Rápido se suceden los procesos políticos. No bien comienza a cuajar una tendencia en el sistema de partidos y un repentino ventarrón arrasa sus cimientos. Todo lo que es sólido se desvanece en el aire como diría el viejo barbudo alemán. El movimiento es vertiginoso y las tendencias no llegan a fortalecerse cuando todo se resignifica de nuevo.
En apariencia, la sociedad dominicana avanzaba hacia una reconfiguración del sistema político y de partidos, con el PLD como centro del universo. Sólo este partido se presentaba fuerte y en expansión, mientras que las otras dos grandes formaciones políticas del sistema parecían ir en una pendiente hacia la vanalización política y en retroceso hacia formas caciquiles que lo sumían en querellas intestinas interminables. Las reyertas internas obnubilan los ojos de las direcciones y les impiden ver la sociedad como un todo y entender los cambios que en ella se evidencian.
El PRD se enfrasca en una competencia por la nominación presidencial, dejando atrás las preguntas que debe responder antes de pensar en candidaturas: ¿Cuáles fueron las causas de las estrepitosas derrotas del 2004 y el 2006? ¿Cómo pudo salir del espíritu de las masas el sentimiento perredeísta? ¿Cómo es que ya nadie habla del socialismo democrático y Peña Gómez, en el mejor de los casos, es una foto en alguna oficina olvidada? ¿Cómo pudo quedarse intacta la dirección que comandó las tropas derrotadas? ¿Qué oferta puede hacerle el PRD a la sociedad dominicana del siglo XXI? ¿Cuáles son sus fortalezas y cuáles las debilidades de los otros partidos con los que compite?
En el PRSC los señores feudales que Balaguer juntó y convirtió en su instrumento para llegar al poder, no han podido constituirse en un partido moderno que entienda los nuevos desafíos y algunos hacen acuerdos con el rico y otrora poderoso PPH, o con el PLD reconvertido en partido “atrápalotodo” o formando nuevas organizaciones, nacidas para ser satélites del mejor postor. Hay sus excepciones, claro. Uno de los potenciales candidatos a ser nominado para la presidencia de la República por el PRSC se burla del sistema electoral, de la democracia y de la ciudadanía consciente: Amable Aristy Castro tiene tres periodos consecutivos que renuncia a la curul que gana con mañas clientelares para ocupar un puesto en la Liga Municipal Dominicana que le permite andar orondo en Hummer y Helicóptero.
¿Algo nuevo entre los partidos pequeños en términos de su desempeño electoral? Son pequeños y el calificativo no es peyorativo es descriptivo. ¿Se preguntarán algunos de ellos porque tienen más de 20 años siendo pequeño y pretendiendo ser llamados “emergentes”? La mayoría de los partidos con menos peso electoral se comportan como lunas que giran alrededor del PLD o el PRD. Hay pocas esperanzas de algo nuevo, y para mayores males carecemos de una necesaria opción organizada de izquierda democrática. Algo más que necesario en países con los niveles de desigualdad de una nación como la nuestra.
En ese contexto el PLD se ve como el dragón, en el sentido chino, que puede usar su fuego para construir lo nuevo, para apostar con vigor por el fortalecimiento real de una democracia sostenida y sustentable o destruir de manera clientelar el poquito nivel de ciudadanía existente en la nación o simplemente mantener lo existente por miedo a comprometerse. Pero, la Política es compromiso con algo, el político que apuesta a perdurar ha de tener una visión y proyecto societal y trabajar para hacerlos realidad.
De la caída libre de los otros partidos, emerge el PLD como la opción que impide el colapso del sistema de partidos. Si bien no responde a las expectativas de las grandes masas, en términos de políticas sociales y combate a la pobreza, por ejemplo, se mantiene por ausencia de opciones e incapacidad de construcción de lo nuevo en los otros partidos del sistema y entre las elites intelectuales. Debemos autocriticarnos todos.
El clientelismo y el principio de inercia sostienen en sus hombros el actual liderazgo peledeista. Pero, ahora enfrenta un reto enorme, el de de procesar un conflicto interno entre quién ha tenido el mando organizativo del partido y quien tiene el favor de las masas. Le pasó lo que casi siempre pasa cuando sólo hay un partido fuerte en el sistema político: que la competencia más radical por la presidencia es interna, y el enfrentamiento interno radical debilita el partido y le hace descuidar los asuntos de gobierno. Así, en su autismo y preocupación interna deteriora su relación con la ciudadanía en general y la inercia que en principio le sostiene, se convierte en su enemigo. No responde ni mínimamente a las demandas ciudadana. Su autismo lo obnubila y cree tener el control de unas masas, que hace muy poco pertenecía a otro partido y cuyo autismo también lo hizo perderse en el limbo interno.
El frágil sistema político dominicano se tambalea por una lucha interna, porque en el conflicto entre Leonel y Danilo no sólo se está jugando la estabilidad interna del PLD, sino la estabilidad misma del sistema de partidos: la lucha es dentro del único partido que aparentaba estar fuerte y la lucha lo debilita. Hay un nuevo espacio para opciones, entre las que deben incluirse líderes mesiánicos y el autoritarismo. Y eso es lo preocupante, la ausencia de opción democrática. ¿Quiénes están, ahora, mejor equipados para irse constituyendo en la opción que salga fortalecida de esta lucha fatricida?
