La historia de aquel Emperador que unos modistos le propusieron hacer un traje de hilos de oro con brocados de diamantes que sólo podía ser visto por personas puras de corazón es muy conocida. Quizás no tiene que ver con el tema de este artículo, pero desde el domingo me acosa. He soñado con este traje, y con los asesores políticos, perdón modistos, y sé que poco tienen que ver con las elecciones internas del PLD ganadas por el doctor Fernández, aunque no con el 85% o 90% que había predicho, lo que da margen para la negociación a su contrincante. Pero la comodidad del 72% sugiere que Fernández emerge como el líder del PLD y no sólo como candidato a la presidencia. Si sumamos la percepción positiva de Fernández, según las encuestas, sería fácil concluir que el presidente transita un camino que podría llevarlo a convertirse en el líder indiscutible de la República Dominicana. Sé que es arriesgado el planteamiento, pero hay demasiados indicios de que hacía allá marcha el sistema político.
¿Cuáles indicios?
1. El presidente le ha ganado a quien ha tenido por mucho tiempo gran parte del control del aparato partidario, quien podía realmente hacerle sombra dentro del PLD, quien fue visto como el principal artífice de sus triunfos. Medina fue un contrincante formidable que concitó la lealtad de una parte de la estructura de poder.
2. Fernández irrumpe ahora en la política partidaria y pública sin Medina, sin mano derecha definida que, como Medina, sea visto por los demás como estratega y arreglador de entuertos. Fernández es, ahora, una fuerza independiente, que concentra el favor de las masas y el liderazgo partidario.
3. El PLD es el partido que tiene mayor nivel de aceptación de la ciudadanía y con niveles organizativos más estables.
4. Las últimas encuestas revelan que Fernández mantiene altos niveles de aceptación en la sociedad dominicana.
Pero, yo sigo pensando en el traje del Emperador. Cada vez que él y su séquito iban al atelier de los modistos, estos colocaban sus manos y brazos como si tuvieran un traje hermoso sobre ellos, el monarca y su cortejo decían:
- Qué hermoso, qué maravilla.
El día que el Emperador usó el traje, se paseaba orondo por las calles del reino cuando un niño, demasiado niño para no ser puro de corazón, dijo:
- Miren nuestro Emperador va desnudo
Así todos se dieron cuenta que los modistos eran unos farsantes, pero ya habían huido con el oro y los diamantes.
Vuelvo al domingo, y reitero que el presidente Leonel Fernández, se ha convertido en el líder más importante de la nación, un liderazgo personal y no colectivo. El PLD gira alrededor de él. No hay otro líder en ninguno de los partidos que le haga contrapeso. Y eso no es bueno para la sociedad dominicana.
La existencia de un liderazgo personal muy fuerte puede limitar la democracia y la tentación autoritaria tratará de colarse. El contrapeso es necesario. Quizás por eso pienso tanto en el cuento del traje del Emperador, porque en cierta manera es necesario que los liderazgos particulares y dinámicos tengan personas que sean como los niños que dicen lo que ven y no engañan al Emperador. Pienso en la necesidad de una política social que desarrolle las capacidades de la gente. ¿Quién se lo dice a Fernández?
Ramón Tejada Holguín
El Caribe¿Cuáles indicios?
1. El presidente le ha ganado a quien ha tenido por mucho tiempo gran parte del control del aparato partidario, quien podía realmente hacerle sombra dentro del PLD, quien fue visto como el principal artífice de sus triunfos. Medina fue un contrincante formidable que concitó la lealtad de una parte de la estructura de poder.
2. Fernández irrumpe ahora en la política partidaria y pública sin Medina, sin mano derecha definida que, como Medina, sea visto por los demás como estratega y arreglador de entuertos. Fernández es, ahora, una fuerza independiente, que concentra el favor de las masas y el liderazgo partidario.
3. El PLD es el partido que tiene mayor nivel de aceptación de la ciudadanía y con niveles organizativos más estables.
4. Las últimas encuestas revelan que Fernández mantiene altos niveles de aceptación en la sociedad dominicana.
Pero, yo sigo pensando en el traje del Emperador. Cada vez que él y su séquito iban al atelier de los modistos, estos colocaban sus manos y brazos como si tuvieran un traje hermoso sobre ellos, el monarca y su cortejo decían:
- Qué hermoso, qué maravilla.
El día que el Emperador usó el traje, se paseaba orondo por las calles del reino cuando un niño, demasiado niño para no ser puro de corazón, dijo:
- Miren nuestro Emperador va desnudo
Así todos se dieron cuenta que los modistos eran unos farsantes, pero ya habían huido con el oro y los diamantes.
Vuelvo al domingo, y reitero que el presidente Leonel Fernández, se ha convertido en el líder más importante de la nación, un liderazgo personal y no colectivo. El PLD gira alrededor de él. No hay otro líder en ninguno de los partidos que le haga contrapeso. Y eso no es bueno para la sociedad dominicana.
La existencia de un liderazgo personal muy fuerte puede limitar la democracia y la tentación autoritaria tratará de colarse. El contrapeso es necesario. Quizás por eso pienso tanto en el cuento del traje del Emperador, porque en cierta manera es necesario que los liderazgos particulares y dinámicos tengan personas que sean como los niños que dicen lo que ven y no engañan al Emperador. Pienso en la necesidad de una política social que desarrolle las capacidades de la gente. ¿Quién se lo dice a Fernández?
Ramón Tejada Holguín
10 de mayo 2007
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