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Quisiera decir que me ha dejado atónito
la forma en que muchos comunicadores, periodistas y personas que están en los
medios, pero que actúan como activistas sociales o político y no como analistas
políticos o periodistas que deben comunicar las diversas aristas de los
problemas han analizado la entrevista concedida por el Presidente Danilo Medina
a Jatnna Tavares. Pero, no me ha sorprendido, lamentablemente. Hace tiempo que
la sociedad dominicana tiene serios problemas para establecer un debate
político enriquecedor, democrático y que busque mirar el panorama completo, no
solo una reducida esquina del mismo.
Días antes de que la entrevista fuera
puesta en antena, empezó una campaña por la redes sociales contra la señora
Tavares, se le acusó de cobrar 10 millones de pesos por la entrevista con el
presidente y se llamó a realizar un boicot a la entrevista.
De los insultos a la señora Tavares se
pasó a criticar al entrevistado, sospecho
que, en algunos casos, sin haber visto la entrevista. Hubo quien a pesar de haber vivido los 12 años
de Balaguer olvidó la juventud diezmada y “los muertos cuyas sangre tiñeron de
rojo las cunetas” y tuvo la osadía increíble de sugerir que Balaguer fue más
democrático que Medina, porque... daba más entrevistas. Eso ya no es solo
fanatismo, sino obcecación y obnubilación.
Pocos se preocuparon por analizar la
entrevista desde el punto de vista de su contenido, y de si cumplió el objetivo
de llegar a un gran segmento de la población. Pocos se preocuparon de analizar
la respuesta de la ciudadanía a la entrevista.
Pocos analizaron la respuesta de la
oposición y si dicha respuesta podía llegar o no a la ciudadanía, de manera que
el discurso opositor fuera el de una opción efectiva para el 2020.
Los activistas que dicen ser
comunicadores o comunicadoras y la oposición pusieron como tema de debate lo
accesorio y no lo substancial. Así hubo quien quiso hablar de si el presidente
puede o no reelegirse, o si movía las piernas como siempre las mueve en cualquier
reunión en que esté. Ah, pero alguien dijo que era señal de que estaba
nervioso.
Sin embargo, en un breve sondeo
realizado entre ciudadanos y ciudadanas, la percepción de la entrevista fue muy
distinta. Me dijeron que lo vieron como un ciudadano trabajador, que duerme
siesta algunos sábados y que le habría gustado pasar más tiempo con sus hijas y
esposa.
El presidente respondió a la gente. Les
trasmitió, en un lenguaje sencillo y con emoción, su proyecto de nación, su
visión del legado que desea dejar. Habló de que desea que la economía esté al
servicio de la gente y no viceversa. Y explicó como ha subido el Producto
Interno Bruto en República Dominicana. Precisamente, recientemente la CEPAL
publicó un informe en el que plantea que el PIB del país crecerá en 5.4%, con
lo cual RD liderará el crecimiento económico regional al cierre de 2018.
Pero, la oposición y diversos activistas
que se dicen analistas y comunicadores, solo hablaban de algo que dijo el
presidente no está en su agenda en este momento, porque está trabajando y será
en marzo, como ha acordado el organismo máximo de su partido, que hablará de
reelección.
El presidente explicó sus políticas
sociales, cómo desea que para el 2020 la matricula estudiantil esté en la
jornada extendida y con educación en artes, ciencias y tecnología que permitan
a la juventud integrarse como ciudadanos y ciudadanas. Pero, la oposición
parecía no escuchar y hablaba de lo que no habló el presidente: de la
reelección.
Cuando se le preguntó si se sentía
agredido por la frase “todos los políticos son corruptos”, dijo “Yo como Danilo
Medina no me siento agredido porque yo sé con la pulcritud que manejo el
Estado, yo me he encargado de ponerle controles a la administración pública
para impedir que la gente se corrompa.”
Y, digo yo, ahí están la Cuenta Única
del Tesoro, el decreto de racionalidad del gasto, el portal transaccional, el
sistema de seguimiento de las metas presidenciales y sus diversos indicadores
para atestiguar y fundamentar sus palabras. Pero, oposición y activistas de
radio, televisión y prensa escrita, hicieron oídos sordos, y hablaron de lo que
no habló el presidente. Desaprovecharon la oportunidad de debatir o conversar o
demostrar si esos controles realmente existen y si funcionan.
El Presidente tocó todos los temas de
gobierno, y explicó su historia personal y su deseo que cuando termine su
mandato si alguien lo detiene en la calle sea para decirle: “gracias a su
gobierno cambió mi vida para mejor”.
Habló del crecimiento de la clase media,
de como hay más clase media que pobres: 30 % de clase media y 25 % de pobres,
pero reconoció que existe una franja grande que ni es pobre, ni es clase media,
y, que si descontamos el 5% de clase alta y otros 5% de clase media alta, el
grupo que sale de la pobreza, pero no es todavía clase media llega a 35 %.
Se desaprovechó la oportunidad de buscar
cifras que desmienten o afirmen tales datos. Como por ejemplo, las
informaciones de CEPAL, del Banco Mundial, del Banco Interamericano de
Desarrollo. Se fueron por la descalificación olímpica sin datos y ni se molestaron
en indagar qué dicen los organismos internacionales al respecto.
Me dicen que vieron al Presidente como
un ser humano sensible, que cuando tiene tiempo ve una serie de televisión, que
duerme siesta algunos sábados, que está en contacto con la gente, pero sobre
todo que domina muy bien las estadísticas gubernamentales, las políticas
públicas, las acciones que emprende en favor de la ciudadanía.
Una pena que desde las oposiciones -ya sea
dentro del partido de gobierno o la externa- no hicieran un buen
análisis de la entrevista y se diera un debate serio sobre el cómo gobernar,
sobre las políticas públicas y acciones gubernamentales que necesita el país y
si las existentes son efectivas, sobre el tipo de liderazgo que la ciudadanía
necesita y sobre todo sobre que tipo de gobierno diferente se puede ofertar.
Pero, estos activistas y las oposiciones
se admiran de que las encuestas sigan dando un alto nivel de aceptación al
gobierno.
Mi hipótesis es que ese al nivel de
aceptación de debe a que mientras los
hechos muestran acciones gubernamentales exitosas y un Presidente que domina el
arte de gobernar, la oposición interna y la externa se preocupan de lo
accesorio, de las cosas nimias, se van por la tangente y una gran parte de los
comunicadores se comportan como activistas con orejeras que no informan todas
las aristas de los problemas, sino que muestran sus preferencias. Pero, no soy
absoluto, no todo el mundo es igual, y cada quien que se ponga el sombrero que
más le guste.
Ramón Tejada Holguín
25 agosto 2018