Este ciudadano que ha dedicado sus últimos artículos al sistema partidario dominicano, quiere hoy mirar a las organizaciones de las cuales ha sido militante, y sostiene que es necesario construir organizaciones más activas, fuertes y defensoras de la institucionalidad, así como fortalecer las existentes. La clase media tenemos quienes nos defiendan, los empresarios tienen las más poderosas de las organizaciones, mientras que los sectores populares se encuentran dispersos y son calmados con bálsamos asistenciales, que no curan una herida profunda que permanece abierta.
Hay la necesidad de mejores y más organizaciones que estimulen la autoorganización de los sectores populares, para que reclamen que la inversión social se haga en función de sus necesidades e intereses. Basta de regalos que van directo al hígado de la autoestima, regalos envenenados de desmovilización para espíritus necesitados de rebeldía.
El surgimiento de organizaciones populares fuertes que estimulen los procesos de ciudadanización contribuirá a mejorar la calidad de los partidos políticos, de la democracia y la institucionalidad. Porque una ciudadanía más informada y consciente de sus intereses podrá participar en la reconstrucción de la confianza, contribuirá a los procesos de institucionalización y al mejoramiento de la activa política en general.
Los partidos dominicanos parecen autistas, es decir, entienden la política exclusivamente como guerra contra los otros partidos, ven las demandas de la ciudadanía como motivadas partidariamente, observan las masas como comprables a precio vil. Para enfrentar ese autismo hay que mejorar la participación de las mayorías, es decir de los pobres que son la auténtica mayoría.
A todos nos conviene, porque si seguimos por donde vamos estamos creando una República invivible e inviable, segmentada, segregada y con poco estímulo para el trabajo productivo. La participación de calidad no sólo viabiliza el desarrollo institucional y la democracia, sino que cumple un rol de primer orden en el logro de un uso eficiente y eficaz de los recursos.
La existencia de mecanismos idóneos de participación reduce los niveles de corrupción, que es otra manera de contribuir con la eficiencia y eficacia de las políticas públicas. La corrupción es uno de los obstáculos que enfrenta el mejoramiento de los partidos y la democracia. Sin deseos de ser visto como un poeta o un iluso, o ambos, sostengo que la mejor contribución que desde la sociedad civil podemos hacer es perseguir el mejoramiento de las organizaciones y la inclusión de los pobres como Alicia persigue al conejo blanco.
Este es el País de las Maravillas en donde cualquiera promete un paraíso y termina hundiéndonos en una cruel pesadilla. El basta ya, debe ser colectivo. Nosotros, las organizaciones de la sociedad civil, también debemos revisar nuestras estrategias.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
6 de Julio 2010
El Caribe
6 de Julio 2010
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