En términos electorales el 2011 puede ser divido en tres momentos. El primero está caracterizado por las elecciones de las candidaturas presidenciales de los dos partidos con probabilidades de ganar, elecciones que provocaron ciertas fisuras internas. Al segundo momento lo define la búsqueda de la reconciliación interna y el cierre de las fisuras provocadas por la lucha interna. El tercer momento es el colofón lógico de la coyuntura: el inicio por lograr el favor de los y las electores dominicanos.
Durante el primer momento el PRD se benefició del debate sobre la reelección y logró posicionar a su candidato en primer lugar. Su proceso interno culminó el 6 de marzo con el triunfo de Hipólito Mejía. En abril las masas perredeístas asumieron la candidatura de Mejía, teniendo Miguel Vargas que abandonar sus impugnaciones al proceso.
Si bien Vargas tenía el control del aparato partidario, el hecho de que la Gallup-Hoy de principio de mayo mostrara que el "94% de los perredeístas votaría por Mejía”, evidenciaba que independiente de la dirección partidaria, el PRD de la base asumía a Mejía como su candidato.
El PLD todavía se encontraba en un proceso de definición interna y el debate sobre las probabilidades de la reelección mantenía la incertidumbre dentro de esa organización. Precisamente la Gallup-Hoy de mayo mostraba que sólo el 83% de los peledeístas votaría a Danilo Medina.
Este primer momento se cierra a finales de junio, cuando gana Medina las internas del PLD con poco más del 80% de los votos. El PRD fue el ganador de esa etapa.
De marzo a junio Mejía fue amo y señor del escenario, mientras el partido de gobierno se debatía en las elecciones internas. Un tiempo que pudieron aprovechar los estrategas del PRD para zanjar las diferencias con la dirección del partido. Al parecer entendieron que el apoyo de las bases y la primacía en las encuestas provocarían que la dirección del PRD asumiera de manera compacta la candidatura de Mejía. No fue así.
La segunda etapa se inicia con Medina tratando de rescatar los votos peledeístas. Asume un discurso que busca preservar la institucionalidad partidaria y cauterizar las fisuras internas. Para noviembre ha recuperado el terreno de los votantes del PLD y se encuentra listo para echar la pelea por los nuevos votantes, indecisos y abstencionistas.
Finaliza el año con Medina como ganador de esta etapa, en proceso de crecimiento y con el PLD unido en torno a su candidatura.
En cambio Mejía se tambalea, comete algunos errores que reiteran viejos comportamientos no apreciados por una parte de los votantes y las heridas no cauterizadas del PRD se abren.
Finaliza el año de Mejía con un PRD divido en su cúpula, y ciertas ambigüedades en la estrategia para captar nuevos votantes y mantener los viejos.
¿Otras opciones distintas a Medina y Mejía? No se observan en el horizonte.
Este año ha reiterado el bipartidismo y las dificultades de construcción de una opción distinta al PLD y al PRD.
Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
El Caribe
20 diciembre 2011
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