Las demandas, protestas y movimientos ocurridas en los últimos
dos años no son homogéneas, de similares reclamos, y con fuerzas o capacidades iguales
para hacerse sentir. Basta mirar el enjambre de organizaciones y grupos
ciudadanos que exigen algún tipo de acción gubernamental sobre diversos temas.
Si bien en su mayoría son
grupos de bases cuyas protestas y necesidades apenas tienen eco en las
clases medias, porque los más escuchados están en las zonas urbanas y son
quienes tienen acceso a los medios de comunicación y redes sociales.
Para muchos las redes sociales virtuales son válvulas que
aligeran la presión, son desahogo exquisito que hace llevadero el día y la
política. Una cosa pasa en las redes y otras en las necesidades perentorias de
la ciudadanía en su conjunto.
El 22 % de las demandas de estos dos años se relaciona con obras
físicas, es decir caminos vecinales, carreteras, alcantarillados y otros. En
segundo lugar se ubica el tema salarial con 10 % y Medio Ambiente se ubica como
el tercer aspecto más demandado. Esto debido sobre todo al tema de Loma Miranda
y el debate de si puede o no ser explotada, y lo referente a la Barrick Gold. En
cuarto lugar el tema salud con 6 %. En
quinto lugar se tienen seguridad ciudadana y agua potable, ambos con 5 %. En
sexto energía eléctrica y educación con cerca de 4 %. Temas con bajo
porcentajes son: migración, seguridad social, acciones contra corrupción,
justicia y derechos humanos.
Algunas tienden a agotarse en lo local (por eso es mayor la
demanda de obras físicas), y son más que nada forma de llamar la atención al
mandatario sobre los problemas del entorno de los grupos de base. Precisamente el
45 % de las demandas y reclamos se dirige al Presidente a pesar de que muchos
de esos reclamos tienen que ver con las autoridades municipales, y en algunos
casos con empresas transnacionales.
Era de esperarse que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones
– MOPC- fuera la segunda institución a la que se le dirige un mayor porcentaje
de reclamos, con 12 %. Aunque, como vimos, muchos de los reclamos de obras de
infraestructura que se hacen corresponden a los cabildos. La gente la pide al
MOPC
Le sigue el Ministerio de Educación con 6 %.
Hay una diversidad de organizaciones y grupos heterogéneos y
dispersos que tienen demandas especificas, pero no se observa un proceso que
busque articularlas y hacerlas más efectivas. Ni una agrupación política que las
asuma y represente.
Los grupos ligados al empresariado, y la clase media con acceso
a los medios (escritos, digitales, televisivos y redes ) ubicados en las zonas
urbanas dejan escuchar su voz en esos medios y son escuchados por quienes
tienen acceso a ellos.
Por eso, muchas personas creen que sus demandas son las más
sentidas y necesarias. Por eso el cobro de impuesto a las ventas por internet
se analizó como si marcara el posible descenso de la aceptación del presidente.
Pero, no ha sido así.
Y no ha sido así. Porque quienes SOMOS afectados por la medida
tenemos acceso a la prensa y las redes sociales, pero somos pocos.
El sector que menos acceso a la prensa y los medios electrónico
tiene evidencia niveles de satisfacción importantes con el Presidente. Y se
expresa a través de las demandas y protestas y recibe respuesta a través de
acciones puntuales gubernamentales.
En ese sector se inscriben asociaciones, cooperativas y grupos
diversos del mundo rural, que han sentido un presidente cercano, con el cual pueden interactuar y que satisface
sus reclamos. Estimulando su asociatividad y sus actividades económicas, a
través de las visitas sorpresas.
En el mundo urbano hay grupos que perciben que el gobierno
actual es capaz de dialogo, accesible. Basta pensar en lo ocurrido con Bahía de
las Águilas, la forma en que se ha dado respuesta al reclamo del 4% del PIB a
la educación..
Y a la percepción de que no se cumpliría con la meta de entregar
el 4%.
En las decisiones tomadas ha estado de por medio una sopesada
evaluación de las demandas legitimas de un sector de la ciudadanía.
Por eso, hay que tener cuidado a la hora de evaluar los
movimientos de protestas y reclamos dominicanos y asumir que son "contra
el gobierno".
Basta observar que durante estos dos años el presidente ha
mantenido un nivel de aceptación cercano a 80 %, teniendo picos de hasta 90 % de
aceptación, como pasó en febrero (luego del anuncio del acuerdo con Barrick
Gold) y en noviembre del año pasado.
Hay que estar claro que vivimos en una nación de grandes déficit
sociales y económicos, de estructurales defectos institucionales e infinitas
necesidades y de participación no satisfechas. Y de una ciudadanía que oscila
entre la apatía y el hiperactivismo.
Y es ahí en donde hay que observar las protestas y demandas más
de cerca, incluso construyendo un marco de análisis de las mismas, que nos
permita verlas en todas sus dimensiones:
1. Hay una dimensión política de las protestas, en especial las
tradicionales propiciadas por FALPO y otros grupos.
2. Hay una dimensión de chantaje: basta observar lo que hacen
actores como las organizaciones y empresas choferiles.
3. Hay una dimensión de reclamo histórico de grupos
tradicionalmente relegados, con legitimas demandas insatisfechas.
4. Hay una dimensión de sectores que se les hace difícil
reconocer los pasos positivos, a veces lentos, a veces rápidos que marchan
hacia una mejor sociedad. Sectores ligado a un cierto pesimismo intelectual,
pero que carecen del optimismo de la voluntad.
5. Y siempre habrá movimientos sociales que reclamen
legítimamente que se atiendan algunas de esas demandas llamadas estructurales. Demandas
que no se satisfacen en un santiamén. Por lo que lo que importa es saber si se
dan los pasos hacía esa satisfacción. Ej: Educación
En conclusión sostengo que el actual gobierno es permeable a las
necesidades ciudadanas, expresadas por las respuestas positivas a demandas de
algunos movimientos sociales. Y cuando hay respuestas, hay también una
tendencia a realizar mayor demandas, porque se estima que existe la posibilidad
de ser escuchado. No es casual el énfasis del gobierno en las obras físicas, en
los caminos vecinales, en las carreteras, en dotar a grupos vulnerables como la
gente de la Barquita, Boca Cachón y los desalojados de Gas cue.
Ramón Tejada Holguín.
Texto elaborado para este reportaje: