Las Incomodas y nunca bien ponderadas relaciones entre los partidos y la sociedad civil dominicana de hoy

1. Declaración de principios

Si bien en las últimas décadas entre la sociedad civil y el sistema de partidos se observaron grandes tensiones y mutuas acusaciones de querer manipular los espacios públicos en provecho propio, dije mutuas acusaciones, lo cierto es que en el últimos lustro se observa una especie de “entente” y una tensa calma que ha logrado crear ciertos espacios para la creación de sinergia. Sin embargo, los recelos persisten en una buena franja de la dirección de los partidos y, claro, en buena parte de la sociedad civil organizada. Lo cual de por sí no es malo. Es labor de la sociedad civil incordiar, como diría un amigo. Así como es labor de los partidos llegar al poder y en ocasiones, si carecen de incordios, hacen lo que sea para llegar al poder. Y he ahí el problema, un poder sin nadie que lo incordie, que le exija, que le demande, que se ejerce en solitario, difícilmente puede responder a la ciudadanía en nombre de la cual se supones que se ejerce, y en esa no respuesta puede llegar a deslegitimarse. Por eso se necesita el incordio, se necesita una ciudadanía incordiosa, organizada, militante.

2. Aclaración

Permítaseme tratar, en el poco tiempo, de hablar de la sociedad civil y de los partidos tal como se presentan en el país, en nuestra nación. Permítaseme ver las singularidades. Porque en realidad la sociedad civil en dominicana dista mucho de la sociedad civil en otros países del área, así como nuestro sistema política dista bastante de los otros.

Seré un tanto "telegramático", debido al tiempo y obviaré ejemplos y referencias históricas. En el debate, si hay tiempo, podríamos señalar algunos de estos aspectos. Digamos que usaré el estilo de párrafos aparentemente sueltos, pero definitivamente conectados

3. Los dos actores

1 Hablaré de la sociedad civil dominicana, aquí y ahora y no de la sociedad civil como categoría filosófica, o política o social. Es decir, creo que en el país la sociedad civil es una especie de movimiento social. En tanto que movimiento social, “la sociedad civil” se define como el conjunto de grupos de ciudadanos que se organizan de manera independiente de los partidos, para defender intereses específicos, y participar en áreas de los espacios públicos que les afecta. La existencia de redes, foros y coaliciones que actúan juntas, colocan sobre el tapete y definen temas y demandas de manera conjunta, le da ese sentido de identidad y pertenencia a la “sociedad civil” a sus participantes, es lo que nos permite extender el término de Movimiento social un poquito, para aplicarla a esta eclosión de organizaciones de la ciudadanía que han irrumpido en el espacio público, antes reservados a los partidos políticos.

2 Los partidos los veo como organizaciones de carácter general que deben conciliar los diversos intereses de la sociedad. Se supone que deben competir entre sí por representar el “interés general” proponiendo modelos diferentes de gobiernos o de “buen gobierno”. Esa competencia entre los partidos es lo que remite al pluralismo y la democracia y la búsqueda de un tipo de gobierno cada vez mejor. Pero, lo partidos, en muchas ocasiones no representan los intereses de ciertos sectores sociales, por lo cual estos se organizan para hacer valer sus intereses de manera directa. Ahí adquieren sentido las organizaciones de la sociedad civil.

3 Desde esta óptica, hablar de sociedad civil en la República Dominicana de hoy significa poner de relieve la creciente importancia de diversos tipos de organizaciones en los asuntos políticos y de gobierno. El papel de la sociedad civil dominicana, en este momento y desde mi punto de vista es reclamar, exigir que los partidos cumplan el rol que les toca jugar, no deben intentar sustituirlos, deben provocar que hagan su labor con eficiencia y eficacia. Los intentos de sustitución de los partidos llevaron a diversas sociedades de América Latina a niveles de fragmentación que impiden su desarrollo, minando el capital social de las mismas e incluso imponiendo cuasi dictaduras como el caso del fujimorato en Perú.

4. Contexto de la emergencia: Genealogía de una enemistad innecesaria

1 La emergencia de la sociedad civil ocurre en un contexto en que los partidos dominicanos muestran una tendencia a abandonar sus antiguas ideologías, sus propuestas de ordenamiento social, sus aspiraciones de representar sectores específicos de la sociedad dominicana. Lo que los lleva a un proceso de igualación y de asumir políticas emanadas de una sola corriente intelectual, política y económica. La competencia política se asume como competencia entre líderes, en un primer momento, tras la muerte de los tres grandes líderes se asume como la venta de un producto. El marketing se acrecienta y se reduce los intentos de representar a la ciudadanía.

