A la caza de buenas noticias


Ando a la caza de historias edificantes que nos permitan reafirmar nuestra fe en el país y su ciudadanía. Cuando decimos que aquí nada funciona y que las cosas no pueden mejorar porque estamos en República Dominicana, nos convertimos en aliados de quienes quieren mantener este estado de cosas.

No me malinterpretes, no digo que andes por ahí con una espléndida sonrisa permanente. Te pido que mires el contexto, y no sólo aquello que nos hace perder la fe en nuestros conciudadanos y conciudadanas. Hay razones para la esperanza y si no las hubiera deberíamos construirlas.

Lo sé, hay motivos para el desencanto. Basta ver cómo un caudillo ridículo, se burla de sus votantes, se ríe del sistema de partidos haciendo añicos cualquier proceso de institucionalización de sus siglas en decadencia, hace guasa de la democracia colocándose por encima de todos y todas. Sí, hablo del Amable cabecilla del Este. Dirás, lo ves, ahí hay una razón para decir que vivimos en el país de las maravillas negativas, de la estulticia infinita.

Plantearás que probablemente la Liga Municipal Dominicana volverá a ser ocupada por alguien cuya vida política sintetiza el clientelismo en su estado puro. Sí, no se debe salir con la suya. Quizás los solemnes senadores y senadoras no se dan cuenta de cómo su negativa a juramentarse les embarra a todos y todas.

Quizás esa franquicia llamada Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) no sabe que su principal retranca es el Amable político que se los ha metido a todos y todas en un bolsillo, en el mismo en que guarda su dinero menudo.

Dije que estaba a la caza de buenas noticias, quería hablar del acuerdo para impulsar la carrera administrativa municipal firmado por la Federación Dominicana de Municipios (Fedomu) y el Ministerio de Administración Pública (MAP).

Acuerdo importante y que implican capacitación y garantías de que una proporción importante del personal de diversas municipalidades será nombrada atendiendo a sus capacidades, y que su mantenimiento en el puesto dependerá de sus méritos y la eficiencia en sus labores. Pero, me puse a pensar en el Amable cabecilla...

Creo que hay buenas noticias por ese lado, también. Amable Aristy Castro, este año ganó con un 41% de los votos en la provincia La Altagracia, la diferencia con su más cercano contendor fue reducida.

En los procesos anteriores nadie se le acercaba, en el 2006 ganó la senaduría con un 62%. Es buena noticia porque es una evidencia de que se erosiona el liderazgo del Amable jefe del PRSC.

La situación afecta a todo su clan, la hija del caudillo del Este iba en auge, en el 2002 ganó la sindicatura del municipio cabecera, Higüey, con 57% de los votos, en el 2006 subió a 63%, ahora en el 2010 por poco pierde del candidato de un partido pequeño, y apenas logró que 42% de los votantes le favorecieran. El vaso puede estar medio lleno. ¿Lo dejarán burlarse del mundo nueva vez?

Ramón Tejada Holguín
El Caribe,
31 de agosto 2010

Temible virus

Un virus se ha apoderado del disco duro de una parte de la ciudadanía dominicana inyectándole una ansiosa pulsión por emigrar. Es el virus de la desazón, de la falta de confianza en el porvenir propio y en el futuro de la nación.

Veo personas que poseen capacidades para encontrar un espacio en el país, y sin embargo observan la migración como primera opción.

Hay jóvenes brillantes, hijos e hijas de la clase media, criados en el país sin privaciones, con acceso al conocimiento, algunos cuyos padres o madres han hecho contribuciones importantes a la democracia, y esa parte de la juventud piensa en irse.

¿Qué ocurre? Para muchos el problema es que en nuestra nación no existen ciertas certezas cotidianas que en otros lugares ni siquiera constituyen preocupación: la certidumbre de llegar al hogar y del grifo saldrá agua fría y caliente que recorrerá la piel relajando el espíritu, la seguridad de que podrás ver una película hasta el final sin que una interrupción eléctrica o avería de tu servicio de cable te impida saber quién es el asesino o con quién se queda el o la protagonista, la certeza de que la gasolina que usas es realmente sin plomo y no te dañará el vehículo que con tantos sacrificios mantienes rodando, la certidumbre de que podrás ir a una sala de cine y no te asfixiaras del calor porque a mitad de la proyección te han apagado el acondicionador del aire, la convicción de que puedes transitar por la ciudad con la esperanza de que todos respetan las leyes de tránsito.

Hay quienes dicen que esto es coyuntural. Pero no, cada cierto tiempo retornan los mismos problemas, las mismas incertidumbres pero ampliadas. Los grupos medios, dependientes de ingresos por empleo, capaces de pensar temen a esos ciclos de incertidumbres que retornan. Han visto como sus ingresos y ahorros son débiles. Como por obra y gracia de la irresponsabilidad de las autoridades encargadas de la supervisión y regulación financiera un mal día la devaluación se los reduce a la mitad o a un tercio.

A las incertidumbres cotidianas hay que agregarles los bloqueos que se levantan al progreso individual que provocan miedo al frágil porvenir nacional.

Hay algunas personas que, desde los partidos y otras desde la sociedad civil, hacen contribuciones importantes al país y se lamentan de que sus hijos están buscando la forma de emigrar. Esos jóvenes se socializaron en un mundo globalizado sin fronteras nacionales.

La Internet es un accesorio cotidiano que les permite crear lazos con internautas de países disímiles. Conocen otras culturas y sus intríngulis cotidianas a través de sus amigos cercanos que viven allende los mares.

Padres y madres con sus esfuerzos a favor de un país que fuera un lugar más habitable y confortable, crearon en los hijos el virus de querer pertenecer a una nación que le diera unas certezas mínimas, pero, esas certezas se les niegan. Definitivamente, la nación se construye en lo cotidiano, ¿lo estamos haciendo?

Ramón Tejada Holguín
El Caribe
Martes 24 de agosto