Sí, debe reformarse



Según el Programa "Policía y Ciudadanía" ejecutado por la Finjus hace varios años era necesario: 1) crear “un cuerpo policial especializado en ciencias investigativas que esté funcionalmente separado de la Policía Nacional y que funja como auxiliar del poder judicial”, y 2) fundar una policía comunitaria descentralizada, para “crear un vínculo con la comunidad para que ésta se involucre y se responsabilice con acciones concretas en la lucha contra la inseguridad. De igual manera la policía podría ampliar su ámbito de acción y tocar problemas que atañen al bienestar de la comunidad”.

Muchos años después la Ley Orgánica del Ministerio Público crea la Policía Técnica Investigativa casi como lo consignaba la Finjus. ¿Cómo lograr que esta ley se convierta en el tiro al aire que inicia la carrera por una verdadera reforma policial? Hay experiencias negativas. A inicios del gobierno de Hipólito Mejía hubo un intento de reformar la policía. Pero, la ley aprobada en el Congreso fue distinta a la sometida, y en los hechos nada cambió porque la "Plana Mayor" doblegó al poder civil con el apoyo del entonces presidente Mejía.

En medio de un gran cuestionamientos a los desafueros de la policía, que estaba dirigida por el célebre Candelier, en junio del 2000 se le preguntó a Mejía sobre las muertes en intercambios de disparos y las redadas indiscriminadas en los barrios, su respuesta fue: "No le doy importancia a eso, yo la importancia se la doy a la seguridad ciudadana. Para mí la seguridad ciudadana es determinante y hay seguridad, que es lo que me importa a mí, y hay que garantizarla e incrementarla" (El Siglo, 12/6/2000). Las violaciones a los derechos humanos parecerían no importar, y la policía no garantizó la seguridad ciudadana. ¿Lo recuerdan?

Reformar la policía implica el compromiso de los grupos y actores de poder. Hasta el más insignificante manual sobre gerencia establece que cuando los principales ejecutivos de una institución no están convencidos de la necesidad de cambios, o de un proceso de reingeniería, la reforma está condenada al fracaso.

Quienes se benefician de la situación actual se resisten a la reforma. Quienes más se benefician son grupos dentro de la policía, y empresarios que hacen uso privado de las labores policiales. Toda reforma policial debe contemplar una política salarial que elimine la inequidad existente, deberá establecer claramente las promociones y ascensos, y la repartición de la dotación según una política estatal de lucha contra la inseguridad. No es posible que oficiales policiales entrenados por la policía estén invirtiendo mayor cantidad de sus horas de trabajo vendiendo el servicio de seguridad al sector privado.

¿Cómo lograr el cambio?

Haciendo que la ciudadanía se empodere del tema. Las organizaciones comunitarias y las más poderosas, como Finjus y Participación Ciudadana, deben apoyar esta ley y a quienes están interesados en hacerla cumplir, y deben convertirse en un incordio que no cejará hasta que se logre una policía moderna, profesional y eficiente.

Ramón Tejada Holguín
Perspectiva Ciudadana
El Caribe
7 Junio de 2011

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