2 Se observa de manera paralela un creciente desencanto hacia la actividad partidista de sectores de la clase media e intelectuales. En algunos casos se confunden actividad partidista con actividad política en sentido general, provocando niveles de despolitización y satanización del partidismo y la actividad política. Grupos de estos sectores buscan resignificar la acción colectiva. Intentos de crear movimientos cívicos, fracasan. Se crean ONG´s y foros de debates colectivos.

3 Del lado de la izquierda y los sectores populares, la crisis de los paradigmas anteriores a la caída del muro, la caída del muro mismo, la mirada de los organismos internacionales y de crédito en las organizaciones no gubernamentales, provocan cambios importantes en grupos comunitarios ligados a las izquierdas y de origen popular que se mueven hacia el cambio en sus formas de intervención.

4 La muy limitada circulación de las elites de dirigentes dominantes a lo interno de los partidos, bloquea la participación de determinados sectores en la política. Estoy hablando de la época en que los tres grandes líderes de los partidos tradicionales y sus seguidores más cercanos dirigían los partidos con ciertos niveles de autoritarismo y escasa institucionalidad. Esto bloqueaba la entrada de nuevos cuadros políticos que debía buscar otras áreas para la participación. En las izquierdas el fenómeno fue similar.

5 Se puede decir que se captó la existencia de un nivel de demanda de organización y asociatividad insatisfechas por los partidos y la política misma. Y los partidos no estaban cumpliendo su papel de ser el principal mecanismo de mediación entre el estado y la ciudadanía. O por lo menos eran incapaces de hacernos creer que representaban los intereses de la mayoría. Las diversas demos así lo sugieren.

6 Es así como la irrupción de las organizaciones de la sociedad civil se observa como una amenaza al partidismo y a los liderazgos constituidos. Pero, de la otra orilla, también se observaban algunas actitudes. Veamos.

7 Hay sectores y personalidades que han querido venderse como los verdaderos representantes de la sociedad civil, como los voceros de los sin voz; otros la venden como algo homogéneo y organizado que regula el sistema político; parecería que sociedad civil es un grupo de organizaciones que concertar y se pone de acuerdo para “forzar a los partidos” a tomar ciertas medidas, lo que causa recelo en los partidos.

8 Algunos percibieron que la “sociedad civil” se refiere a un conglomerado de personas que se opone a los partidos y quiere sustituirlos; o a un grupo de personas que hacen carrera desde la sociedad civil para lograr cargos públicos o electivos sin tener que contaminarse, haciendo de esta manera una competencia desleal a los políticos profesionales. Esta visión de oposición entre partidos y sociedad civil ha sido alimentada por algunos sectores de la sociedad civil y por muchos dirigentes de todos los partidos. Algunas organizaciones de la sociedad civil han cometido errores de importancia en ese tenor, acrecentando la desconfianza mutua, y propiciando la confusión en la población.

5. El tenso trayecto que nos trae al hoy

1 Actualmente tanto dentro del PRD, del PLD como el PRSC hay sectores que abominan de la sociedad civil, pero en su seno ha ido creciendo una visión de coexistencia pacifica y de respeto mutuo. Durante mucho tiempo el PLD tuvo la percepción de que era perredeísta y quedan vestigios de esa observación. El PRD durante los cuatro años de gobierno de Hipólito Mejía no le perdonó el nivel de criticidad que mantuvieron las organizaciones con mayor presencia en la prensa y de mayo nivel de legitimidad entre las personas. Las relaciones con cada uno de los partidos que han llegado ha controlar el Poder Ejecutivo han sido siempre tensas mientras están en el gobierno y más fluidas a la hora de ser oposición.

2 El hecho de que gran parte de las organizaciones de la sociedad civil haya mantenido el mismo nivel de criticidad ante los diferentes gobiernos y haya mantenido su agenda sin importar quien esté en el gobierno ha contribuido grandemente a lograr que haya un cambio de actitud de los partidos hacia la sociedad civil. Esto a su vez ha influenciado en una relación más fluida e interesante que posibilita la sinergia, pero que al mismo tiempo corre el riesgo de que sectores importantes de la organizaciones y líderes de ella puedan ser cooptados.

3 Para analizar esta relación se tiene que tomar en cuenta que la cultura política dominicana está basada en "dame lo mío", y una irrefrenable pulsión por ser un "matatán" o una "matatana", lo que obstaculiza y bloquea las iniciativas que pretenden provocar cambios en la sociedad dominicana. El problema es de poder, se dice. Quienes se benefician de la fragilidad de las instituciones y de la ausencia de reglas del juego iguales para todos, abominan del establecimiento de instituciones que pretendan estimular a la población dominicana para que exija sus derechos como ciudadanos soberanos. Si tienen la sartén por el mango no la van a soltar. El hecho de que los ciudadanos se organicen al margen de los partidos, pone en entredicho los mecanismos de control social y político con que cuentan los partidos.

