El hedonismo pesimista y conservador de cierta juventud


Es increíble la intolerancia que muestran algunas personas que participan de los movimientos sociales, movimientos que poseen legitimas reivindicaciones, y que tienen todo el derecho para participar según sus convicciones.

Hay quienes creen que todo el que está de acuerdo con ellos y ellas es democrático y tiene razón, pero quienes están en desacuerdo son bocinas y corruptos y mala gente.

Así no se construye un movimiento social democrático e inclusivo, ni se construye la necesaria hegemonía popular. Con esas actitudes terminan perdiendo la batalla frente a sectores que dentro del gobierno y los partidos apoyan sus luchas y les defienden. Que tienen igual derecho que ellos y ellas a pelear por las mismas reivindicaciones en otros escenarios, con otras herramientas.

Esa puede ser una de las razones por las cuales en el país ha sido imposible la construcción de una alternativa progresista y de izquierda distinta a las opciones partidarias existentes.

No se puede demandar respeto por las ideas propias irrespetando al que tiene ideas contraria.

Precisamente son los grupos minoritarios y marginales quienes asumen ese tipo de comportamiento.

Democracia es dialogo respetuoso, es decir lo que el otro no quiere escuchar y escuchar lo que no queremos que el otro diga.

Resulta interesante que un grupúsculo de jóvenes que a su corta y "tierna" edad han pertenecido a más organizaciones sociales que las existentes me hayan elegido como el blanco de su critica. Al observar el origen de los ataques personales, y la ausencia de debate, asumo esas palabras precipitadas y vacías como un piropo, piropo que acepto, como lo que es, el piropo a una visión de los movimientos sociales que atenta contra lo anquilosado y la estulticia y la repetición de los errores que arrastra el movimiento progresista dominicano desde la caída de Trujillo.

Resulta penoso que la forma de enfrentar ideas y argumentos sea insultando personas, pero sin un ápice de contrargumentación, sin una evidencia de reflexión. Y hay quienes se preguntan el porqué del fracaso de ciertos movimientos: el diseño de estrategias exitosas implica un esfuerzo del pensamiento y una capacidad autocritica importante.

Personas que cobran en las organizaciones civiles por hacer un trabajo a favor de los grupos vulnerables, quieren denigrar a quienes trabajan en el sector público con una visión similar.

Detente a pensar por un momento, antes de apurar tu lengua de máuser que solo sirve para provocar problemas incluso entre tus compañeros y compañeras.

¿Ha sigo exitoso el movimiento a que perteneces?

La medida del éxito de un movimiento social son los logros alcanzados en beneficio de los grupos o sectores que se dicen defender.

¿Qué se ha logrado con todo el financiamiento que ha tenido tu organización?

Tengo más de diez años diciendo a mis camaradas, a esos que asumen como sacerdocio el movimiento social, que lo hacen con honestidad, que hemos luchado hombro con hombro y seguimos en contacto, que cuando los indicadores colocan a República Dominicana en últimos lugares, debemos criticar al Estado, pero también criticar nuestras estrategias como movimiento social y ver el porqué no logramos ser efectivos.

No sostengo que todos somos responsables, sostengo que si con nuestras acciones no movemos positivamente las variables de las políticas sociales, pues debemos revisarlas y diseñar nuevas estrategias. No podemos culpar al otro de nuestros errores. Si las acciones del otros nos desarticulan, redefinamos nuestras acciones pero no hagamos del insulto la forma de esconder la propia incapacidad.

Hay, pues, que evaluar el éxito y el fracaso de cualquier movimiento en función del éxito o fracaso de la estrategia diseñada para lograr los objetivos propuestos.

Pero, hay un grupito generacional de chicos y chicas "nice" (en sentido de la edad biológica y en ocasiones la edad mental) que ve la lucha como algo lúdico, que se justifica por el placer que les brinda en términos individuales, mientras la pobreza sigue siendo tarea pendiente. Que se suman y dividen, se restan y multiplican en función de los afectos momentáneos y no de una ideología y norte compartidos.

Son victimas de un pesimismo hedonista.

Les molesta, por ejemplo, la seguridad y evidencia de que el actual gobierno dará el 4% del PIB a la educación y hace una apuesta por una educación de calidad. Porque ese hecho les quita el caramelo sensual de una protesta en la cual encontrarse con amigos, criticar a los amigos del otro lado y sentirse parte de algo que tiene sentido.

Es así: niegan lo actual, pero sin presentar una visión de futuro. Porque lo que interesa no es lograr algo, sino el simple participar por participar. La participación se convierte en experiencia intensa que cada vez debe ir creciendo, de ahí que la apelación a la violencia verbal, y el uso irresponsable de las redes sociales es consecuencia lógica para alguien que lo que busca es la emoción de la participación, por la participación misma. No les da placer lograr alcanzar la meta, les da placer la intensidad de la participación.

El hedonismo pesimista, desde ese punto de vista, quiere vivir un presente eterno. 

Porque el placer de ser retuitiado es mayor para ellos, que el placer de un triunfo para las masas como lo constituye lo logrado por el movimiento por el 4% del PIB para la educación.

El placer de unas frases graciosas, para ellos y ellas, es mayor que el placer de tener una aula llena de personas pobres aprendiendo con el programa Quisqueya Aprendo Contigo.

El placer de insultar es mayor que el de promover la Banca Solidaria a favor de las mujeres y los más pobres.

El placer de verse en youtube o cualquier medio electrónico dando catastróficas declaraciones es mayor que el saber que la centralización de las compras de medicina en las manos de Promese-CAL ahorrará millones al estado y logrará medicina barata y de calidad para las personas pobres.

No entienden que cada logro abre una etapa nueva en la lucha. Por ejemplo, se acerca el momento del monitoreo y supervisión. Una etapa en la cual es factible la sinergia con el Estado.

Trabajar como la hormiguita y sin prensa no es lo que les interesa: los reflectores constituye su verdadero norte. Es que la politica es para ellos y ellas "performance" y no acción en favor de los y las vulnerables.

Es una juventud (biológica y mental) de clase media que está en la lucha porque así se siente parte de algo que vale la pena y al mismo tiempo calma su tendencia al hedonismo.

Quedar sin horizonte para ellos y ellas es como quedar sin su objeto del deseo.

Es lamentable que no canalicen esas energías hacia otras luchas que pueden ser igual de productivas.

Les paraliza el miedo al futuro, la resistencia al cambio. Porque el hedonismo juvenil es profundamente conservador.

Hay un gran reto para el verdadero liderazgo de los movimientos sociales: lograr llegar a las masas, convertir triunfos como el del 4% del PIB para la educación en experiencia pedagógica replicable en otras áreas de las políticas sociales. Asumir la lucha contra el clientelismo como una escalera en que se gana un escalón a cada paso. No se puede volar a la meta, sin hacer volar en añicos el movimiento mismo.

El verdadero liderazgo, si es tal, debe saber poner límites a sus seguidores por más entusiastas que estos sean.

Hay una ventana hermosa para el desarrollo de los movimientos sociales en este nuestro hogar que es la República Dominicana, lástima que a un grupito le ha cogido con destruir el techo de la casa para entrar en ella.

Noviembre 2012