1. Hay quienes creen que hay mantras que pueden expulsar los demonios clientelistas. Pero, no.
2. El más reciente de esos fabulosos mantras es la ley de partidos.
3. Hay quienes ven "la" ley de partidos cual demiurgo que construye la democracia y la institucionalidad. Pero, no.
4. No se trata de luchar por “una” ley de partidos, se trata del contenido de "esa" ley de partidos y de la cultura política dominicana.
5. Es ahí en donde la puerca retuerce el rabo, y el lugar donde mora el demonio: el de los detalles del consenso y el contenido de la ley de partidos.
6. Consenso y contenido pueden ofrecer las garantías mínimas de que la ley no se convierta en otro papel bonito y nada más. Hare Krishna.
7. Por eso es incorrecto sostener que un partido en especifico es culpable de la no aprobación de la ley. Vade Retro.
8. No podemos luchar por una ley de partidos que sea fruto de la imposición de una organización exclusivamente. No, señor, no.
9. Debe ser una ley consensuada, debatida y aceptada al menos por las organizaciones políticas con reconocimiento electoral.
10. Además, hay que escuchar a las fuerzas internas y las bases de al menos las dos fuerzas políticas determinantes del país: PLD y PRD.
11. Pero, es ahí donde se debe introducir el tema del contenido de la ley de partidos políticos.
12. En esto de los contenidos hay dos tendencias en lo que se refiere a la institucionalización del partidismo.
13. La primera desea una ley que regule un amplio espectro de las actividades de los partidos y da mucho poder al Estado como regulador.
14. El poder se lo da a instituciones como la JCE y el TSE.
15. La segunda desea una ley que reconozca la "libertad de asociación" y sea menos rígidas en lo que a regulación se refiere.
16. Pero, se deben identificar esos aspectos vitales que deben ser regulados. Soy partidario de la segunda visión.
17. Soy partidario de un tipo de ley que privilegie la autorregulación en términos de elecciones internas y reglamentos partidarios.
18. Pero, que regule de manera estricta la financiación, el uso de medios de comunicación y la definición de los organismos de control partidario.
19. Esto así porque en el diagnóstico del sistema político y partidario se pueden observar que los aspectos más dañinos son:
20. A. El papel del dinero (sin importar su origen) en la determinación de las candidaturas y los liderazgos.
21. B. Control de los medios de comunicación, o preferencias de los dueños de los medios de comunicación.
22. C. Lo difuso en cuanto al papel y poder de los organismos internos de cada partidos para la regulación ética y el acceso a la dirección.
23. Se debe exigir que los mecanismos de acceso a la dirección sean claros y eficientes; pero no los mismos mecanismos a todos.
24. Se debe exigir que realicen elecciones internas democráticas, con reglas del juego claras y precisas, pero no se les debe exigir las mismas reglas.
25. Todos deben tener reglamentos y estatutos en base a los cuales el TSE decidirá sobre los casos que a él lleguen…
26 …pero, no todos los partidos deben tener los mismos reglamentos y estatutos.
27. Ninguna ley de partidos puede pretender igualar a todos los partidos, sin entender sus propias especificidades ideológicas.
28. Una excesiva regulación corre el riesgo de convertirse en una ley irrespetable o en una ley que promueve la igualación ideológica.
29 Por último, seamos claros, una ley de partidos impuesta no será respetada. Como tampoco lo será una ley excesivamente rígida.
30 Y una ley que homogenice a todos los partidos no es conveniente, ni democrática, porque la ciudadanía debe tener opciones partidarias reales.