4 Los mecanismos de control social y político tradicionales han sido el clientelismos, el patrimonialismos, el rentismo y la idea de que a los partidos pertenece el espacio público y que a la sociedad civil corresponde el ámbito de lo privado y el velar exclusivamente por sus intereses en ese ámbito. Usando una metáfora desde el punto de vista de género es como si existieran dirigentes y organizaciones machistas que piensan a los partidos como perteneciente al orden de lo masculino y a la sociedad civil como perteneciente al orden de lo femenino, en el contexto de una sociedad patriarcal.

5 Hay tendencias contradictorias. Por un lado crecen espacios de concertación, dialogo y búsqueda de consenso entre los diversos sectores de la sociedad civil. Crecen al mismo tiempo los espacio de participación y dialogo entre partidos y las organizaciones de la sociedad civil. Pero, los partidos en el gobierno de su parte privilegia a sectores específicos para sus diálogos y concertaciones y a otros simplemente no los considera. En este caso se puede reseñar lo del Plan de Seguridad Democrática. Mecanismos de coordinación de la sociedad civil han reducido su impacto en la sociedad y se encuentra con ciertos niveles de inactividad. Para algunos esto sugiere que existe cierto desencanto y desanimo a lo interno de las organizaciones civiles o hay una pugna por controlar este tipo de espacio.

6 Todos esto nos lleva a aclarar que al hablar de la relación partidos y sociedad civil lo estamos haciendo desde una óptica totalmente analítica. Ya que no todos los partidos tienen la misma actitud y comportamiento hacia la sociedad civil, ni todas las organizaciones tienen las mismas actitudes hacia los partidos. En incluso a lo interno de los partidos hay diferencias significativas: experiencias como las del Dialogo Nacional fueron realiza en contra de la dirigencia del PLD, y quizás por eso sus resultados, que en el papel pueden ser vistos como excelentes, en efecto sus resultados no pudieron ser mejores en términos de participación de los grupos civiles y de propuestas. Pero, el gobierno a pesar de una experiencia tan positiva, no tomó en cuenta los resultados de dicho dialogo profundizando así el sentido de exclusión de estos grupos. Con la que con su convocatoria creó unas expectativas de participación que no pudo satisfacer.

7 La razón por la cual las diversas organizaciones de la Sociedad Civil dominicana tienen tanto prestigio y niveles de intervención se debe a que efectivamente los partidos políticos dominicanos no juegan el rol que deben jugar, no representan los intereses de la sociedad civil que dicen representar, no construyen gobiernos según lo que prometen, y para nada promueven la "civilidad", los lazos sociales, la asociatividad de la ciudadanía. La escandalosa corrupción gubernamental, el patrimonialismo, el uso clientelar de las políticas públicas, han ido teniendo efectos perversos en la sociedad dominicana, y hasta el momento ha permitido a los partidos políticos sobrevivir, contar con una base de apoyo en esa parte de la ciudadanía, especialmente los muy pobres, que es clientelar y patrimonialista también. Un clientelismo del cual no son culpables lo pobres sino que políticos se aprovechan de esa pobreza para cambiar apoyo político por favores económicos. Sin embargo, el dominio no es absoluto. Y la propia práctica clientelar y excluyente que hoy los legitima, puede contribuir a erosionar sus bases de apoyo vía la escasa participación. Sobre todo cuando se toma en cuenta que el reparto clientelar tiene límites y que los procesos de desregulación económica, la capitalización y la privatización imponen mayores limitaciones ya que le permite disponer de menos bienes para distribuir entre la clientela.

8 Dice Adela Cortina: "La comunidad política es responsable en gran medida de que los ciudadanos valoren la civilidad, porque si se trata de una comunidad injusta, que funciona de forma "caciquil", aunque se diga democrática, dejarán los ciudadanos de participar, y demostrarán con ello muy buen acuerdo, porque la participación sólo tiene sentido cuando es significativa" (Hasta un Pueblo de Demonios Pág.. 196).

