Dijo Balaguer, para justificar sus múltiples maneras de colocarse por encima de las instituciones: “La Constitución es un pedazo de papel". La frase ha pasado a la historia del sistema político dominicano como paradigmática expresión del irrespeto a la institucionalidad. Pocos sabían que la frase pertenece a Ferdinand Lassalle, socialdemócrata del siglo XIX, que mantuvo unas tensas relaciones con Marx, ora de amistad, ora de enfrentamiento.
En las conclusiones de la conferencia “¿Qué es una constitución” Lassalle sostiene: “Los problemas constitucionales no son, primariamente, problemas de derecho, sino de poder: la verdadera Constitución de un país sólo reside en los factores reales y efectivos de poder que en ese país rigen, y las Constituciones escritas no tienen valor ni son duraderas más que cuando dan expresión fiel a los factores de poder imperantes en la realidad social”.
Este es el mensaje: La aplicación y el respeto o no de la Constitución es una cuestión de poder. Así como hay fuerzas y grupos que empujan para convertir nuestras normas y leyes en papeles siguiendo la nefasta herencia balaguerista y neotrujillista, hay fuerzas y grupos que empujamos para lograr normas y reglas que promuevan la democracia, que se apliquen a todos y a todas de la misma manera y que sean cada vez más equitativas. Necesitamos que las fuerzas de la democracia se unifiquen, para lograr mayor capacidad de presión para que la aplicación de la Constitución favorezca a las mayorías. Debemos ponernos de acuerdo para empujar todos y todas para el mismo lado.
Lassalle termina su conferencia diciendo: “Si no olvidan ustedes esta conferencia, señores, y vuelven a verse alguna vez en el trance de tener que darse a sí mismos una Constitución, espero que sabrán ustedes ya cómo se hacen estas cosas, y que no se limitarán a extender y firmar una hoja de papel, dejando intactas las fuerzas reales que mandan en el país.” Y lo dijo en el 1862.
Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
18 de noviembre de 2010
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