La construcción de una opción política fresca, con capacidad de diseño de políticas públicas inclusivas, o con la voluntad de presionar por un cambio de rumbo en la sociedad y la política es más que necesaria. Pero, constituir un liderazgo que sustituya lo caduco de las formas de hacer política en el país deviene en tarea azarosa, quizás tortuosa, posiblemente muy difícil.
Liderazgo es la capacidad de tomar decisiones basadas en un diagnóstico acertado de la realidad y de influenciar en otras personas para definir y alcanzar objetivos comunes. Esas metas comunes deben ser colectivamente construidas. Para que un liderazgo sea efectivo debe ser asumido por un colectivo grande con capacidad de influencia.
Muchos libros señalan que las cualidades del liderazgo político deben ser: carisma, conocimiento de la política y la sociedad, confianza en sí mismo y en quienes le acompañan, integridad, ser visto como modelo de conducta, tener poder de decisión, orientado hacia la consecución de resultados, y tener una visión y apariencia de poder. Desde mi óptica, esas serían las características del "nuevo" liderazgo.
Creo que se necesitan nuevos liderazgos, en plural. ¿Por qué en plural? Porque sabemos que es posible identificar líderes individuales que se acerquen a esas características; de lo que estoy seguro es que este tipo de liderazgo no es el generalizado y por eso necesitamos más. Ahora bien, ¿basta con que el político tenga esas características? No. Es necesario que además tenga claro el norte hacia el cual se dirige y se la juegue por ese norte.
Ese es otro déficits de la sociedad dominicana. Una parte del liderazgo es personalista, y se basa en la venta del candidato o candidata como si fuera una mercancía. Es cierto que en la actualidad, que todo se mide por el valor de cambio, la actividad política requiere de la mercadotecnia. Sin embargo, además de la venta de las capacidades del líder o la líder, también se deben establecer con claridad las metas a las que se desea llegar, el hacia dónde queremos que marche la sociedad. O sea, tener una oferta política clara.
Necesitamos nuevas formas de hacer política, ¿significa que debemos mirar hacia la juventud? Sí, pero no se vislumbra un liderazgo joven con la autoridad política y moral para la constitución de un movimiento colectivo y dotado de una visión de futuro que concite el apoyo de las mayorías. Hay mucha autosuficiencia y sentido de gueto en la juventud con las ideas más interesantes, o está atrapada en las formas balagueristas y caducas de hacer política.
Debemos mirar hacia los partidos y las organizaciones civiles como instituciones. Construir liderazgos nuevos requiere paciencia, experiencia y en ocasiones caminar solitario por el campo de batalla, recogiendo a las víctimas para reconstruir el ejército. Hoy, Danilo Medina tiene la madera y la oportunidad de dar los pasos en la constitución de ese nuevo liderazgo, y con su práctica estimular para que la oposición también lo haga.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Perspectiva Ciudadana
24 julio 2012
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