Una renuncia, dos cartas y múltiples razones

Renuncié a la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción el 1 de septiembre del 2008. El 3 de septiembre en la noche Clave Digital publicó una reseña parcial, vio sólo una arista del problema, de una carta dirigida a las organizaciones de la sociedad civil a las cuales representaba.

Clave Digital no reseña mi renuncia a la CNECC, reseña la comunicación que dirigí a las organizaciones que yo representaba en la CNECC, en la cual les hablaba del porqué de mi decisión de renunciar. Algunas personas me preguntaron la razón de escribir dos cartas y en una, dicen, fui más explicito que en la otra.

Les explico a continuación.

Escribí una carta al Presidente de la República, vía el presidente de la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción (CNECC) porque fui nombrado a través de un decreto presidencial. Mi epístola al Presidente debía conservar las formalidades diplomáticas del caso. La carta la podrán leer más abajo. Como verán, sostengo que se “establezcan mecanismos eficientes para que sus decisiones y acciones (las de la CNECC) sean acatadas por todos los funcionarios públicos”. He ahí la primera pista de una de las razones de mi renuncia.

En la misma esquela al presidente sostengo que la sociedad civil dominicana es múltiple, fragmentada, por lo que “resulta provechoso que otra persona tenga la oportunidad de representarla en mecanismos de esta naturaleza”, he ahí la segunda razón de mi renuncia.

En efecto, era obvia la existencia de una desconexión entre las acciones que yo llevaba a cabo en el seno de la Comisión, y las actividades que las organizaciones civiles llevaban a cabo en lo externo.

En los hechos una de las coaliciones que yo representaba había desaparecido: la Coalición por la Transparencia y la Institucionalidad (CTI) tenía más de un año que no se reunía, y en su última reunión el quórum fue precario, ni siquiera había podido realizar su asamblea eleccionaria. La otra agrupación a la que yo representaba era el Foro Ciudadano, institución que realiza un excelente trabajo en materia de política social y que había delegado en la CTI los aspectos relacionados con la anticorrupción.

En la última reunión que sostuvimos la Coalición, el Foro y yo, la dirección de la CTI se comprometió a elaborar un plan de trabajo para hacer presión de manera que la comisión cumpla con su rol, o en términos de unos meses renunciaríamos. Hace un año de dicha reunión y el plan nunca se elaboró, y nunca volvió a convocarse una nueva reunión.

No acepté representar a las organizaciones citadas de primera intención. Pero, se me aseguró que las organizaciones civiles y un organismo de cooperación bilateral darían apoyo seguro a nuestra "gestión". Sabía que sería una actividad enteramente pro-bono, pero hace mucho que fui picado por el gusanillo de la política y la participación pública, y realmente pensé que sería un espacio para demostrar que en nuestro país podemos ayudar a reducir la opacidad gubernamental.

La CNECC significaba para mí una carga, tanto en términos de tiempo como monetarios. Ningún miembro del Consejo Rector o de la Unidad Técnica cobra salario, viáticos o dieta de algún tipo. Al menos, garantizo que nunca los cobré yo. Pero, se compensaba con la idea de que estábamos realizando una contribución a la reducción de la opacidad. Ese granito de arena que todo ciudadano debería aportar, creía, estaba aportando yo desde la CNECC.

Por eso, luego de entregar la carta al presidente de la CNECC, hombre de reconocida honestidad, escribí a las organizaciones civiles un mensaje explicando las razones por las cuales renuncié de manera individual.

En la segunda misiva digo que no soy iluso, porque desde que entré a la Comisión sabía que ningún gobierno iba a dar transparencia por voluntad propia, sino que debía ser presionado por la ciudadanía y sus organizaciones. Y esa era la labor que creía nos correspondía. He ahí que sostengo que la transparencia no es dádiva, sino conquista. Y he ahí que digo que debemos autocriticarnos, porque no cumplimos ese rol.

Ambas carta las escribí para interlocutores que sabían de qué estaba hablando. Ambas cartas fueron pensadas como comunicaciones internas. Quería esperar las reacciones para hacer el hecho público de manera satisfactoria para las partes y sin que la verdad sufriera.

No tenía ningún interés en criticar a las organizaciones civiles, sé por las dificultades que pasan, no tenía tampoco ningún interés de echar lodo a la CNECC, porque sé que hay personas que hacen un esfuerzo real por mejorar el entorno institucional. La ausencia de voluntad política para combatir la corrupción es un dato que siempre ha existido, desde que se formó la CNECC sabíamos que era así, y si aceptamos el reto es porque, tanto las organizaciones como yo, pensamos que podíamos contribuir en algo en la construcción de la voluntad política.

No soy persona que escurre el bulto, ni busco justificaciones pueriles, acepté un reto y las cosas no salieron como lo esperábamos. Debo revisar mi práctica, es posible casi seguro que cometí algunos errores.

Ojalá las organizaciones civiles vean las cosas en su justa dimensión, y no busquen justificaciones de los errores cometidos, tanto por ellas como por mí. Muchas veces, y eso lo he aprendido en el seno de nuestras organizaciones uno no "es el protagonista de su propia historia".

