La gran protagonista

Hay un protagonismo que parece haber pasado inadvertido para gran parte de analistas y comentaristas de los asuntos políticos, ¿cuál?

En las internas del PRD se habla de la guerrita entre Hipólito y Miguel, entre el nuevo y el viejo PRD, de las heridas que se ocultan y no han cicatrizado y en cualquier momento pueden volver a sangrar, pendiendo sobre la candidatura perredeísta, cual espada de Damocles, el espíritu de venganza.

En las internas del PLD se enfatiza el arrollador triunfo de Danilo, la rápida y elegante aceptación que han hecho los demás aspirantes, mientras se lanzan las hipótesis sobre el papel que jugará Leonel Fernández y sus seguidores en el proceso electoral.

Pero, no, no son esos los aspectos protagónicos de las primarias del PRD y del PLD. Cuando se analizan las historias particulares de ambas agrupaciones y de los líderes que terciaban en ambos procesos se concluye que los resultados fueron los esperados.

El protagonismo que ha pasado inadvertido y que para mí constituye el aspecto más relevante de ambos procesos es el papel de la militancia, de la gente, de la ciudadanía. Las militancias de ambos ejercieron su derecho a elegir de manera pacífica, sin grandes sobresaltos y sin temores. Expresaron sus preferencias y aceptaron los resultados de las primarias.

Las bases del PRD demostraron mayores niveles de adultez, de espíritu democrático y unitario que una parte de la dirección actual de ese partido. Fue el comportamiento de la militancia que dio la legitimidad necesaria para que los resultados fueran aceptados por la facción rebelde. Fue el nivel de integración de las bases perredeístas y su aceptación de la candidatura ganadora que evidenció lo baladí del reclamo del candidato perdedor.

La militancia del PLD envió el mensaje de que no existe un liderazgo único dentro del partido, de que la alternancia democrática es posible, y una parte le dijo al Comité Político que desea ser protagonista de su propia historia. Dos de cada tres peledeístas ratificaron la decisión del Comité Político y votaron a favor del sí, de que continuaran en sus puestos de dirigentes. Pero, un tercio, o sea uno de cada tres dijo francamente no. Y lo dijo en condiciones adversas. Lo dijo mientras el sí tenía el apoyo de la gran mayoría del liderazgo interno, y la militancia estaba muy atenta a elegir su candidato presidencial.

Las lecciones para el sistema político son: las masas no están dispuestas a ser la carne de cañón del enfrentamiento fratricida de los liderazgos partidarios, la militancia no quiere ser relegada al sótano de los partidos y la relación entre liderazgos y seguidores tendrá que ser redefinida en el futuro cercano. El comportamiento de las masas evidencia que se necesitan liderazgos a la altura de su madurez. Definitivamente, la gran protagonista de estos procesos internos del PLD y del PRD es la ciudadanía militante, y el liderazgo que no le responda quedará rezagado.

Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Perspectiva Ciudadana
28 junio 2011