Se desea echar hacia atrás el voto preferencial bajo el pueril argumento de que afecta al partidismo, y se quiere retornar al viejo sistema de votación en el cual las direcciones partidarias tenían más poder que la ciudadanía a la hora de la elección de las diputaciones.
El voto preferencial, como se aplica en nuestro país, es perfectible, pero es superior a lo que teníamos antes. Las direcciones partidarias decidían el orden de colocación en las boletas de las diputaciones, en los primeros puestos colocaban a aquellas personas que ciertos dirigentes, no las bases partidarias, deseaban que fueran elegidos.
Tomando en cuenta la cantidad de votantes de los partidos mayoritarios, estar en uno de los primeros puestos a diputado aseguraba la llegada al Congreso. Estos puestos tenían su precio. Un precio alto, muy alto para la ciudadanía, ya que esta no tenía garantías de los engendros que podían llegar al Congreso, como efectivamente llegaron algunos.
El voto preferencial impide este comercio y obliga a que los candidatos sea gente que tiene que ganarse el favor de la ciudadanía -es cierto que en ocasiones a través de papeletas y clientelismo- ya que quienes votamos podemos decidir a quien queremos como diputado en representación de nuestra circunscripción. Es cierto que no es lo mejor, pero volver al pasado es peor, ya que las papeletas se quedaban en las manos de las direcciones.
Lo mejor sería que si en una circunscripción electoral se eligen 3 o más diputaciones, la gente pueda votar por todas. Por ejemplo, si en la circunscripción 1 de una provincia se eligen 3 diputaciones, los y las votantes puedan marcar 3 personas, y aquel que tenga más voto gana. La ventaja de este sistema es que profundiza el voto preferencial y la democracia, da más autonomía a las personas votantes, y hace más sencillo el cálculo electoral.
Lamentablemente miembros de la Junta Central Electoral, atentan contra el voto preferencial, no en aras de mejorar el sistema de elección, sino en aras de regresar a un pasado en el cual el comercio de las candidaturas era más fácil y rentable para unos cuantos.
Ramón Tejada Holguín
Perspectivaciudadana.com
28 de octubre 2010
Este texto fue publicado en Perspectiva Ciudadana el 28 de octubre. El 29 la JCE comandada por Roberto Rosario, cometió el desaguisado de volver al sistema anterior de votación. Lo hicieron sin convocar a un debate a los diversos sectores que tienen que ver con los procesos electorales, sin conocer las posiciones de diputados y diputadas, sin tomar en cuenta a todos los partidos y dentro de los partidos a las diversas corrientes y no sólo las que tienen representación en la JCE.
En una muestra del nivel de autoritarismo que será la norma de esta JCE, no consultaron a las organizaciones de electores y electoras, no hubo debate de ningún tipo, fue una decisión sólo entre las cúpulas y Roberto Rosario, quien tiene el control absoluto del pleno de la JCE.
Se desaprovechó la oportunidad, para provocar un debate y pedir al Congreso Nacional que separe las elecciones a diputaciones de las elecciones a senadurías, que ahora existe el arrastre. Se desaprovechó la oportunida para hacer listas desbloqueadas, o por ejemplo, que se hagan distritos electorales y en los distritos electorales sólo se elije un diputado.
Siempre hay formulas de hacer las cosas mejor. Se dice que con esta decisión se combate el clientelismo y la división interna de los partidos. Falso.
Ahora veremos el siguiente fenómeno:
Antes el diputado o diputada debía invertir 10, 15 ó 20 millones en hacer campaña, sí se reparte dinero entre los electores y electoras. Sí, hay clientelismo, pero el cliente era el elector o la electora, algo boroneaba a la gente. Ahora no será así, ahora cualquier persona con millones (sépase o no cómo se ha hecho de dinero) que quiera ir al Congreso Nacional, le da unos millones a las direcciones o del PLD o del PRD para que lo coloquen en el puesto 1 de la circunscripción x y ya tiene garantizada su entrada en el Congreso. Porque todos los puestos uno podrán llegar al congreso, y veremos como no habrá mujeres, ni pobres, ni democratas en los puestos uno. LLegar al puesto uno de la lista de diputaciones será reservado para aquellos que ayudan con mucho cuartos y otras actividades a las cúpulas partidarias, en especial a las candidaturas presidenciales. O sea regresamos a un grosero arrastre.
Pero, esto no combate el clientelismo, lo lleva a otros niveles, a niveles partidarios, a niveles en los cuales las bases de cada partido, controladas a través de papeletas y promesas, serán manipuladas mejor y con menos recursos que los y las electores en general. Incluso, creo que la decisión afectará el nivel de votación y veremos cómo se reducirá el porcentaje de votantes en las congresuales.
Pero, además, antes había voto directo de la gente por la diputación ahora no lo habrá. Antes, por lo tanto, el diputado y diputada debía cuidarse de responder minimamente a quienes representaba, ahora no, ahora debe cuidarse de responder a quienes deciden el orden dentro de la boleta electoral.
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