¿Hay en la actualidad un debate sobre la prohibición de la reelección como herramienta democrática para el buen gobierno?

Antes de responder tomemos en cuenta lo siguiente:

1. Hay sectores que personalizan el tema, y quieren remitir este tema a actitudes y cualidades personales. Y no es así, se trata de un debate político, sobre posiciones políticas, formas de hacer políticas, y formas de actuar desde el Estado, sobre cómo se hacen y cómo no se hacen las políticas públicas.

2. Quienes personalizan el debate, lo que buscan es que las personas obvien hablar de ventajas y desventajas del modelo existente en la Constitución del 2010 y del modelo anterior a esa Constitución. Ese modelo anterior es al que se propone regresar. Estos que personalizan el debate, se ponen a buscar declaraciones de líderes, dirigentes e intelectuales sin tomar en cuenta los contextos de las mismas. Siempre se encontrará en el liderazgo político y social declaraciones a favor y en contra a reelecciones determinadas en contextos determinados. Esto debido a la forma en que se aíslan las coyunturas de los discursos. Hay quienes se han opuesto -me incluyo- a reelecciones concretas de personas concretas, en momentos históricos específicos.

3. Los sectores que personalizan el debate, obvian lo sustancial, se quedan en las ramas y dejan las raíces intacta. Y las raíces son los efectos de los modelos de limitar la reelección en el sistema político y lo que desea la ciudadanía. Cada vez que se consulta a la población (Dialogo Nacional en 1997 y Consulta Popular en 2007) la mayoría dice lo mismo: una repostulación y nunca más. Este modelo más aceptado estuvo en la Constitución de 2002, pero fue cambiado en 2010 por acuerdo entre Leonel Fernandez y Miguel Vargas Maldonado. Acuerdo que permite a Leonel Fernández presidente de ese momento, poder reelegirse, ya que de no establecerse ese cambio jamás podría volver a optar por la presidencia. Claramente el acuerdo de las corbatas azules fue en beneficio personal de Fernández, ya que sin ese acuerdo no habría podido volver a optar por la Presidencia de la República

4. En la sociedad existe un consenso sobre la reelección en sentido general: que haya una repostulación y luego nunca más.  Cada vez que se consulta a la ciudadanía ese es el resultado: que haya una repostulación y luego nunca más. Incluso los más radicales antireeleccionistas dicen que ese es su modelo. No quieren establecerlo ahora, porque, según dicen, beneficiaría a un presidente en específico. Pero, si se cambia más adelante, beneficiará a quién esté en ese momento gobernando. Si existe un consenso sobre el modelo, ¿porqué no asumirlo constitucionalmente? Todos admiten que el actual modelo tiene efectos perversos sobre el liderazgo, mientras que el propuesto permitirá la circulación de las élites.

5.  Puesto que ese consenso real existe, lo que los sectores que personalizan el debate están enfrentando es la reelección del presidente actual y su modelo de gobierno. Enfrentan el diseño y ejercicio de las políticas sociales actuales, porque promueven y prefieren estilos anteriores de gobierno. No están dialogando sobre cuál es la mejor forma de limitar la reelección en la Constitución, están defendiendo su preferencia por un liderazgo.

6. El debate actual emergió desde  la sociedad dominicana, no del sistema político. Pero, el sistema  político debe responder. Recordemos que en 2013 las encuestadoras no incluían al presidente entre los candidatos, pero la gente lo elegía en la opción “otros”.

7. En ese sentido, para la ciudadanía el tema de la reelección es más que nada la opción por un estilo de gobierno diferente a los anteriores. Un estilo que, sienten, no está presente en las opciones presidenciales conocidas.

¿Respuesta? Dígame usted.


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