En el artículo anterior sostuve que es necesario la participación política de la ciudadanía y en particular de la juventud de ambos sexos. Algunas personas me señalaron que la gente no vota por las opciones diferentes, lo que evidencia lo difícil que es construir lo nuevo. Sí, la construcción de una sociedad más democrática es difícil, pero es factible, e implica sacrificio y claridad de miras y metas. ¿Porqué no cuajan las opciones "alternativas"? Habría que hacer un análisis de cada caso; pero creo que hay algunos aspectos comunes a los diversos intentos que se han realizado.
El personalismo emerge como el gran obstáculo y el principal error. Hay quienes salen un par de veces en televisión, se le hacen tres preguntas cada cierto tiempo, y se plantean como posibles candidatos presidenciales y líderes de movimientos que sólo han llegado a unos cuanto amigos y conocidos. Muchos de ellos se hacen parte del estatus, emulando a los caudillos desaparecidos, no han entendido que ese vacío es imposible de ser llenado, aunque hayan personas que se esfuerzan vanamente en venderse como la reencarnación de uno de los tres, o de los tres. Abandonen tal empeño, porque de la mente de dirigente alguno saldrá la capacidad de manipulación de las masas y la sociedad de Balaguer, la de encantamiento de Peña Gómez o la de conducción de Bosch. Tampoco es saludable para la democracia dominicana seguir tras las huellas de cadáveres, sean o no cadáveres exquisitos. Han muerto lo caudillos, no necesitamos otros.
Empezar el edificio desde la azotea es otro de los errores típicos. Una organización que carece de: 1) liderazgos locales, 2) experiencias en el plano de elecciones locales, y 3) manejo de conflictos en grandes organizaciones, de repente se prepara para competir por la presidencia de la República. Sencillamente imposible. Además, la conformación de alternativas electorales enraizadas en las masas conlleva años de duro y arduo trabajo, y de dedicación a tiempo completo a la actividad de construcción colectiva.
Quizás el peor de los errores que cometen las opciones que "desean emerger" es no entender que para ser opción electoral, no se puede ver la política como si todo se resumiera en las elecciones o cual si hacer política es actividad de fin de semanas. Paradójico, ¿no? Una organización o liderazgo que desea ser asumida como opción que compite con posibilidades de éxito en el mercado político debe ser capaz de acompañar a las personas y las organizaciones en sus demandas cotidianas, demostrando que puede ser capaz de tener éxitos en la lucha reivindicativa, que es capaz, además, de reconocer los aciertos de las autoridades electas (tanto locales como nacionales), y de presentar opciones alternativas y viables, debe construir la organización en el día a día de los movimientos sociales, de las masas, de las personas, del empresariado y no sólo en los procesos electorales.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe y Perspectiva Ciudadana
21 de septiembre 2010