Fue retóricamente impecable, jurídicamente cuestionable y discutible su eficacia sociopolítica. Hablo del discurso con el cual el presidente Fernández no aceptó la propuesta que le hacían algunos de sus seguidores para que violara la Constitución de la República, corriendo como aspirante a la nominación presidencial por el PLD.
La retórica es el arte de dar al lenguaje escrito o hablado la eficacia necesaria para deleitar, persuadir o conmover. El discurso fue impecable porque usó todos los recursos retóricos para convencer a sus seguidores de que al declinar la oferta de intentar reelegirse se anota un triunfo más en su larga carrera de éxitos, presentándose como un líder democrático que coloca el bienestar del partido y del país por encima de sus intereses personales y grupales.
Jurídicamente cuestionable porque la gran mayoría de los y las constitucionalistas sostenían que la actual Constitución impide cualquier intento de reelección. Precedente hay y muchos. Basta recordar que cuando Hipólito modificó la Constitución para poder repostularse, todos aceptamos que este podía ser candidato, asumiendo así que las modificaciones a la Constitución son de aplicación inmediata. La participación de Fernández como candidato de la oposición en ese proceso electoral puede asumirse como evidencia de que acepta que la Constitución en ese aspecto es de aplicación inmediata. De lo contrario, ¿porqué no se intentó aplicar a Hipólito Mejía la Constitución con la cual había sido electo? En la historia dominicana todos los cambios constitucionales relacionados a la reelección han sido de aplicación inmediata.
Sociopolíticamente tiene de positivo que: 1) ayuda a reducir las tensiones dentro del sistema político que hacía gastar muchas energías sociales en el tema de la reelección, en vez de invertir esas energía en la búsqueda de soluciones a los verdaderos problemas nacionales; 2) busca que las personas con funciones públicas (ministros, senadores, diputados y diputadas, entre otros) que descuidaron sus actividades y compromisos con la ciudadanía y el Estado abandonen la promoción de la reelección y se dediquen a cumplir con su deber, y 3) se compromete a ser neutral en la lucha interna por la candidatura presidencial del PLD. Tiene de negativo que resulta un tanto cuesta arriba pensar que un presidente de la República deba hacer una alocución pública para decir que va a respetar la Constitución que él mismo promovió.
Su eficacia sociopolítica es discutible porque parece que no ha surtido el efecto deseado entre las filas reeleccionistas. Le han puesto difícil la tarea de ser neutral en la contienda interna, y hay evidencias de que una parte del funcionariado reeleccionista no va a respetar el llamado para que se dediquen a cumplir con sus deberes. En efecto, el domingo, a pesar de que el Comité Político del PLD había evitado por todos los medios llevar a la Primera Dama como contendiente por la candidatura presidencial, grupos reeleccionistas la nominaron, poniendo en graves aprietos la neutralidad presidencial, y la efectividad sociopolítica de su excelente pieza de oratoria.
Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
El Caribe
12 de Abril de 2011
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