A mis amigos...

Si no creemos que en algo podemos mejorar la sociedad dominicana, ¿para qué escribimos?, ¿para que estudiamos economía o ciencias sociales o historia?, ¿para que producimos documentos excelentes?, ¿para qué apostamos por un modelo de desarrollo distinto?, ¿para qué insistir en que es posible el Desarrollo Humano?

¿Cómo podemos saber que nuestras propuestas pueden ser aplicadas y pueden mejorar la nación, si solo nos dedicamos a la crítica ácida y dejamos que otros y otras gobiernen? Buscas la verdad de las cosas, y es loable, pero ¿para qué buscar la verdad, si no la ponemos a prueba en la práctica?

Quienes contamos con el privilegio de una educación universitaria y acceso a los medios de comunicación, tenemos el deber de asumir con responsabilidad las consecuencias de nuestras palabras. Pocas opciones nos quedan.

Una es ser el eterno crítico de lo que nos rodea, y que Dios, el destino, u otras fuerzas repartan la suerte y el erario como mejor les parezca. O dicho de otra manera, nos dedicamos a resolver nuestros problemas individuales de manera individual. Y nos molestamos con el Amet que nada hace frente al Conatra o Fenatrano que nos embiste. Nos indignamos con las denuncias que hacen Alicia y Nuria, y luego nos vamos por ahí a tomar un vinito, una cervecita, un roncito. Leemos a Wikileaks y nos enfurruñamos recordando los fraudes bancarios, la desinstitucionalización e incapacidad de Hipólito y el PPH.

Otra opción es ser cabezas duras impenitentes, espina en el zapato clientelar permanente. No quedarnos quietos. Buscar la forma de que se gobierne tomando en cuenta tantos excelentes documentos que has producido. Pensar que tú y yo somos de los granos de maíz con que la gallina de la democracia se llena el buche de la institucionalidad.

Preguntémonos, ¿por qué no se cumplen los programas? Sopesemos los niveles de cumplimientos, evaluemos las prácticas reales, miremos si hay una rendija por la cual meternos, insistamos en que se elaboren programas y peleemos porque se cumplan. No cejemos.

Miremos nuestras prácticas y ejerzamos la autocrítica: ¿tenemos responsabilidad en el incumplimiento de los programas de gobierno?, ¿podemos hacer algo para que cumplan y no lo hemos hecho?

No me digas que ná e' ná y esto se jodió, que los dos candidatos con probabilidades son iguales, que no te importa quién tiene la mejor propuesta, que no te interesa la historia reciente. No digas que en nada te afecta el equipo que rodea a un candidato y que tu decisión será por puro votar en "contra de", por puro instinto. No podemos retornar a un pasado horrible, porque al futuro se le teme.

Te insisto: esto no es un concurso de miss simpatía; es la elección de un presidente que en un país presidencialista deberá lidiar con una crisis económica global, en un país con poca institucionalidad y víctima de muchos depredadores. ¿Te cruzarás de brazos? Yo no me cruzo de brazos, por eso apoyo a Danilo.

Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Perspectiva Ciudadana
23 de agosto de 2011