Ausencia de análisis de la racionalidad política como obstáculo que enfrentan ciertos(as) analistas políticos para sus predicciones y por eso se equivocan con frecuencia

No sé si lo han notado ustedes, pero en nuestra nación hay analistas políticos de ambos sexos cuyas predicciones pocas veces se cumplen, o como quien dice a veces pegan y otras muchas veces no pegan.

Quizás por eso tiendo a ser cauto en las predicciones, y prefiero, antes que predecir, explicar los hechos. Infiriendo del análisis estrategias de intervención.

No quiero poner ejemplos de tantas predicciones equivocadas, simplemente lea algunos artículos y déle seguimiento a lo que ahí se dice. O visite viejas colecciones de diarios y revistas.

Lo que deseo comentar es,  a mi humilde, muy humilde entender, cuál es uno de los grandes obstáculos que enfrentan los y las analistas de ambos sexos para la construcción de escenarios políticos.

Y que enfrenta el liderazgo de la sociedad civil que desea influir políticamente para que las cosas vayan en determinada dirección.

Y los y las activistas partidarios para lograr influir más en sus partidos y el sistema político.

Y la ciudadanía activa para lograr políticas públicas que respondan a sus necesidades

Empecemos respondiendo una pregunta para poder explicar mejor ese obstáculo del que hablamos.

¿Cómo se construyen los escenarios que permiten visualizar el futuro? O sea, ¿qué se necesita para predecir una coyuntura?

- Compadre, hablo en serio, no se necesita una bola de cristal, las cartas del tarot o una taza de café.  Esas no funcionan.

Para construir un escenario hay que conocer bien el contexto nacional e internacional. En nuestro caso conocer bien a la sociedad dominicana y su lugar en la geopolítica.

Saber cuáles son las variables políticas relevantes y sus historias particulares.

Conocer las leyes e instituciones electorales y sobre todo conocer los principales actores políticos y sus historias: partidos, liderazgos, poderes fácticos.

O sea, dar seguimiento al comportamiento de los partidos, de las organizaciones civiles del empresariado, las de los pobres, las de las clases medias, las de todo el mundo.

Conocer la forma en que se relacionan los actores, sea negativa como el clientelismo, o positiva como el capital social.

En fin, tener una visión del contexto actual, de la historia del contexto y de los liderazgos que han influido para llegar hasta esta suma de relaciones e interrelaciones que es toda sociedad.

Uno de los puntos más importantes es el conocimiento de la racionalidad política de los actores: partidos y líderes, ciudadanía y reguladores.

Preguntas que nos dan la medida de la racionalidad política de cada actor: ¿Definen con claridad los actores políticos sus fines e intereses y tratan de alcanzarlos? ¿Cuáles son los fines e intereses reales de cada actor? ¿Cómo determinarlos? ¿Cómo los determinan?

Por ejemplo: Hace años escribí un montón de artículos diciendo que nuestro país marchaba a un bipartidismo de nuevo cuño.

De nuevo cuño porque en los países que hay doble vuelta electoral tiende a existir un multipartidismo.

En el momento que escribía existían tres partidos “mayoritarios”. Pero, mi hipótesis era que el PRSC no sobreviviría a Balaguer porque supeditaba cualquier visión de futuro a su mantenimiento de alguna partecilla del poder estatal. Y ya vimos los resultados.

Esa es la racionalidad política de esa organización, la cual sus líderes actuales no han cambiado. Y por lo tanto, ya se puede hipotetizar sobre su futuro.

- Exacto, de lo que se trata es de determinar la racionalidad política de los actores, para construir los escenarios posibles

Ya sé, que hay quienes se preguntan: Pero, ¿qué es la racionalidad? A modo de telegrama: Es la capacidad de ver las cosas en función de qué es lo óptimo y consistente que se puede hacer para conseguir el objetivo deseado

Bueno, sí, otros se preguntarán, ¿qué es la política?  Esquemáticamente: es lo que sirve para dirimir las cuestiones del poder estatal, sea para llegar a él o influirlo.

Racionalidad política es, por tanto, la capacidad de definir optimas y consistentes acciones que le permitan cumplir sus objetivos políticos.

