A veces sucede que una especie de sopor te embarga, cortinas de humo te nublan la vista de esta grosera realidad y por unos instantes no sabes dónde estás, ni lo que haces, ni el porqué y para qué, te sientes flotar en un mar de indiferencia, ves esos rostros de desinterés, gente que camina tranquila por las calles como si nada, como si no les importaran el lodo, la pus y la baba que secreta una parte de la sociedad dominicana.
A veces sucede, no sé si te ocurre en este
momento, que crees ser una de las pocas personas que se preocupan, aunque en el
fondo sabes que estás equivocado, que otros más se preocupan, entonces a veces
sientes que somos muy pocos, que no nos conocemos, que deberíamos ser más y te
preguntas: ¿hemos perdido la capacidad de indignarnos ante la injusticia, de
asombrarnos ante las barbaridades de actos corruptos, del premio al dolo
descarado, de sublevarnos frente al desmoronamiento del tejido social?
A veces sucede que te fastidia saber que la
mayoría cree que la sinceridad, la honestidad y una vida pública basada en la
transparencia son cosas de mentes infantiles e ingenuas, o son repudiadas como
signos evidentes y claros de debilidad o de estupidez.
La Sociedad Dominicana está cambiando su sentido
de lo imitable, de lo heroico. La medida de los héroes de un país nos habla de
sus aspiraciones como nación.
Sé que no eres contrario al deporte, pero molesta tanta admiración por alguien que tiene la
suerte de dominar el bate y la pelota y el glamour y el jet set y el derroche
de dinero, mientras olvidamos aquellas personas que tienen un “average” de más
de 10, 15 o 20 años de magisterio, o de lucha en la defensa de los derechos de
la mujer, o de combate contra la exclusión, o ha contribuido al conocimiento de
la realidad, o simplemente es un ser humano que no cede a las tentaciones bautismales
y cumple su deber incansablemente.
A veces sucede que la indignación te embarga y
te incendia el corazón y gritas a voz en cuello que vamos por mal camino y
reclamas que cambiemos de héroes, que dejemos de admirar la capacidad de robar
y mentir, y comencemos a pensar que esos modelos de comportamiento están
llevando el país a la ruina, y nos hacen más pobres como colectivo.
Pides que la ciudadanía incendie su corazón y
busque algún espacio desde el cual poder ayudar a cambiar esta realidad
insoportable. Sabes, no te achicopales, somos más de los que piensas, a muchas
más personas de lo que crees les sucede lo mismo que a ti, lo importante es
unirnos, juntarnos, apoyarnos.
Bill Clinton dijo hace un tiempo: "la
política es frustrante, imperfecta y a menudo llena de banalidad y falta de
visión... Pero sigue siendo la mejor esperanza que tenemos para solucionar
nuestros problemas comunes; es muy importante". No digo que le prestemos atención a esta frase porque la dijo Clinton; sino por su contenido real.
Participar desde la sociedad civil u otras
esferas es una forma de hacer política, en el sentido de Clinton. La construcción de una democracia más plural y menos desigual demanda que cada vez más la gente buena se interese en la política.
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