Ramón Tejada Holguín
Una versión corta fue publicada en El Caribe
16 de Noviembre de 2006
En apariencia, la sociedad dominicana avanzaba hacia una reconfiguración del sistema político y de partidos, con el PLD como centro del universo. Sólo este partido se presentaba fuerte y en expansión, mientras que las otras dos grandes formaciones políticas del sistema parecían ir en una pendiente hacia la vanalización política y en retroceso hacia formas caciquiles que lo sumían en querellas intestinas interminables. Las reyertas internas obnubilan los ojos de las direcciones y les impiden ver la sociedad como un todo y entender los cambios que en ella se evidencian.
El PRD se enfrasca en una competencia por la nominación presidencial, dejando atrás las preguntas que debe responder antes de pensar en candidaturas: ¿Cuáles fueron las causas de las estrepitosas derrotas del 2004 y el 2006? ¿Cómo pudo salir del espíritu de las masas el sentimiento perredeísta? ¿Cómo es que ya nadie habla del socialismo democrático y Peña Gómez, en el mejor de los casos, es una foto en alguna oficina olvidada? ¿Cómo pudo quedarse intacta la dirección que comandó las tropas derrotadas? ¿Qué oferta puede hacerle el PRD a la sociedad dominicana del siglo XXI? ¿Cuáles son sus fortalezas y cuáles las debilidades de los otros partidos con los que compite?
En el PRSC los señores feudales que Balaguer juntó y convirtió en su instrumento para llegar al poder, no han podido constituirse en un partido moderno que entienda los nuevos desafíos y algunos hacen acuerdos con el rico y otrora poderoso PPH, o con el PLD reconvertido en partido “atrápalotodo” o formando nuevas organizaciones, nacidas para ser satélites del mejor postor. Hay sus excepciones, claro. Uno de los potenciales candidatos a ser nominado para la presidencia de la República por el PRSC se burla del sistema electoral, de la democracia y de la ciudadanía consciente: Amable Aristy Castro tiene tres periodos consecutivos que renuncia a la curul que gana con mañas clientelares para ocupar un puesto en la Liga Municipal Dominicana que le permite andar orondo en Hummer y Helicóptero.
¿Algo nuevo entre los partidos pequeños en términos de su desempeño electoral? Son pequeños y el calificativo no es peyorativo es descriptivo. ¿Se preguntarán algunos de ellos porque tienen más de 20 años siendo pequeño y pretendiendo ser llamados “emergentes”? La mayoría de los partidos con menos peso electoral se comportan como lunas que giran alrededor del PLD o el PRD. Hay pocas esperanzas de algo nuevo, y para mayores males carecemos de una necesaria opción organizada de izquierda democrática. Algo más que necesario en países con los niveles de desigualdad de una nación como la nuestra.
En ese contexto el PLD se ve como el dragón, en el sentido chino, que puede usar su fuego para construir lo nuevo, para apostar con vigor por el fortalecimiento real de una democracia sostenida y sustentable o destruir de manera clientelar el poquito nivel de ciudadanía existente en la nación o simplemente mantener lo existente por miedo a comprometerse. Pero, la Política es compromiso con algo, el político que apuesta a perdurar ha de tener una visión y proyecto societal y trabajar para hacerlos realidad.
De la caída libre de los otros partidos, emerge el PLD como la opción que impide el colapso del sistema de partidos. Si bien no responde a las expectativas de las grandes masas, en términos de políticas sociales y combate a la pobreza, por ejemplo, se mantiene por ausencia de opciones e incapacidad de construcción de lo nuevo en los otros partidos del sistema y entre las elites intelectuales. Debemos autocriticarnos todos.
El clientelismo y el principio de inercia sostienen en sus hombros el actual liderazgo peledeista. Pero, ahora enfrenta un reto enorme, el de de procesar un conflicto interno entre quién ha tenido el mando organizativo del partido y quien tiene el favor de las masas. Le pasó lo que casi siempre pasa cuando sólo hay un partido fuerte en el sistema político: que la competencia más radical por la presidencia es interna, y el enfrentamiento interno radical debilita el partido y le hace descuidar los asuntos de gobierno. Así, en su autismo y preocupación interna deteriora su relación con la ciudadanía en general y la inercia que en principio le sostiene, se convierte en su enemigo. No responde ni mínimamente a las demandas ciudadana. Su autismo lo obnubila y cree tener el control de unas masas, que hace muy poco pertenecía a otro partido y cuyo autismo también lo hizo perderse en el limbo interno.
El frágil sistema político dominicano se tambalea por una lucha interna, porque en el conflicto entre Leonel y Danilo no sólo se está jugando la estabilidad interna del PLD, sino la estabilidad misma del sistema de partidos: la lucha es dentro del único partido que aparentaba estar fuerte y la lucha lo debilita. Hay un nuevo espacio para opciones, entre las que deben incluirse líderes mesiánicos y el autoritarismo. Y eso es lo preocupante, la ausencia de opción democrática. ¿Quiénes están, ahora, mejor equipados para irse constituyendo en la opción que salga fortalecida de esta lucha fatricida?
Ramón Tejada Holguín
Una versión corta fue publicada en El Caribe
16 de Noviembre de 2006