9 En nuestro país hay llamadas de atención importantes que van más allá del hecho cierto de que en la presidenciales alrededor de tres cuartos de la población concurre a votar. Hay evidencia de que nos acercamos existe una crisis de representatividad. La sociedad se autorganiza para defender intereses particulares que los partidos no defienden. Hay demandas de participación que las ofertas de los partidos sólo satisfacen a medias. Llama la atención el creciente rechazo que se observa en la población a la actividad política: Según las Demos en el 1994 el 5.8% de las personas entrevistadas decía rechazar la actividad política convencional, este porcentaje se mantuvo estable en las encuestas del 1997 (4.6%), del 2001 (6.0%) y se elevó espectacularmente a 24.2% en el 2004. Pero, lo grave es observar cómo el nivel de participación efectiva de la gente en las organizaciones de la sociedad civil se redujo, aunque en menor medida, en efecto, en el 1997 el 46% de las personas mayores de 18 años pertenecían al menos a una organización de la sociedad civil, mientras que en el 2001 esta cifra se elevó ligeramente a 49.1% para reducirse a 41.2% en el 2004.

10 Tanto a los partidos como a la sociedad civil debe preocuparnos la reducción de la participación y la observación de la política desde una óptica negativa. Como dijo Bill Clinton en respuesta a una de las preguntas del presidente del BID, Luis Alberto Moreno, en un evento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizado en junio de este año: “Pienso que hay dos cosas que deben decirse. Primero, la política es frustrante, imperfecta y a menudo llena de banalidad y falta de visión. Si no quieren lidiar con eso, busquen otro tipo de trabajo. Y quejarse por ello es ser como estos jugadores en la Copa Mundial que reclaman penales cuando los barren para sacarles la pelota. Quien no quiera jugar porque alguien puede lastimarlo, que se quede en casa. Pero [la política] sigue siendo la mejor esperanza que tenemos para solucionar nuestros problemas comunes; es muy importante."

11 ¿Significa que la sociedad civil debe cruzarse de brazos? Evidentemente, no. Los ciudadanos responsables de la sociedad civil deben estimular la participación, la civilidad, ya que "el lugar óptimo para aprender virtudes sociales no es el ámbito político mismo, porque las relaciones políticas son relaciones secundarias, y no primarias, y las personas pueden manipularlas con mayor facilidad que las relaciones primarias" (Cortina, Pág. 194-195), Deben reclamar, exigir que los partidos cumplan el rol que les toca jugar, no deben intentar sustituirlos, deben provocar que hagan su labor con eficiencia y eficacia.

12 Las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, las asociaciones, etcétera, han de enfocar sus actividades hacia la civilidad, hacia la búsqueda de influir en el aprendizaje de valores sociales que promuevan la democracia, la participación, deben ser ellas mismas democráticas y participativas. Después de todo, son los ciudadanos y ciudadanas quienes se organizan en partidos. Las organizaciones las construimos nosotros mismos a imagen y semejanza de nuestra cultura política. Las virtudes aprendidas en la socialización irán en beneficio de la transformación del partidismo dominicano.

13 El sistema político dominicano tiene imperfecciones evidentes. La forma en que los partidos se relacionan entre ellos no estimula la democracia y los procesos de ciudadanización, más bien refuerza el clientelismo y una visión de la política como guerra de exterminio. En este espacio Sociedad Civil y Partidos deben ir juntos tratando de resignificar el concepto de lo político. Gran parte de la sociedad civil dominicana es consciente de la necesidad del fortalecimiento del sistema de partidos, pero también es consciente de aspectos substanciales que la separan de los partidos.

14 De los aspectos que provocan más tensiones entre los partidos y las sociedad civil emerge como gigante imbatible la corrupción. Es un tema que todos los partidos declaran como de vital importancia, pero todos tienen más de una cola que pisarle. Vemos que se aviva y se apaga el fuego de la persecución según criterios que no están muy claros. Lo deseable es que de una vez y por todas los casos de corrupción sean estudiados, se establezcan las responsabilidades pertinentes y se someta a quien deba someterse. Pero este tipo de reclamo de la sociedad civil choca con la forma de hacer política de los partidos. Prefieren mantener como espada de Damocles sobre la oposición las acusaciones de corrupción y ser benignos con la corrupción propia. Los gobiernos en general, han sido y son timoratos y débiles con respecto a la corrupción propia.

15 El tema corrupción es de vital importancia, la cantidad de recursos que se enajenan del erario es enorme, recursos que muy bien puede ser invertidos en la articulación de una eficiente y equitativa política social. Pero, ninguno de los partidos la ha combatido con seriedad. Son muchos los sectores que no se sienten representados por los partidos políticos cuando de corrupción se habla.

16 Para la sociedad civil, la idea de fortalecer los partidos políticos debe significar sinergia donde se pueda e incordiar donde se deba. Cada uno debe cumplir con su labor. Lo que necesitamos es mayor capacidad y mecanismos para procesar nuestros conflictos, nuestras visiones.

Ramón Tejada Holguín
28 de Septiembre del 2006
Seminario “Sociedad civil y sistema de partidos”
Hotel Embajador,
Santo Domingo, Distrito Nacional
República Dominicana.

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