Alicia persigue un conejito blanco por vericuetos inenarrables: en el trayecto descubre un país de maravillas que ella transforma y a ella la transforma. Demandar la construcción de una sociedad democrática es igual: se construye la democracia y el trayecto nos descubre nuevos espacios para la acción colectiva. Alcanzar la meta es el fin del relato, pero el relato social es interminable. Desde el País de Alicia es mi persecución del conejito de la democracia, en este país de ambiguas maravillas.
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¿Será que la elite política, social y económica de la sociedad dominicana tiene el síndrome del cangrejo? ¿Será que se desesperan y no dan tiempo para que los cambios legales y constitucionales muestren sus hermosos frutos? Un análisis desapasionado de la separación de las elecciones revela que tuvo efectos positivos para el sistema político, y que su impacto negativo (lo costoso de las campañas y el constante sobresalto electoral) podía resolverse con mayor nivel de regulación y responsabilidad. Antes de decir que me equivoco, te pido que revises los datos y argumentos que ofrezco a continuación.
Las primeras elecciones congresuales y municipales se realizaron en el 1998, la abstención general fue de 47%, mientras que en las presidenciales ronda el 30%. En un país presidencialista es normal que una mayor cantidad de personas votantes asistan a las urnas en la presidenciales. Si demuestro que en la congresuales y municipales se reduce la abstención, ¿no sería un indicador de que la separación tiene efecto positivos para la competencia electoral y que podría ayudar al surgimiento de nuevos liderazgos, con la ventaja de que estos nuevos liderazgos van escalando desde los puestos electivos municipales, a los congresuales y quién sabe si puedan llegar a presidentes o presidentas con experiencias previas de gestión pública importante?
Pues sí, en sentido general la abstención se reduce en las congresuales y municipales: pasó de 47% en el 1998 y el 2002, a poco menos de 42% en el 2006. Dirás que este aumento puede motivarse en el aumento del clientelismo local y congresual. Te daré pruebas de que en algunas zonas significa que se fortalecen los liderazgos locales. Miremos este asunto a través de dos ejemplos, la pregunta es ¿ en unos lugares el clientelismo es la explicación del aumento de votantes, y en otros lo es un mayor nivel de identificación con los liderazgos locales?
Para nadie es un secreto que el clientelismo provincial lo encarna Amable Aristy Castro, en La Altagracia. En esa provincia la abstención pasó de 38% en el 2002 a 45% en el 2006. Podemos decir que el caciquismo de Amable desencanta a los votantes y a pesar de que a nivel general la abstención se reduce, en la provincia La Altagracia aumenta.
Observemos a Villa González, en donde desde mediados de los noventa se usan los mecanismos de gestión municipal más interesantes, como los presupuestos participativos. La abstención pasó de 42% en el 1998 a 39% en el 2002 y su nivel de abstención en el 2006, fue parecido a las presidenciales (30%). Si bien las tres elecciones municipales han sido ganadas por el partido al que pertenece el síndico con el cual se inició el proceso de fortalecimiento del poder local, el partido que queda en segundo lugar defiende los instrumentos aplicados y también ha visto aumentar su número absoluto de votantes. Es decir que la competencia electoral en ese municipio es mayor, y se basa en la defensa de instrumentos democráticos de gestión municipal. Con el cambio constitucional las presidenciales se realizarán con tres meses de diferencia de la municipales: de seguro se verán contaminadas por ellas, y el efecto positivo de la separación se reducirá.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
10 Mayo 2010
El síndrome del cangrejo
¿Será que la elite política, social y económica de la sociedad dominicana tiene el síndrome del cangrejo? ¿Será que se desesperan y no dan tiempo para que los cambios legales y constitucionales muestren sus hermosos frutos? Un análisis desapasionado de la separación de las elecciones revela que tuvo efectos positivos para el sistema político, y que su impacto negativo (lo costoso de las campañas y el constante sobresalto electoral) podía resolverse con mayor nivel de regulación y responsabilidad. Antes de decir que me equivoco, te pido que revises los datos y argumentos que ofrezco a continuación.
Las primeras elecciones congresuales y municipales se realizaron en el 1998, la abstención general fue de 47%, mientras que en las presidenciales ronda el 30%. En un país presidencialista es normal que una mayor cantidad de personas votantes asistan a las urnas en la presidenciales. Si demuestro que en la congresuales y municipales se reduce la abstención, ¿no sería un indicador de que la separación tiene efecto positivos para la competencia electoral y que podría ayudar al surgimiento de nuevos liderazgos, con la ventaja de que estos nuevos liderazgos van escalando desde los puestos electivos municipales, a los congresuales y quién sabe si puedan llegar a presidentes o presidentas con experiencias previas de gestión pública importante?
Pues sí, en sentido general la abstención se reduce en las congresuales y municipales: pasó de 47% en el 1998 y el 2002, a poco menos de 42% en el 2006. Dirás que este aumento puede motivarse en el aumento del clientelismo local y congresual. Te daré pruebas de que en algunas zonas significa que se fortalecen los liderazgos locales. Miremos este asunto a través de dos ejemplos, la pregunta es ¿ en unos lugares el clientelismo es la explicación del aumento de votantes, y en otros lo es un mayor nivel de identificación con los liderazgos locales?
Para nadie es un secreto que el clientelismo provincial lo encarna Amable Aristy Castro, en La Altagracia. En esa provincia la abstención pasó de 38% en el 2002 a 45% en el 2006. Podemos decir que el caciquismo de Amable desencanta a los votantes y a pesar de que a nivel general la abstención se reduce, en la provincia La Altagracia aumenta.
Observemos a Villa González, en donde desde mediados de los noventa se usan los mecanismos de gestión municipal más interesantes, como los presupuestos participativos. La abstención pasó de 42% en el 1998 a 39% en el 2002 y su nivel de abstención en el 2006, fue parecido a las presidenciales (30%). Si bien las tres elecciones municipales han sido ganadas por el partido al que pertenece el síndico con el cual se inició el proceso de fortalecimiento del poder local, el partido que queda en segundo lugar defiende los instrumentos aplicados y también ha visto aumentar su número absoluto de votantes. Es decir que la competencia electoral en ese municipio es mayor, y se basa en la defensa de instrumentos democráticos de gestión municipal. Con el cambio constitucional las presidenciales se realizarán con tres meses de diferencia de la municipales: de seguro se verán contaminadas por ellas, y el efecto positivo de la separación se reducirá.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
10 Mayo 2010
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Hehehe que interesantisimo esta tu entrada! saludos y te invito a mi blog nocturno.
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