1. De lo irreparable
La novela Delirio1, de Laura Restrepo, parece ser la historia de algo irreparable que le ha ocurrido a Agustina. Lo dice Aguilar, su hombre: "Supe que había sucedido algo irreparable en el momento en que un hombre me abrió la puerta de esa habitación de hotel y vi a mi mujer sentada al fondo, mirando por la ventana de muy extraña manera"2. Pero, esa es la apariencia, la novela va más allá de Agustina. Lo irreparable le ha ocurrido a toda una nación que se encuentra fragmentada y cuyo imaginario de futuro son los émulos de Pablo Escobar convertidos en las figuras cimeras de la empresa privada.
Lo irreparable le ocurrió a Colombia, y la verdad que no sólo a Colombia. Ocurre en el seno de ese tipo de familia en la que el patriarcado quiere imponer, a sangre y fuego, una visión única de la realidad.
Lo irreparable le ha ocurrido al entorno que rodea a todos los actores del drama colombiano y que Agustina lo ve de muy extraña manera desde la ventana de esa habitación de hotel, pero Laura Restrepo lo observa muy claramente y lo cuenta con donaire, inteligencia y suspense desde este delirio de novela.
2. De la novela
Es una experiencia tan vivida, la que se nos cuenta en Delirio, que habrá quien afirme que es una novela en la que hay al menos una pizca de autobiografía. Pero, eso es intrascendente. Como escribió Milan Kundera en "La insoportable levedad del ser": "Una novela no es una confesión del autor, sino una investigación sobre lo que es la vida humana dentro de la trampa en que se ha convertido el mundo"3.
Restrepo indaga esos aspectos de las acciones humanas que algunos cientistas sociales desdeñan, antes de evidenciarse incapaces de estudiarlos en todo su esplendor. La novela navega por los intersticios de la realidad a los cuáles las ciencias sociales tradicionales desdeñan incorrectamente.
Este tipo de novela no es ni simple evasión ni petulante panfleto. Es intento de ubicar a sus protagonistas en un tiempo y un momento específico, al cual pertenece la autora, el cual define la actual alma humana colombiana, la que a su vez redefine el momento e impacta de lleno en la familia de Agustina y del Bichi. Es simplemente el deseo de uno ubicarse en la época, el mundo o la trampa, ¿la familia?, en que les ha tocado socializarse, de adaptarse a un mundo feroz por las cuatro esquinas.
Para conocer una sociedad no basta leer un lucido ensayo que nos explique las relaciones macrosociales, macroeconómicas y macropolíticas. Hay que mirar, también, al hombre y a la mujer en su cotidianidad: en toda la magnificencia y mezquindad del entorno familiar. Hay que interesarse por lo humano, aunque esta frase suene a cliché… quizás la vida misma es un gran cliché. Hay que indagar sobre cómo pueden sobreviven los hombres y las mujeres comunes en el seno de una sociedad devastada por el temor, y deshilándose las costuras de la cohesión social, ¿quién construye a quién, la familia a la violenta Colombia o Colombia a la rígida familia?
De eso nos habla Laura Restrepo, de cómo se sobrevive en la selva humana que es la Bogota aterrorizada por Escobar y sus secuaces. Pero, también de los malabares que deben hacer los hijos para encontrar sus caminos en el seno de familias estructuradas de manera autoritaria y castrante.
3. De lo humano
No se trata de ver el mundo como lo harían economistas que no les interesan las relaciones microsociales, por lo que observan a los seres humanos desde un Olimpo pedante, cual si fueran estadísticas sacrificables para que unos números digan que la economía anda bien.
Que no les importa saber si la sociedad satisface a la humanidad. Sí, hablemos de humanos, humanas y satisfacción. En cierto sentido ese es uno de los temas de la novela.
La principal meta de toda sociedad debe ser crear las condiciones para que las personas desarrollen sus potencialidades al máximo y alcancen la vida buena, y eso es lo que Colombia y una terrible tradición patriarcal que ha estructurado una familia como la de Agustina le han negado al pobre Bichi y a su hermana.