La CNECC siempre la vi (¿la vimos?) como un escenario más de la lucha contra la opacidad, y en su seno hay aliados importantes. Desde el inicio sabía (¿sabíamos?) las limitaciones de la CNECC, pero pensé que todas las organizaciones entendían las razones por la cual estabamos en la comisión. El objetivo era presionar desde dentro, no abandonar un espacio de lucha.

Creo que la CNECC pudo haber hecho un mejor trabajo en el gobierno, si las organizaciones civiles hubieran presionado más para que las cosas positivas que salían de la comisión fueran respetadas por todos los funcionarios. Sí, nunca confié en que el gobierno por sí solo nos daría la transparencia, pero pensé que éramos capaces de entender lo tortuoso y arduo del camino. Que podíamos "jalar pál mismo lao".

Quizás por eso algunas personas no entendieron las razones por las que escribí dos cartas, y la diferencia de contenido entre ambas cartas. También, otras personas, sobre todo en la prensa, quisieron manipular las cartas para ver sólo lo que querían ver, y obviar todo el panorama pintado en ellas.

Algunos directivos de las organizaciones civiles comparten mi visión crítica de la forma en que muchas organizaciones se movilizan en función de la moda de los financiamientos internacionales, y no en función de los diagnósticos realizados, o de agendas propias. Uno de los problemas de la comisión es que nunca hubo financiamiento para las actividades de las organizaciones civiles que se relacionaban con la comisión.

Una gran parte de las organizaciones civiles hacen un trabajo de importancia, excelente. Pero, es tiempo de revisar nuestros métodos de lucha, no podemos seguir sin agendas claras y colectivas, o sólo siguiendo las agendas de las instituciones que financian las actividades. Al menos habría que saber combinar las agendas de las agencias de financiamiento y las agendas propias.

Sé que se hicieron intento de conseguir un pequeño financiamiento para tener una unidad de trabajo que me ayudara en las actividades de la CNECC. De hecho durante unos 6 meses, de los tres años y medio que fui miembro de la CNECC, las organizaciones de la sociedad civil me nombraron un asistente y se creó una unidad de seguimiento al Plan Nacional de Ética. Pero, la unidad fue efimera, y al asistente sólo se le contrató por seis meses.

Sé las dificultades por las que pasan las organizaciones de la sociedad civil en este momento, y para colmo es obvio el reflujo existente. Quizás la falta de financiamiento, quizás… no sé. Pero, debemos ver el interior de nuestras organizaciones y tratar de mejorar, pensar de manera crítica, así como somos capaces de criticar a los partidos y sus formas organizativas, debemos vernos a nosotros mismos. Se necesita sangre nueva en las organizaciones, ¿qué pasa que no hay sangre nueva? Hay que estimular que una nueva generación tome la antorcha, que asuma el relevo.

¿Nos debemos sentir satisfechos y satisfechas con nuestra participación en la CNECC? No me respondas a mí, busca la respuesta para ti y tú organización. Porque, no sólo le estoy diciendo al gobierno que la lucha contra la corrupción es una ficción en este momento, sino que les digo a mis compañeros y compañeras de la sociedad civil que cuando se acepta el reto de formar parte de un organismo de coordinación entre sociedad civil y gobierno, hay responsabilidades que cumplir, y que debemos saber cumplir, para tener la moral y la autoridad sufienciente para criticar las cosas incorrectas. Huyendo a nada ayudamos, como tampoco entregándonos acriticamente.

Es obvio que en el gobierno la mayoría prefiere la opacidad, quiere conservar la situación actual. Somos una nación diezmada por el clientelismo. Pero, como he dicho muchas veces, una de las desgracias de nuestra nación es la ausencia de una estrategia clara para enfrentar la corrupción, en ese contexto clientelar y rentista en que se mueve el sistema político dominicano.

Consultores internacionales son contratados para repetir experiencias en sus países de origen, pero, ¿han reducido esas experiencias la corrupción en sus países? ¿Se aplatanan esas herramientas que nos traen? ¿Se toman en cuenta nuestras necesidades como nación? ¿Qué de nuestras características culturales? ¿Por qué se crean organizaciones que compitan con las ya existentes? ¿Cómo, cuándo, dónde y con quiénes construyen sus estrategias esas organizaciones que financia la lucha contra la corrupción?

En definitiva, cuando supe que yo me había quedado en una especie de limbo, que no representaba realmente a nadie, y que si bien tengo buenas relaciones y respeto de una parte importante de la sociedad civil, la cotidianidad de la mayoría de las organizaciones y la búsqueda de financiamiento le había reducido su campo de acción, renuncié. Y renuncié pidiendo que se nombrara otra persona como representate de las organizaciones civiles.

Creo en y práctico la transparencia, lo que significa que no me molesta que las cartas se hayan filtrado a la prensa el día tres en la noche. Lo que me molestó fue que se quiso ver una arista de este problema, un lado de este triangulo equilátero...

