Dragón Chino

Rápido se suceden los cambios políticos. El movimiento es vertiginoso y las tendencias no llegan a cuajar cuando todo se resignifica de nuevo. La sociedad dominicana parece avanzar hacia una reconfiguración del sistema político y de partidos, con el PLD como centro del universo. Sólo este partido se presenta fuerte y compacto, mientras que el otrora grande PRSC se empequeñece al tiempo que va en una pendiente hacia la acentuación de formas caciquiles descaradas. En el PRD las reyertas internas obnubilan los ojos de la dirección y le impide ver la sociedad como un todo y entender los cambios que en ella se evidencian.


El PRD se enfrasca en una competencia por la nominación presidencial, sin responder las preguntas pertinentes: ¿Cuáles fueron las causas de las estrepitosas derrotas del 2004 y el 2006? ¿Se recuperó en el 2008 y 2010?¿Cómo pudo salir del espíritu de las masas el sentimiento perredeísta? ¿Cómo es que ya nadie habla del socialismo democrático; y Peña Gómez, en el mejor de los casos, es una foto en alguna oficina olvidada?¿Qué oferta puede hacerle el PRD a la sociedad dominicana del siglo XXI? ¿Cuáles son sus fortalezas y cuáles las debilidades de los otros partidos con los que compite?

Los señores feudales del PRSC, que Balaguer juntó y convirtió en su instrumento para llegar al poder, no han podido constituir un partido moderno que entienda sus nuevos desafíos. Algunos dirigentes hacen acuerdos con los nuevos reyes del PRD; o pactan con el PLD, el cual se ha reconvertido en partido “atrápalotodo”, o construyen nuevas organizaciones, nacidas para ser satélites del mejor postor.

¿Algo nuevo entre los partidos pequeños en términos de su desempeño electoral? Son pequeños, y el calificativo no es peyorativo es descriptivo. ¿Se preguntarán algunos de ellos porque tienen más de 20 años siendo pequeños y pretendiendo ser llamados “emergentes”, sin que emerjan? Gran parte de los partidos con menos peso electoral se comporta como luna que gira alrededor del PLD o el PRD. Para mayores males carecemos de una opción organizada de izquierda democrática; algo más que necesario en países con los niveles de desigualdad del nuestro. La banalización política arropa el sistema de partidos.

En ese contexto el PLD se ve como el dragón, en el sentido chino, una fuerza que puede usar su fuego para construir lo nuevo, para apostar con vigor por el fortalecimiento real de una democracia sostenida y sustentable o destruir de manera clientelar el poquito nivel de ciudadanía existente en la nación, o simplemente mantener lo actual por miedo a comprometerse. Pero, la Política es compromiso con algo, el político que apuesta a perdurar ha de tener una visión y proyecto societal y trabajar para hacerlos realidad.

De la caída libre de los otros partidos, el PLD surge como la opción que impide el colapso del sistema partidario. Si bien no responde a las necesidades de las grandes masas, en términos de políticas sociales y combate a la pobreza, se mantiene por ausencia de opciones e incapacidad de construcción de lo nuevo en los otros partidos del sistema y entre las elites intelectuales. Debemos autocriticarnos todos.

Ramón Tejada Holguín.
El Caribe 14 de Junio 2010