Es una tragedia griega traída a la posmodernidad latinoamericana. Es decir, se trata de narrar el enfrentamiento entre seres humanos con visión y proyecto de vida diferentes y que al parecer se presentan como irreconciliables. Así, Aguilar sólo quiere información de la bella Anita que, esplendorosa, lo espera en Don Conejo con su faldita a medio muslo, ardiendo por él. Lo único que le interesa al hombre de Agustina es saber qué le pasó a su amante en ese hotel en el que Anita trabaja, y su ardor lo reserva, fiel e intacto, para la que mira lo irreparable desde la ventana, la que francamente, para mí y a pesar del cariño con que la trata la Restrepo, no es más que una esquizoide incurable victima de un terrible drama familiar.
4. De la familia
Mientras la odisea familiar se desarrolla, entre pasiones insatisfechas, ardores que no queman y esa violencia contra la juventud ejercida por un padre autoritario, Bogotá reparte su ardiente locura al compás de coches bombas colocados por Escobar.
¿Se relaciona la demencia de Agustina con esa Colombia violada y quemada por los Escobar o es fruto de una familia en la cual la violencia es más sutil pero igual de efectiva en su proyecto antihumanidad?
"Delirio" es el tipo de novela que mezcla, cual rico cóctel y sin estereotipos, las más variadas pasiones humanas, desde el ardor por los cuerpos torneados en el gimnasio del Midas a la homofobia ancestral del jefe de una familia bien; de la fruición por el dinero a la incapacidad de una erección del ávido de dólares Araña.
Ay, pero yo, hombre, varón, macho, masculino me quedo atónito mirando más allá de la faldita de Anita, escudriñando muslos arriba, mientras la bella boca de Agustina habla de la sangre que a toda su familia condena al infierno social.
5. De los Protagonistas y sus metáforas
Agustina no es Colombia, pero puede ser su metáfora: marcada por las acciones de sus antepasados, sólo persigue un suave camino hacia el futuro y la tranquilidad, pero fuerzas terribles se lo impiden, fuerzas que en cierto sentido las ha construido ella misma.
La Araña no es metáfora de la Clase Alta: sentado en una silla de ruedas por su propia irresponsable acción sólo se interesa en hacer dinero a toda costa, para lo cual se vale de un clasemediero avergonzado de su origen. O bien mirándolo, sí, sí, la Araña es la actual Clase Alta Latinoamérica. El Midas, ¿es la clase media?, ese biombo que impide que el Araña y Escobar mezclen sus inmundicias.
Y ya que Restrepo guiña un ojo a República Dominicana, en la novela se dice que alguien huye a San Pedro de Macorís con su novio dominicano, me parece estimulante pensar que la presencia dominicana y latinoamericana en la novela es mayor de lo que nos imaginamos: una parte de nuestra clase media se parece al Midas y la alta sigue los pasos de Araña por lo que el futuro dominicano podría parecerse a Agustina, es decir una sociedad de ciudadanía esquizoide, entrando y saliendo de una realidad insoportable y pesada, esperando encontrar algo de aliento en una corbata lo suficientemente roja.
Ah, y la otra parte de la Clase Media, la que no se parece al Midas, ¿nosotros?, será como Aguilar: un profesor marxista, lector de Saramago, convertido en un vendedor ranchero de comida para mascotas. Y el resto de la sociedad será la mascota que entretiene a la historia, pero, cuidado, que hay mascotas que si lo molestan demasiado, un día muerden y muy duro.
