Hace 11 años Voluntario escribió: “El clientelismo es la forma de relacionarse la ciudadanía con la política y el poder en República Dominicana, es omnipresente y debe ser combatido en todos los escenarios”.
Membrecía vio que las palabras eran buenas y dijo: “El clientelismo es un monstruo de mil cabezas que corroe la sociedad política. La sociedad civil lo enfrenta”.
Voluntario para evitar malos entendidos aclaró: “Omnipresente significa que está en todas partes, en dondequiera que se realicen elecciones internas y hayan relaciones de poder, o sea tanto en partidos como en organizaciones sociales, empresariales y comunitarias”.
Membrecía carraspeo y respondió: “Así es, nuestra institución está llamada a destruirlo”.
Seis años después, frente al paredón de la elección de la Junta Central Electoral del 2006, Voluntario miró a todos lados, planteó la necesidad de que a lo interno de las organizaciones se tipificara el conflicto de interés y habló del remozamiento del liderazgo institucional. Luego repitió en original y un montón de copias: “El clientelismo es la forma de relacionarse la ciudadanía con la política y el poder en República Dominicana, es omnipresente y debe ser combatido en todos los escenarios”.
Lo escribió con las mismas palabras que lo había hecho 6 años atrás. Pero, algunas personas dijeron que Voluntario escribía “omnipresente” para echarle vainas a la institución y propusieron que fuera excomulgado per saecula saeculorum.
Voluntario siguió en sus treces y no se amilanó: el territorio de la participación es amplío y a todos pertenece.
Mucho tiempo después frente al pelotón del fusilamiento de la objetividad y la sinceridad Voluntario sostiene que hay una candidatura que es la mejor opción. Fiel a su pensamiento y forma de actuar dice que trabajará a favor de esa candidatura, sin renunciar a su espacio ganado a fuerza de honestidad intelectual y de cara al sol.
Conocedor de la intríngulis de las relaciones políticas, y para que no haya dudas, Voluntario repite como un mantra: “El clientelismo es la forma de relacionarse la ciudadanía con la política y el poder en República Dominicana, es omnipresente y debe ser combatido en todos los escenarios”.
Casi a coro un grupo de los que una vez celebraron la misma idea, escrita con las mismas palabras en original y un montón de copias dijeron: “Es un renegado que no merece ser considerado como parte de la gente que quiere la construcción de la democracia, lo expulsamos de manera inapelable y definitiva de las filas de los buenos”.
Yo, que conozco la historia, sintiendo una ligera y persistente penita en el corazón, solo atino a hacer preguntas:
¿Es posible que en el país haya un dialogo democrático basado en el debate de las ideas, en rebatir argumentos con argumentos y en escuchar al otro o la otra sin prejuicios?
¿Se escucha realmente a la otra persona, se le lee atentamente?
¿Cómo se explica que una persona tenga 11 años diciendo lo mismo y actuando en consecuencia y cada vez sea interpretado en función de la preferencia política y no por lo dicho y sus acciones?
¿Sólo Voluntario tiene preferencia o es de los pocos que la hace pública?
¿Que me dicen de la viga en los ojos de quienes solo ven una pajita en el ojo ajeno?
Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
El Caribe
15 noviembre 2011
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