Mucho se habla de la construcción de una opción política fresca y joven, con capacidad de enfrentar a los liderazgos tradicionales. Pero, la constitución de un liderazgo que sustituya lo viejo, y hasta cierto punto caduco, de las formas de hacer política en el país deviene en tarea azarosa, diría tortuosa, quizás muy difícil. ¿Necesitamos nuevos liderazgos?
Primero, aclaremos que entiendo por liderazgo. Es la capacidad de tomar decisiones acertadas y de influenciar en otras personas para alcanzar objetivos comunes. En el caso de la política esas metas comunes deben ser colectivamente construidas. Muchos libros señalan que las cualidades del liderazgo político serían: carisma, conocimiento de la política y la sociedad, confianza en sí mismo y quienes le acompañan, integridad y ser visto como modelo de conducta, tener poder de decisión, orientado hacia la consecución de resultados, y tener una visión y apariencia de poder. Desde mi óptica, esas serían las características del "nuevo" liderazgo del que se habla.
O sea, sí, creo que se necesitan nuevos liderazgos, en plural. ¿Porqué en plural? Porque es obvio que esas no son las características reinantes entre los y las líderes políticos de la nación. Eso no significa que sea imposible identificar líderes actuales que se acerquen a esas características, de lo que estoy seguro es que este tipo de liderazgo no es el más generalizado y por eso necesitamos "más". Ahora bien, ¿basta con que el político tenga esas características? No. Es necesario que además tenga claro el norte hacia el cual se dirige. Ese es otro de los déficits. La mayor parte del liderazgo actual es personalista, y se basa en la venta del candidato o candidata como si fuera una mercancía. Es cierto que en la sociedad actual, en donde todo se mide por el valor de cambio, la actividad política requiere de la mercadotecnia, no se trata de negar ese aspecto, se trata de que además de la venta de las capacidades del líder o la líder también se establezca con claridad la meta a la que se desea llegar, el hacia dónde desea llevar a la sociedad.
Sí, necesitamos nuevas formas de hacer política, ¿significa eso que debemos mirar hacia la juventud? Lamentablemente la respuesta es: "no necesariamente". Pienso, por ejemplo, en Luis Abinader. Es cierto que tenía pocas probabilidades de ganar en el PRD, pero, tiene, ¿tenía?, la oportunidad de constituirse en un liderazgo nuevo y no ser parte de la lucha fratricida dentro de ese partido. Lucha que ha sumergido al PRD en una larga noche oscura que le impide ver quién es su contrincante. Luis Abinader, en el paso de los años, pudo irse constituyendo en el recambio. Pero, creo que pactar con Mejía lo mete de lleno en los enfrentamientos internos, limita sus posibilidades de crecimiento independiente, y lo regresa a la política tradicional. Construir liderazgos nuevos requiere paciencia, experiencia y en ocasiones caminar solitario por el campo de batalla, recogiendo a las víctimas para reconstruir el ejército.
Ramón Tejada Holguín.
El Caribe
Perspectiva Ciudada
14 diciembre 2010
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