Notas
1 Delirio fue Premio Alfaguara de Novela en el 2004.
2 Restrepo, Laura: Delirio. Alfaguara, Bogotá, Colombia, 2004. P. 11.
3 Kundera, Milan. La insoportable levedad del ser. Tusquests Editores, Barcelona, España, 1986. P. 227.
Ramón Tejada Holguín
Suplemento "Areito" del Diario "Hoy"
26 de mayo 2007
La novela Delirio1, de Laura Restrepo, parece ser la historia de algo irreparable que le ha ocurrido a Agustina. Lo dice Aguilar, su hombre: "Supe que había sucedido algo irreparable en el momento en que un hombre me abrió la puerta de esa habitación de hotel y vi a mi mujer sentada al fondo, mirando por la ventana de muy extraña manera"2. Pero, esa es la apariencia, la novela va más allá de Agustina. Lo irreparable le ha ocurrido a toda una nación que se encuentra fragmentada y cuyo imaginario de futuro son los émulos de Pablo Escobar convertidos en las figuras cimeras de la empresa privada.
Lo irreparable le ocurrió a Colombia, y la verdad que no sólo a Colombia. Ocurre en el seno de ese tipo de familia en la que el patriarcado quiere imponer, a sangre y fuego, una visión única de la realidad.
Lo irreparable le ha ocurrido al entorno que rodea a todos los actores del drama colombiano y que Agustina lo ve de muy extraña manera desde la ventana de esa habitación de hotel, pero Laura Restrepo lo observa muy claramente y lo cuenta con donaire, inteligencia y suspense desde este delirio de novela.
2. De la novela
Es una experiencia tan vivida, la que se nos cuenta en Delirio, que habrá quien afirme que es una novela en la que hay al menos una pizca de autobiografía. Pero, eso es intrascendente. Como escribió Milan Kundera en "La insoportable levedad del ser": "Una novela no es una confesión del autor, sino una investigación sobre lo que es la vida humana dentro de la trampa en que se ha convertido el mundo"3.
Restrepo indaga esos aspectos de las acciones humanas que algunos cientistas sociales desdeñan, antes de evidenciarse incapaces de estudiarlos en todo su esplendor. La novela navega por los intersticios de la realidad a los cuáles las ciencias sociales tradicionales desdeñan incorrectamente.
Este tipo de novela no es ni simple evasión ni petulante panfleto. Es intento de ubicar a sus protagonistas en un tiempo y un momento específico, al cual pertenece la autora, el cual define la actual alma humana colombiana, la que a su vez redefine el momento e impacta de lleno en la familia de Agustina y del Bichi. Es simplemente el deseo de uno ubicarse en la época, el mundo o la trampa, ¿la familia?, en que les ha tocado socializarse, de adaptarse a un mundo feroz por las cuatro esquinas.
Para conocer una sociedad no basta leer un lucido ensayo que nos explique las relaciones macrosociales, macroeconómicas y macropolíticas. Hay que mirar, también, al hombre y a la mujer en su cotidianidad: en toda la magnificencia y mezquindad del entorno familiar. Hay que interesarse por lo humano, aunque esta frase suene a cliché… quizás la vida misma es un gran cliché. Hay que indagar sobre cómo pueden sobreviven los hombres y las mujeres comunes en el seno de una sociedad devastada por el temor, y deshilándose las costuras de la cohesión social, ¿quién construye a quién, la familia a la violenta Colombia o Colombia a la rígida familia?
De eso nos habla Laura Restrepo, de cómo se sobrevive en la selva humana que es la Bogota aterrorizada por Escobar y sus secuaces. Pero, también de los malabares que deben hacer los hijos para encontrar sus caminos en el seno de familias estructuradas de manera autoritaria y castrante.
3. De lo humano
No se trata de ver el mundo como lo harían economistas que no les interesan las relaciones microsociales, por lo que observan a los seres humanos desde un Olimpo pedante, cual si fueran estadísticas sacrificables para que unos números digan que la economía anda bien.
Que no les importa saber si la sociedad satisface a la humanidad. Sí, hablemos de humanos, humanas y satisfacción. En cierto sentido ese es uno de los temas de la novela.
La principal meta de toda sociedad debe ser crear las condiciones para que las personas desarrollen sus potencialidades al máximo y alcancen la vida buena, y eso es lo que Colombia y una terrible tradición patriarcal que ha estructurado una familia como la de Agustina le han negado al pobre Bichi y a su hermana.
