Melancolía de Lars Von Trier


Melancolía es un hermoso caballo que la cámara capta en un ángulo cerrado cuando se va desplomando poco a poco en medio de un inquietante y espléndido paisaje bucólico, mientras Justine, vestida de novia, es arrastrada por un apacible río que fluye a ningún lugar, o en blusa, jeans y botas se balancea por el filo de un cuchillo existencial observando la electricidad salir de las palmas de sus manos sin importarle que la humanidad toda se encuentra al borde de su final definitivo.

Melancolía es un mundo errante que ha penetrado el sistema solar, que ha tomado un curso que lo puede llevar a una colisión frontal con el planeta tierra, provocando la destrucción de los sentimientos, de la ciencia, del arte, de la vida muelle de la familia que Claire, hermana de la Justine vestida de novia, ha construido a fuerza de admiración y sumisión al marido y amor por su hijo. 

Un mundo que, incluso, puede destruir cosas tan importantes como el campo de golf que es el orgullo y la joya más preciada del jefe de esa familia que vive en el hermoso paisaje bucólico de briosos corceles que se desploman lenta e inexorablemente, cual metáfora de los seres humanos que ven a Melancolía acercándose peligrosamente.

Melancolía es lo que rodea pero no afecta a la madre de Claire y Justine, quien se opone a los rituales estúpidos y al convencionalismo burgués. Madre fiel a la visión del mundo de los sesenta, pero no a sus hijas ni a su esposo, y mucho menos a su odiado, atildado y correcto nuero.  Es lo que rodea y no toca al padre orbitando en su propio sistema con dos lunas jóvenes llenas de vida y placer.

Melancolía, según la Real Academia, es una tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, que puede nacer de causas físicas o morales. Quien la padece no encuentra placer, ni gusto, ni diversión en nada y con nadie.

Melancolía, según Lars Von Trier, es el sentimiento epocal. Un algo indefinible e incomprensible que arropa el mundo, que amenaza las personas vacías y sin retos, las vidas muelles de una sociedad cada vez más pueril, más material y centrada en el placer individual y físico. Un algo que nos acerca al final de los tiempos y sólo la imaginación, la candidez, y la mujer nos pueden salvar.

Melancolía nos muestra la gran debilidad del hombre muy pagado de sí mismo, que ha medido el éxito a través de las cosas materiales, de la belleza comprada y del tiempo que al ocio puede dedicar. Hombre  que en apariencia es el gran protector de la familia y que en la realidad no es más que un cobarde que sale huyendo por la puerta trasera del suicidio.

No estoy seguro, es la verdad, pero Melancolía puede ser un sueño que tuve mañana, o la premonición de un fundamentalista milenario, o simplemente la más reciente película escrita y dirigida por ese enfant terrible llamado Lars Von Trier.


Ramón Tejada Holguín 
El Caribe
1 noviembre 2011


¿Reivindicación o reiteración?



A nadie se le debe negar el derecho a cambiar para mejor. Todos y todas podemos aprender de nuestros errores, y hacerlo mejor en una segunda oportunidad.

He escuchado decir que Hipólito Mejía quiere reivindicarse y hacer un buen gobierno si llega a la presidencia. Como a todo el mundo, a Mejía debe evaluársele  por sus actos actuales, pero debemos comparar pasado y presente, para poder ver si hay indicios de reivindicación. Para alguien reivindicarse, primero debe admitir que algo hizo mal, y  luego debe dar muestra de que no repetirá el mismo comportamiento del cual quiere reivindicarse.

Miremos la relación con la prensa durante los primeros ocho meses del gobierno de Hipólito Mejía, cuando todavía para algunas personas no había indicios de autoritarismo en el gobierno.

A principios del 2001 Rafael Molina Morillo dijo que había asomo de intolerancia en la República Dominicana. La respuesta de Mejía fue acusar de trujillista a Molina. 

El tema llegó a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Danilo Arbilla, presidente de la SIP en aquel entonces, sostuvo que las acusaciones de trujillista a Molina Morillo, quien era el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de esa institución, evidenciaban que Molina Morillo "se equivocó, porque lo que vemos es que la intolerancia es total, y esto lo demuestra la declaración del Presidente Mejía" (El Siglo 20-03-2001).

El mismo febrero del 2001, dijo Hipólito a unos periodistas: "Eso es Pepe que le ha dado una galleta (sic) a algunos de ustedes" (Hoy 20-02-2001).  Esto pudo pasar como una de las tantas jaranas de Hipólito Mejía, pero un mes después, a principios de Marzo del 2001, el Colegio Dominicano de Periodista (CDP) pidió al presidente que al menos le llame la atención al Teniente Coronel Pepe Goico por haber proferido amenazas contra reporteros de los periódicos Hoy y El Nacional (El Siglo, 21-3-2001).

¿Era intolerancia solo contra la prensa? Mejía mandó a la Dra. Mu-Kien Adriana Sang a formar un partido cuando criticó el autoritarismo y la falta de institucionalidad (El Siglo 10-9-2000).

¿Hay indicios de que Mejía intenta reivindicarse? De entre los varios exabruptos de este proceso, permítame reseñar lo que el 27 de octubre de este año, o sea 10 años después de los hechos que he narrado, el diario El Caribe nos cuenta en sus páginas 2 y 26:

"El domingo 9 de octubre, espalderos de Hipólito Mejía que lo acompañaban en su visita al mercado de las pulgas, maltrataron al camarógrafo Francisco Toribio, de CDN, en un típico exceso de celo. Eso lo asumimos como gajes del oficio y obviamos conscientemente lo que fue  una agresión.

Ahora se revela una actitud de prejuicio y agresividad verbal hacia la periodista Yanessi Espinal (no Yanisa) de parte del entorno del candidato del PRD". (http://elcaribe.com.do/2011/10/27/dan-de-que-hablar  y http://elcaribe.com.do/2011/10/27/no-fue-yanessi-espinal-quien-pregunto-primero )

¿Hay realmente una intención de reivindicación con respecto a la libertad de prensa y la tolerancia? Respóndase usted mismo y usted misma con honestidad. Pero, que conste en acta, hay otros muchos actos de la naturaleza que describe El Caribe, que por alguna razón no son dados a conocer.




Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
1 noviembre 2011