El patito feo era un cisne, por lo que su transformación a hermoso no fue un prodigio. Lastima que haya tenido que soportar la humillación a que lo sometieron sus hermanos patitos, antes de mirarlo con envidia cuando se pavoneaba triunfante y altivo frente a ellos. Lastima que tal cosa no ocurra con la política social, pobre patito feo con escasas esperanzas de llegar a cisne, porque parece revejio, ¿o será cenicienta sin príncipe ni hada madrina y con miles de hermanastras clientelistas?
Los gobiernos han ofrecido coyunturales “paquetitos sociales”, pírricas ayudas que apenas pueden aliviar a unas cuantas familias, mientras el resto de los pobres sigue famélico y sin esperanza. Eso sí, algunos gobiernos han logrados éxitos indudables, a la hora de definir las políticas sociales en el papel: el Gabinete Social o el Plan de Lucha Contra la Pobreza del cuatrienio 2000-2004, y en el anterior cuatrienio se destacan Comunidad Digna y la Comisión Barrial.
Apelo a las hadas de los cuentos para que me expliquen la razón por la cual los gobiernos son tan lentos en la definición y puesta en ejecución de medidas sostenibles que promuevan el bienestar de la gente, y que no sean sólo de corte asistencial. Necesito que un sapo sabio me diga el por qué se ha sido tan diligente y ágil con las propuestas de carácter económicas y tan lento y torpe en lo que a la política social se refiere. Hablan de reforma fiscal sostenible como instrumento de desarrollo mientras nos amenazan con políticas sociales compensatorias y puntuales, como si estas últimas fueran curitas que pretende parar la hemorragia que las terribles políticas económicas provocan. Dicen los magos que con eso reconocen que esas políticas económicas serán dañinas. Y yo digo, pues diseñemos políticas económicas que sean inclusivas y no provoque la hemorragia. Quieres cuento de hadas, me dicen, los economistas.
Aladino sostuvo, y le creo, que para que una política social sea efectiva debe ser coherente y clara, y en la misma deben participar todos los actores involucrados. Los diversos gobiernos no han logrado que las organizaciones que tienen que ver con el área social trabajen en conjunto, como reloj sincronizado. Además padecen de la enfermedad llamada coyunturalismo, o sea falta de permanencia a la hora de abordar los problemas. Sólo tragedias o bulla en la prensa provoca que los gobiernos se interesen en determinados temas.
Uno que tiene una bola de cristal gritó que el nuevo gobierno tiene una gran oportunidad, siempre y cuando la definición de una política social, la reforma fiscal y la definición de una política económica sean vistas articuladas, en conjunto. Y si, además, tiene claro que las instituciones que trabajan en lo social no deben ser vistas como feudos de militantes que se fajaron y que merecen hacer algo. Las políticas sociales deben estimular la participación de los sectores beneficiados, ayudar al proceso de ciudadanización y no ser instrumentos clientelares. Quiero que este cuento de hadas se haga realidad.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
23 de junio 2004
Los gobiernos han ofrecido coyunturales “paquetitos sociales”, pírricas ayudas que apenas pueden aliviar a unas cuantas familias, mientras el resto de los pobres sigue famélico y sin esperanza. Eso sí, algunos gobiernos han logrados éxitos indudables, a la hora de definir las políticas sociales en el papel: el Gabinete Social o el Plan de Lucha Contra la Pobreza del cuatrienio 2000-2004, y en el anterior cuatrienio se destacan Comunidad Digna y la Comisión Barrial.
Apelo a las hadas de los cuentos para que me expliquen la razón por la cual los gobiernos son tan lentos en la definición y puesta en ejecución de medidas sostenibles que promuevan el bienestar de la gente, y que no sean sólo de corte asistencial. Necesito que un sapo sabio me diga el por qué se ha sido tan diligente y ágil con las propuestas de carácter económicas y tan lento y torpe en lo que a la política social se refiere. Hablan de reforma fiscal sostenible como instrumento de desarrollo mientras nos amenazan con políticas sociales compensatorias y puntuales, como si estas últimas fueran curitas que pretende parar la hemorragia que las terribles políticas económicas provocan. Dicen los magos que con eso reconocen que esas políticas económicas serán dañinas. Y yo digo, pues diseñemos políticas económicas que sean inclusivas y no provoque la hemorragia. Quieres cuento de hadas, me dicen, los economistas.
Aladino sostuvo, y le creo, que para que una política social sea efectiva debe ser coherente y clara, y en la misma deben participar todos los actores involucrados. Los diversos gobiernos no han logrado que las organizaciones que tienen que ver con el área social trabajen en conjunto, como reloj sincronizado. Además padecen de la enfermedad llamada coyunturalismo, o sea falta de permanencia a la hora de abordar los problemas. Sólo tragedias o bulla en la prensa provoca que los gobiernos se interesen en determinados temas.
Uno que tiene una bola de cristal gritó que el nuevo gobierno tiene una gran oportunidad, siempre y cuando la definición de una política social, la reforma fiscal y la definición de una política económica sean vistas articuladas, en conjunto. Y si, además, tiene claro que las instituciones que trabajan en lo social no deben ser vistas como feudos de militantes que se fajaron y que merecen hacer algo. Las políticas sociales deben estimular la participación de los sectores beneficiados, ayudar al proceso de ciudadanización y no ser instrumentos clientelares. Quiero que este cuento de hadas se haga realidad.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
23 de junio 2004
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