Fundando facebook

Los “geeks” son la versión actual de aquellos entrañables “nerds” de los ochenta. Salvo que los geeks, estos obsesos de la computación, llegan a multimillonarios siendo muy jóvenes, con todo y chancletas, shorts a la rodilla a cero grados, suéter de algodón con capucha. Son inexpresivos, lacónicos, poco sociables. Blancos como la leche y fallidos con las chicas. Brillan sus cerebros y corta su humor. Dominan absolutamente los algoritmos. No respetan reglas, su naturaleza es la del pirata informático. Capaces de rechazar un millón de dólares del gigante Microsoft, cuando están en la secundaria, por un programa que arma solo listas de favoritos de usuarios de MP3. Pero defienden a rajatabla, contra cualquier amenaza, su creación.

Sí, algo así es Mark Zuckerberg, el motivo para escribir “The Accidental Billionaires. The Founding of Facebook”, disponible también en español. Algo así porque, como advierte su autor, Ben Mezrich, desde el inicio, el famoso joven prodigio nunca accedió a conversar con él para hacer este libro, y se nota.

La historia se construye desde la óptica (objetivos, sueños, sentimientos) de Eduardo Saverin, migrante desde Brasil, amigo inicial que proveerá los primeros mil dólares, y más luego, para el arranque de facebook, en sus afanes por entrar al Club Phoenix; de los bellos gemelos Winklevoss, Tyler y Cameron, atletas de alto rendimiento, de familia rica y tradicional, con un proyecto similar –uno de tantos que proliferan en las universidades de elite-, Harvard Connection, a la búsqueda de un programador, y de Sean Parker, el emprendedor fashionista de Silicon Valley, creador de Napster y Plaxo, quien olfatea el aire para dar con su siguiente ventura empresarial. Junto a su admirado Parker, Zuckerberg empezará a pensar en grande y tendrá acceso a los capitales (de riesgo) para hacer crecer la incipiente empresa.


Un drama entretenido y ágil, tiene fuerza y garra aun sin profundizar en historias privadas, porque escarba en las grandes pasiones humanas. Una mirada intensa y explícita a los orígenes de la empresa que cambió el modo de relacionarnos. Facebook, en su origen, resumió el meollo de la experiencia universitaria: pertenecer a un “club” en el que amigos y conocidos comparten y curiosean sus actividades e intereses, estado actual y fotos sin salir de una habitación, y, si es posible, llegar a tener sexo.

Quizá facebook sea una especie de búsqueda, una más, de la eterna juventud.

Ruth Herrera
Revista U
Febrero 2011

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