¿Cómo lograr la credibilidad?

 Todos los diagnósticos de la sociedad dominicana, escritos por consultores nacionales y extranjeros, resaltan la falta de confianza y credibilidad en las instituciones gubernamentales como uno de los principales obstáculos que enfrenta el desarrollo económico y social dominicano. La credibilidad y confianza en las instituciones ayudan a que la nación pueda usar mejor sus recursos económicos, humanos y sociales y a favor de la mayoría.

Ambas crean un ambiente propicio al aprovechamiento de los recursos disponibles y reducen los costos de transacción de las interacciones políticas y económicas, permitiéndonos aprovechar las energías sociales en la creación de riqueza. Casi todos los estudios dicen que se necesita credibilidad y confianza, pero pocos explican cómo lograrlas. Es difícil en una nación en la cual el desencanto ha ido creciendo y el pesimismo se encuentra a flor de piel.

Muchas personas dirán que se construyen con acciones concretas, y pensarán a un nivel macro social y político. Estoy de acuerdo, se construyen con acciones, pero para ganarlas y que sean sustentables y sostenibles en el tiempo, hay que empezar trabajando con cuestiones que afectan directamente en lo cotidiano y que tienen gran impacto en el imaginario colectivo. Hablo de esas acciones desmedidas de sectores estatales que provocan que la gente de la clase media y los más pobres exclamen que el gobierno parece estar para fuñir a las personas.

Se debe empezar por dar ejemplos contundentes y provocar que las organizaciones públicas se sometan a su propia legalidad y prediquen con las acciones. Quizás el ejemplo más drástico de irrespeto por la norma se tiene en las construcciones. Se sabe que hay una ley que las regula y otras que regulan los ruidos provocados por ellas, así como los horarios y días de trabajo. Sin embargo, quienes construyen para el gobierno se hacen los chivos locos y desconocen dichas leyes. En franca violación a ellas trabajan desde antes de las ocho de la mañana, siguen después de las cinco de la tarde, y no los detienen ni los días feriados, ni los domingos. Sin contar el irrespeto a las ley de tránsito y la forma que afectan la ecología. Mientras los infelices vecinos que vivimos cerca de una construcción carecemos de tranquilidad y las quejas parecen no importar a nadie.

Respiro por una herida, lo admito. Vivo frente de la Biblioteca Nacional, y desde que reanudaron sus trabajos de remodelación, la paz es un lujo que no se consigue en los alrededores. No es el único caso. Lamentablemente en casi todas las construcciones del gobierno, los contratistas actúan como si tuvieran carta blanca para violar todas las leyes habidas y por haber, cuando lo correcto es que sean los primeros en “andar por el librito”.

Si queremos lograr que a nivel macrosocial se fortalezcan la confianza y la credibilidad de las instituciones públicas, para invertir mejor las energías sociales, debemos empezar por mejorar el entorno cotidiano de las personas.

Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Perspectiva Ciudadana
25 Enero 2012




Fotos propias: realizadas con el celular. Muestran la violación de las leyes de transito, además de otras leyes, de parte de los contratistas del gobierno encargados de remodelar la Biblioteca Nacional. Esta violaciones se evidencian en la zona de la Biblioteca Nacional, justo por donde pasa el presidente de la República Dominicana.