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Hay carros de carrera que pasan de 0 a
100 kilómetros por hora en segundos, por lo que llegan más rápido a la meta que
se han propuesto.
Hay quienes parecen creer que las
políticas públicas, por ejemplo, una política migratoria, deben ser como los
carros de carrera.
Hay quienes piden que se pase de la
ausencia total de reglas, normas y leyes en materia migratoria, a la solución
total del problema, en tiempo récord.
Eso es imposible: no pueden resolverse
cien años de desorden e inequidad en 6 años de gobierno. Además, 6 años no son
culpables de lo ocurrido en cien años.
El beneficio de la rapidez del carro de
carrera tiene un costo en eficiencia y sostenibilidad, va rápido pero contamina más y es muy caro.
La definición y ejecución de una política
pública migratoria implica una inversión en recursos de todo tipo: monetarios,
políticos, sociales e intelectuales.
A propósito hay quienes dicen que la
política migratoria en el país ha fracasado. Y mal utilizan datos de la
Encuesta Nacional de inmigración (ENI 2017) para afirmarlo.
Por ejemplo, el caso de la apatridía. Es
totalmente falso que la ENI-2017 haya documentado la apatridia, esa no es más
que una interpretación que va más allá de los datos de la encuesta, tampoco la
ENI-2017 ha demostrado el fracaso del Plan Nacional de Regularización de
Extranjeros.
Pobre ENI, la tienen como la arepa. Unos
la niegan y otros la usan para justificar criticas sin bases a la política
migratoria.
En primer lugar en los datos
suministrados de la ENI-2017 se establece que hay 253 mil 255 hijos o de ambos
padres o uno de los padres de origen haitiano. A un genio se le ocurrió decir
que todos estos descendientes de inmigrante del país vecino son apátridas.
Los datos de la encuesta publicados no
dicen si tienen o no actas de nacimientos, o cualquier documento sea del país
de origen de sus padres o del país de residencia.
Hay que notar que muchos de esos hijos e
hijas pueden tener "sus papeles", debido a diversos programas que se
han llevado a cabo.
En segundo lugar si uno de los padres es
dominicano le corresponde la nacionalidad de manera automática, por lo tanto no
sería apátrida, porque ese padre o madre puede haberlo declararlo.
En tercer lugar si ambos padres son
haitianos, y al menos uno está regularizado (o sea tiene papeles) pueden
declarar a sus hijos.
Finalmente en ninguna parte del informe
de la ENI-2017 que se dio a conocer se establece que esas personas no tienen
documentos o se les haya negado.
Así que en la ENI-2017 no se documenta
apatridia, eso es una interpretación y esa interpretación, sin base en los
datos, es muy discutible, pero muy discutible. Además es una interpretación,
que se iguala a salir a decir que los datos dicen algo que no dicen, una
interpretación que no le hace un favor a una encuesta de esa magnitud y
elaborada con tanto rigor técnico.
Lo peor es quienes sabiendo que venimos
de la ausencia total de una política migratoria a ir perfilando un mayor
control fronterizo, estableciendo un plan de regularización y teniendo reglas
cada vez más claras para la estadía de las personas extranjeras en el país,
salen a criticar lo actual con el argumento de que no ha sido solucionado el
problema.
Cuando se analiza la ejecución de una
política pública no debe verse "si pasa de cero al final de la meta en
tiempo récord". Es decir si soluciona el problema.
Debe verse si va por el camino correcto,
si está teniendo frutos, si resuelve problemas previamente existentes y el cómo
los resuelve.
El carro de carrera se evalúa por el
motor y su nivel de consumo de combustible, pero es más contaminante.
A la política pública que busca
solucionar un problema, no debe echársele en cara el pasado que precisamente
esa política quiere solucionar.
Preguntas como:"¿Porqué no lo
hicieron antes?", son perniciosas para la nueva política pública. Debemos
celebrar que se hace ahora, y juzgar a los actuales por sus hechos actuales.
No es que olvidemos la historia, es que
la coloquemos en el contexto. No es que obviemos el diagnóstico, es que no
metamos a todo el mundo en el mismo saco y terminemos culpando a quienes
trabajan en la solución del problema.
Los y las ejecutores de políticas
públicas son personas con sentimientos, que funcionan con estímulos, negativos
y positivos.
Hay siempre que felicitar las cosas
correctamente hechas, así como denunciar y enfrentar las mal hechas.
Felicitar y defender lo bien hecho
estimula a ejecutores a mejorar y los coloca en ventaja frente a quienes son
adversarios de esa política. Empoderan a lo ejecutores, y le permiten ir cada
vez más allá.
Las criticas sustentadas ayudan a mejorar
efectivamente las políticas públicas.
Pero, pedirle a una política pública que
sea como un carro de carrera, que pasa de 0 a 100 km/h en segundos, puede
provocar el fracaso porque es muy difícil solucionar 100 años de descuido e
inequidad en seis años de gobierno.
Ramón Tejada Holguín
17 de Septiembre de 2018
Poscast por la Super 7 FM