Es vital, por tanto, conocer la racionalidad política de los actores, para predecir su posible futuro en un contexto dado

El problema es que en Dominicana los analistas viven adjudicando determinada racionalidad política a determinados actores.

La racionalidad política de cada actor no se analiza leyendo la taza o el tarot al liderazgo o aconsejándolo.

La racionalidad política de un actor se encuentra en su historia, en su comportamiento, en sus acciones a través del tiempo.

Por ejemplo, para muchos analistas de ambos sexos los partidos de oposición tendrá estímulos para hacer alianzas ante la definición de escenarios determinados.

Ay, pero olvidan el cuento del alacrán y el sapo, esa cuestión de la naturaleza de los actores políticos. Y olvidan la racionalidad política de la ciudadanía, que tiene una y no siempre es clientelar.

O sea, hay actores políticos que sus fines están mediados por sus odios y cariños del pasado y no se sobreponen a ellos. Y hay una ciudadanía con memoria de todo cuanto ha pasado.

Hay partidos y líderes que son como el alacrán y líderes que son como el sapo.

Sí, mi hipótesis es que ha sido en determinar las racionalidades políticas de los actores (partidos, líderes, ciudadanía, liderazgo de los poderes fácticos) en donde han fallado tantos analistas de ambos sexos. O en darse cuenta en que algunos parecen tomar sus decisiones basados en una “irracionalidad política”.
Y seguirán fallando, porque no estudian la racionalidad política, sino que asumen una racionalidad inexistente. Sí, no se trata de creer que tal o cual acción es lo que conviene a determinado actor, se trata de saber qué es lo que determinado actor cree que es lo más conveniente para él.

Remóntese a 2007, tantos que decían que Danilo Medina jamás llegaría a presidente, porque no estudiaron su racionalidad política, ni la de su partido, ni la de sus adversarios. Creyeron que todo es cuestión de clientelismo, y que el que tiene el poder jamás lo pierde.

Quienes vayan a construir los escenarios electorales posibles, no deben olvidar esta cuestión de la racionalidad política de los partidos, de los líderes y de sus seguidores.

Y no deben olvidar que sus deseos, preferencias, fobias y filias no son la racionalidad política real. Cada actor la tiene y actúa, como ha actuado en el pasado, según ella.

Ramón Tejada Holguín
Agosto 28 2014




...y no escribo más del tema, que lo que estamos es promoviendo el espectáculo

Desconfío de las "campañas de adecentamiento" porque casi siempre quienes las promueven buscan controlar el placer y gusto ajenos.

Buscan imponer su visión del mundo y modo de vivir a todos y a todas.

Cuando se permite que se controle el placer y el gusto ajenos se abren las puertas para que se cuelen la intolerancia y el control de la vida

En el caso de las nalguitas de Miley, lo que se ha hecho es promoverlas y despertar el morbo de una parte de las personas.

Ni la veo ni la veré, ni la escucho ni la escucharé, pero es pacato y autoritario prohibir que mayores vean sus groserías y escuchen sus gritos

Prohibir un concierto por su contenido sexual y censura de acciones que no han ocurrido no es solución al problema que se pretende atacar

La cura contra la vulgaridad sexual y la falta de sentido artístico es la educación, la formación y la educación sexual científica.

La Comisión puede regular: por ejemplo exigir que el espectáculo sea para mayores de edad

Pero, ojo, no se trata de ver actos similares en público que no han sido prohibidos, como muestra de que la Comisión no hace su trabajo.

Mi reclamo no es que censuren otros artistas como han censurado las nalguitas de Miley: se trata de NO a la censura en general

Por eso cuando la Comisión dice que de ahora en adelante se hará sentir me pongo las manos en la cabeza y digo oh no, oh no.

La prohibición de las nalguitas de Miley es inconstitucional independientemente de que a otras no se les prohíba exhibir sus nalgotas.

Coloquemos el acento en educar en valores, dentro y fuera de la familia y en la educación formal y olviden eso de querer prohibir lo que se ha convertido en cotidiano vía las redes virtuales, youtube y la TV.


Ramón Tejada Holguín
24 agosto 2014