Es una tragedia griega traída a la posmodernidad latinoamericana. Es decir, se trata de narrar el enfrentamiento entre seres humanos con visión y proyecto de vida diferentes y que al parecer se presentan como irreconciliables. Así, Aguilar sólo quiere información de la bella Anita que, esplendorosa, lo espera en Don Conejo con su faldita a medio muslo, ardiendo por él. Lo único que le interesa al hombre de Agustina es saber qué le pasó a su amante en ese hotel en el que Anita trabaja, y su ardor lo reserva, fiel e intacto, para la que mira lo irreparable desde la ventana, la que francamente, para mí y a pesar del cariño con que la trata la Restrepo, no es más que una esquizoide incurable victima de un terrible drama familiar.
4. De la familia
Mientras la odisea familiar se desarrolla, entre pasiones insatisfechas, ardores que no queman y esa violencia contra la juventud ejercida por un padre autoritario, Bogotá reparte su ardiente locura al compás de coches bombas colocados por Escobar.
¿Se relaciona la demencia de Agustina con esa Colombia violada y quemada por los Escobar o es fruto de una familia en la cual la violencia es más sutil pero igual de efectiva en su proyecto antihumanidad?
"Delirio" es el tipo de novela que mezcla, cual rico cóctel y sin estereotipos, las más variadas pasiones humanas, desde el ardor por los cuerpos torneados en el gimnasio del Midas a la homofobia ancestral del jefe de una familia bien; de la fruición por el dinero a la incapacidad de una erección del ávido de dólares Araña.
Ay, pero yo, hombre, varón, macho, masculino me quedo atónito mirando más allá de la faldita de Anita, escudriñando muslos arriba, mientras la bella boca de Agustina habla de la sangre que a toda su familia condena al infierno social.
5. De los Protagonistas y sus metáforas
Agustina no es Colombia, pero puede ser su metáfora: marcada por las acciones de sus antepasados, sólo persigue un suave camino hacia el futuro y la tranquilidad, pero fuerzas terribles se lo impiden, fuerzas que en cierto sentido las ha construido ella misma.
La Araña no es metáfora de la Clase Alta: sentado en una silla de ruedas por su propia irresponsable acción sólo se interesa en hacer dinero a toda costa, para lo cual se vale de un clasemediero avergonzado de su origen. O bien mirándolo, sí, sí, la Araña es la actual Clase Alta Latinoamérica. El Midas, ¿es la clase media?, ese biombo que impide que el Araña y Escobar mezclen sus inmundicias.
Y ya que Restrepo guiña un ojo a República Dominicana, en la novela se dice que alguien huye a San Pedro de Macorís con su novio dominicano, me parece estimulante pensar que la presencia dominicana y latinoamericana en la novela es mayor de lo que nos imaginamos: una parte de nuestra clase media se parece al Midas y la alta sigue los pasos de Araña por lo que el futuro dominicano podría parecerse a Agustina, es decir una sociedad de ciudadanía esquizoide, entrando y saliendo de una realidad insoportable y pesada, esperando encontrar algo de aliento en una corbata lo suficientemente roja.
Ah, y la otra parte de la Clase Media, la que no se parece al Midas, ¿nosotros?, será como Aguilar: un profesor marxista, lector de Saramago, convertido en un vendedor ranchero de comida para mascotas. Y el resto de la sociedad será la mascota que entretiene a la historia, pero, cuidado, que hay mascotas que si lo molestan demasiado, un día muerden y muy duro.
Notas
1 Delirio fue Premio Alfaguara de Novela en el 2004.
2 Restrepo, Laura: Delirio. Alfaguara, Bogotá, Colombia, 2004. P. 11.
3 Kundera, Milan. La insoportable levedad del ser. Tusquests Editores, Barcelona, España, 1986. P. 227.
Ramón Tejada Holguín
Suplemento "Areito" del Diario "Hoy"
26 de mayo 2007