De Dinosaurios, Comebolismo, autismo y politicas asistenciales

I

Instrucciones para dejar de comer bolas


Comer Bolas es el deporte nacional de una gran cantidad de personas dentro de organizaciones sin fines de lucro, de universidades, de organizaciones comunitarias, de movimientos cívicos, de partidos políticos grandes y pequeños, revejíos y emergentes.

Comer bola es uno de los grandes obstáculos para lograr influir de manera real en las políticas públicas y en particular en las políticas sociales. Claro se puede comer bolas por diversas razones y de diversas maneras. Pero lo peor es cuando el comebolismo se une al autismo y a la autosatisfacción. Ahí es que la cosa es grande, damas y caballeros.

Se come bola cuando se habla mucho, se critica hasta la saciedad y cuando existe la oportunidad real de participar en un espacio estatal en el cual se toman decisiones se escurre el bulto o simplemente se dice,” es que esa gente no va a hacer nada”. Y cuando alguien le dice, "¿pero puedes ver esta arista del problema?” el autismo se hace presente, y la persona comebolas ataca demostrando su autosatisfacción con unas prácticas que no logran modificar las políticas sociales, pero les da importancia a las personas comebolas, les da distinción y caché.

En esta ocasión se me ocurre una fórmula para que organizaciones de la sociedad civil organizada (sí, es redundante decirlo, pero lo digo pá que no quede dudas, y lo repito en especial para que estemos claros que la sociedad civil es una cosa mucho más grande que su organización o la mía: organizaciones de la sociedad civil organizada)...

En qué estaba. Ah sí: Decía que en esta ocasión creo que tengo una humilde fórmula para comenzar a dejar de comer bolas, o al menos para reducir el comebolismo en materia de política social.

Sabemos los problemas de la seguridad social. Sabemos que existe una cosa llamada Sisalril o sea la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales, que es una institución que debe regular, obviamente porque es una superintendencia. Sisalril ha dicho que va a auditar a las siete Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) con mayor número de afiliados y afiliadas. Puede hacerlo, está dentro de sus funciones, y lo interesante es que la Sisalril, según el Diario Libre del 6 de octubre, ha dicho que: “no se trata sólo de auditorías financieras, las cuales se realizan regularmente conforme a los plazos fiscales establecidos, sino de un examen más profundo, que permitirá a la institución obtener informaciones sobre el desempeño del sistema, lo cual será de gran importancia para su perfeccionamiento”.

Ahora bien, no están claros los criterios para las tales auditorias, o mejor dicho, no lo han hecho público, y al parecer algunas organizaciones que han hecho contribuciones importantes en materia de la seguridad social, y a las cuales hago la sugerencia con humildad, no le ha prestado atención al tema. O quizás algunas personas, comebolas, quieren comer bolas de frutas, y luego fajarse a criticar.

Tomemos en cuanta que las organizaciones que trabajan el tema de la salud hablan de la denegación de derechos, de que la ARS engañan a los pacientes, de que no dan lo que le corresponde, de que le meten a la gente planes complementarios sin que sean tales, sino que tó lo que dicen que son planes complementarios son en realidad parte de lo que deben dar o sea del PDSS. Además dicen que las ARS tienen pingues beneficios. Y yo, estemos claros, creo que hay evidencias de que algunas ARS efectivamente tienen el comportamiento que dicen las organizaciones civiles.

¿Nos damos cuenta? Por un lado nos quejamos de las ARS, por el otro la institución que debe regularlas dice que las auditará, y ¿qué hacen las organizaciones que trabajan el sector salud? Hasta ahora no tengo evidencias de que hayan visto en esto una oportunidad de participar en las auditorias como mecanismo para logar mayor nivel de incidencia en la seguridad social, y el mejoramiento del sistema.

Pues como parte de las instrucciones para dejar de comer bolas, recomiendo que las organizaciones hagan una campaña mediática y por los espacios disponibles para exigir que las auditorias sean transparentes y sus resultados permitan, efectivamente, saber lo que ha pasado en este año de aplicación de la seguridad social.

Para lo cual se pueden tomar en cuenta las siguientes acciones:

1) Exigir que se haga de conocimiento público los criterios que se usarán para realizar esas auditorias, y que se tenga la oportunidad de opinar sobre los mismos.

2) Que tomando en cuenta el espíritu del decreto que crea las auditorias sociales, y de la ley de acceso a la información, a las organizaciones civiles se les dé participación en calidad de observadoras o veedoras del proceso.

3) Que se reserven, las organizaciones civiles que quieran participar en las mencionadas auditorias, el derecho a realizar un informe alternativo.

4) En caso de que no se de participación se hace una campaña al respecto, explicando el derecho de las organizaciones a la participación, y cómo una auditoría de las ARS sin veeduría de las organizaciones civiles puede motivar la duda con respecto a sus resultados.

Creo que esta es una forma de dejar de comer bolas y hacer política en serio, y contribuir para tener mejor salud todos y todas. Espero que esta semilla de mostaza encuentre tierra fértil como la del Cibao, como la de mi natal San Francisco de Macorís, ojalá las personas comebolas no se sientan aludidas y no reaccionen de manera desmedida y violenta.

II

Un cuento enorme


El cuento más pequeño del mundo tiene siete palabras, es de Monterrosso y dice así: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".

Mi cuento tiene 28 palabras, pero es larguísimo, tiene la duración de una política social asistencialista, sin controles, y que destruye el tejido social y dice así:

Cuando revisó la práctica de una gran cantidad de organizaciones civiles, se dio cuenta que parte del problema es que los y las comebolas no despiertan, sino que siguen comiendo lo mismo.

III

¿Cómo reconocer una persona comebolas?


Cuando lee esto, coge toda la cuerda, y no ve la substancia, las ideas, o sea se pone el sombrero. Es cuestión de estilo literario, escribí esto con aire de ironía, para consumo de unos amigos y amigas, pero al llegar a manos de personas comebolas, estas reaccionaron violentas, precisamente porque son comebolas.