a los gastos, por ejemplo, en las Presidenciales: no se puede gastar más RD$70 pesos por electores hábiles inscrito en el Registro  Electoral a nivel nacional. En las Congresuales: no más RD$60 pesos por electores hábiles inscrito en el Registro  Electoral por provincia o circunscripción correspondiente; y en las Municipales: no más RD$50 pesos por electores hábiles inscrito en el Registro  Electoral a nivel municipal. Y en el caso de los regidores, serían RD$25 pesos.  Ver artículo 42.

Regula  la propaganda de la campaña interna de los Partidos Políticos. Artículos 43 y 44

Establece cuotas para las mujeres, la cual no será menor de un 40%, y para jóvenes que serán de un 10%. Artículo 53 y 54

Contiene lo relativo al sistema de sanciones administrativos y penales, con multas que van desde cinco  hasta cien salarios mínimos, de conformidad con la gravedad del caso.  Así como prisión de 3 a 6 meses e inhabilitación para ser candidato para posiciones de elección popular. Ver artículos 78 al 80.

Cuando el Presidente Medina envió aquella carta al Congreso Nacional y llamó al diálogo para aprobar Ley de Partidos, y dejó claro que estaba dispuesto a negociar, como en efecto ocurrió, y lograr una ley satisfactoria para la mayoría, estaba aplicando estos principios que reconocemos.

Los insultos, el no reconocimiento del interlocutor, las acusaciones en nada ayudan al dialogo político y menos a lograr una ley de partido posible.

Mucho menos las actitudes de algunas organizaciones civiles, que creen que si las cosas no salen como ellas desean, son malas.

La experiencia de la ley de partidos, debería repetirse con las reformas electorales y el proyecto de Ley Orgánica del Régimen Electoral.

Y los diversos actores no deben olvidar que “cualquier método de negociación puede ser juzgado equitativamente por medio de tres criterios: debe producir un acuerdo sabio y prudente, si es que ese acuerdo es posible; debe ser eficiente, y debería mejorar o por lo menos no dañar, la relación existente entre las partes”.


Ramón Tejada Holguín
Texto del Podcast por @Super7FM
Lunes 3 de septiembre de 2018