El Papá Grande: el día de la muerte de Balaguer.
Ramón Tejada Holguín - Ultima Hora 22 de julio 2002
Algunos sabemos que debemos agradecer más. Por ejemplo, en lo económico su gran legado ha sido hacer a nuestros ricos más ricos que los de la mayoría de los pueblos vecinos, y con nuestros pobres hizo algo similar: los convirtió en más pobres que los de la mayoría de los pueblos cercanos. No le prestó atención a la gente pobre de su época porque era un visionario, un profeta que no debía detenerse ante pequeñeces como la vida humana. Por lo que concentró sus energías en erigir enormes obras que aprovecharían las futuras generaciones... de ricos. Pero, su legado político ha sido mayor.
Decidía las cosas con sapiencia y tacto sin que le importaran las instituciones, la justicia o la gente misma. ¿Si él era la encarnación del bien, quien mejor para ser el gran arbitro? Eso sí su Dios, y estrella guía, era el poder por el poder mismo. Pero lo que más le agradecemos es no haber dejado un líder intacto que nos desgobierne como él.
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Ramón Tejada Holguín - Ultima Hora 22 de julio 2002
Nos hemos ganado un sitial en la historia contemporánea porque aquí tuvo a bien nacer el Papá Grande, el más excelso prócer jamás conocido, constructor de la tranquilidad más tranquila que la tranca puede edificar, y de una paz más pacifica que la de los cementerios. El día de su muerte los informadores imparciales, guías espirituales del pueblo, nos quitaron la venda transparente de los ojos y pudimos ver la realidad real que nunca habíamos visto: éramos una partida de malagradecidos que nunca lo colocamos en su justo lugar, todos tenemos una formidable deuda con él.
Dijeron que gracias a su visión de futuro, el Papá Grande nos transformó en un pueblo monumental, con enormes avenidas atiborradas de lujosos autos y fastuosos puentes sobre secos ríos. Dijeron que nadie había construido tantas instalaciones deportivas para recreo de nuestros jóvenes, ni tantas escuelas y hospitales para recreo de nuestros profesores, estudiantes, médicos y pacientes. Por el luto generalizado el día de su sepelio nadie pudo encontrar ni un paño negro en tiendas de telas y ropas.
Algunos sabemos que debemos agradecer más. Por ejemplo, en lo económico su gran legado ha sido hacer a nuestros ricos más ricos que los de la mayoría de los pueblos vecinos, y con nuestros pobres hizo algo similar: los convirtió en más pobres que los de la mayoría de los pueblos cercanos. No le prestó atención a la gente pobre de su época porque era un visionario, un profeta que no debía detenerse ante pequeñeces como la vida humana. Por lo que concentró sus energías en erigir enormes obras que aprovecharían las futuras generaciones... de ricos. Pero, su legado político ha sido mayor.
Decidía las cosas con sapiencia y tacto sin que le importaran las instituciones, la justicia o la gente misma. ¿Si él era la encarnación del bien, quien mejor para ser el gran arbitro? Eso sí su Dios, y estrella guía, era el poder por el poder mismo. Pero lo que más le agradecemos es no haber dejado un líder intacto que nos desgobierne como él.
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Herencia de Violencia
Publicado en Ultima Hora, el 12 de Mayo del 2003
Ramón Tejada Holguín
Hay que conocer el pasado para entender el presente y construir un futuro en el que la vida buena sea accesible a quienes tienen la capacidad y la voluntad de trabajar honradamente.
René Fortunato, en "La violencia del poder", rescata imágenes que deben ser complementadas con una honesta reflexión que trascienda los macabros sucesos narrados.
Hay que buscar la singularidad de los hechos, observar su curso y las motivaciones de los actores que se adueñaron del escenario político y social dominicano, porque así podremos entender mejor la realidad, e hipotetizar sobre la marcha de los acontecimientos.
No todo fue color de rosa, pero el vampirismo político se cebó de un solo lado. Pudimos llegar a la modernidad por un camino diferente, respetando los derechos y la institucionalidad. La voluntad férrea de un Balaguer que agarraba con uñas y dientes el poder nos bloqueó un camino distinto. Ese ayer ha construido el hoy de la desinstitucionalización, del irrespeto por las reglas de juego, de la búsqueda de ventajas personales: esa es la gran herencia de Balaguer.
No hay dudas: él es padre de la debilidad institucional dominicana. ¿Y los otros? No pregunto por esos que construyeron partidos balagueristas en esencia. Pregunto por la fabulosa izquierda. Sabemos que unos se desviaron en algún recodo del camino: giraron hacia la delincuencia o abjuraron abrazando la causa de sus verdugos.
Los peores formaron bandas terribles; ese Macorís, que ayer en petulantes actuaciones televisivas reclamó orondo sus presas saladas de sangre y horror, hoy dice que la terrible Banda, esa sanguinaria asociación de malhechores, fue un organismo de la sociedad civil. Quedan enormes preguntas sin respuesta sobre los que se mantuvieron fieles a los principios. Por ejemplo: ¿por qué la izquierda democrática no pudo construir una opción política y moral que viabilizara una sociedad en la cual no se adore a Balaguer ni su terrible herencia coquetee con las voluntades de quienes nos dirigen? ¿En qué fallaron nuestros héroes?
René Fortunato, en "La violencia del poder", rescata imágenes que deben ser complementadas con una honesta reflexión que trascienda los macabros sucesos narrados.
Hay que buscar la singularidad de los hechos, observar su curso y las motivaciones de los actores que se adueñaron del escenario político y social dominicano, porque así podremos entender mejor la realidad, e hipotetizar sobre la marcha de los acontecimientos.
No todo fue color de rosa, pero el vampirismo político se cebó de un solo lado. Pudimos llegar a la modernidad por un camino diferente, respetando los derechos y la institucionalidad. La voluntad férrea de un Balaguer que agarraba con uñas y dientes el poder nos bloqueó un camino distinto. Ese ayer ha construido el hoy de la desinstitucionalización, del irrespeto por las reglas de juego, de la búsqueda de ventajas personales: esa es la gran herencia de Balaguer.
No hay dudas: él es padre de la debilidad institucional dominicana. ¿Y los otros? No pregunto por esos que construyeron partidos balagueristas en esencia. Pregunto por la fabulosa izquierda. Sabemos que unos se desviaron en algún recodo del camino: giraron hacia la delincuencia o abjuraron abrazando la causa de sus verdugos.
Los peores formaron bandas terribles; ese Macorís, que ayer en petulantes actuaciones televisivas reclamó orondo sus presas saladas de sangre y horror, hoy dice que la terrible Banda, esa sanguinaria asociación de malhechores, fue un organismo de la sociedad civil. Quedan enormes preguntas sin respuesta sobre los que se mantuvieron fieles a los principios. Por ejemplo: ¿por qué la izquierda democrática no pudo construir una opción política y moral que viabilizara una sociedad en la cual no se adore a Balaguer ni su terrible herencia coquetee con las voluntades de quienes nos dirigen? ¿En qué fallaron nuestros héroes?
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