Yo NO me lavo las manos, y reconozco mi cuota de responsabilidad en todo esto. Eso sí, admito diversos "quizás". Quizás debí ser más proactivo a la hora de plantear las cosas a lo interno de la sociedad civil, quizás debí ser más claro con las organizaciones que financian la lucha contra la corrupción, quizás debí escribir cartas más explicitas al Poder Ejecutivo y a las organizaciones civiles, quizás...

Hay muchos "quizás" en los que sigo pensando, y ojalá podamos reflexionarlos juntos. Y a propósito de quizás, quizás nunca sabremos si la CNECC pudo haber hecho un mejor trabajo de haber las organizaciones civiles cumplido con el compromiso de presionar más y de coordinar más con la representación que tenía a lo interno. Quizás nunca lo sabremos…

Más abajo las dos cartas de renuncia, y háganse su propia idea.


Carta al Presidente

Santo Domingo, República Dominicana. 1 de septiembre de 2008
Doctor
Leonel Fernández Reyna
Presidente de la República
Su Despacho

Vía: Doctor José Joaquín Bidó Medina, Presidente de la Comisión Nacional de Ética
y Combate a la Corrupción

Excelentísimo Señor Presidente:

Por este medio formalmente le comunico mi renuncia irrevocable a la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción (CNECC). Le agradezco sinceramente que me haya considerado para formar parte tanto de la Unidad Técnica como del Consejo Rector, en representación del Foro Ciudadano y de la Coalición por la Transparencia y la Institucionalidad.

Con el debido respeto, le expreso mi opinión sobre el necesario relanzamiento y redefinición de la CNECC, de tal manera que se consoliden los aspectos logrados, y se establezcan mecanismos eficientes para que sus decisiones y acciones sean acatadas por todos los funcionarios públicos.

Entre los aspectos importantes a redefinir, se encuentra la representación de las organizaciones civiles; ya que como usted sabe la sociedad civil dominicana es múltiple, cual Agramón el personaje de la novela “Historia interminable”, por lo que resulta provechoso que otra persona tenga la oportunidad de representarla en mecanismos de esta naturaleza.

Sin otro particular, se despide con sentimientos de aprecio y estima,

Ramón Tejada Holguín
Representante del Foro Ciudadano
y de la Coalición por la Institucionalidad y la Justicia

CC: a los miembros de la CNECC
Dr. César Pina Toribio
Dr. Radhamés Jiménez
Dr. Ramón Ventura Camejo
Dr. Octavio Líster
Lic. Daniel Omar Caamaño
Lic. Julio Aníbal Fernández
Mons. Benito Ángeles
Sr. Celso Marranzini

*********

Carta a la sociedad civil:


1 de Septiembre del 2008. Santo Domingo República Dominicana
Señores:

Organizaciones de la Coalición por la Transparencia
y la Institucionalidad;
Organizaciones del Foro Ciudadano;

Amigos de las organizaciones de la sociedad civil Dominicana
Sus manos.

Estimados amigos y estimadas amigas:

Hoy, lunes 1 de septiembre del año 2008, he renunciado de la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción (CNECC) de manera irrevocable. Acabo de comunicar mi decisión al presidente de la CNECC, Doctor José Joaquín Bidó Medina, a quien entregué una escueta carta para el Presidente de la República.

Les doy las gracias por haber confiado en mí para representar sus intereses en el seno de la CNECC, y lamento tener que haber tomado esta decisión por mi cuenta, un año después de la última reunión sostenida con representantes de la CTI y del Foro Ciudadano. Algunas personas se sorprenderán por mi decisión; otras, quienes han seguido de cerca mi participación en la CNECC y la relación con el Foro y la CTI, podrán concluir que mi decisión no fue inesperada, y ojalá la mayoría vea mi renuncia como correcta y justa.

¿Razones de la renuncia? Son múltiples, y van desde la obvia inercia de un sector gubernamental, la escasa transparencia de grupos mayoritarios en el Poder Ejecutivo, el poco apoyo brindado a la CNECC, hasta la nula coordinación entre las dos agrupaciones de la sociedad civil a las cuales representaba.

No soy ingenuo. Tampoco soy un iluso. Sé que ningún gobierno de la República Dominicana, clientelar y rentista, dará transparencia y rendición de cuentas a la ciudadanía de manera voluntaria. Si queremos cambios, la lucha contra la opacidad y la corrupción debe convertirse en un fuerte movimiento social incontenible, como agua de río incapaz de ser refrenada, como torrente endemoniado que desborda presas y se lleva de encuentro instituciones opacas y funcionarios corruptos.

Debe ser un movimiento que no teme luchar en cualquier campo de batalla, y la CNECC pudo haber sido un espacio mejor aprovechado. La transparencia y la rendición de cuentas son como las atalayas que deben ser conquistadas a sangre y fuego, o al menos a golpes de estrategias de comunicación y presiones ciudadanas. La transparencia y la rendición de cuentas no son obsequios que el sistema político ofrece a la ciudadanía. Para conquistar atalayas hay que tener un norte claro, una visión de futuro bien pensada, y hay que elaborar estrategias racionales que nos permitan acceder a ese futuro, a ese norte.

La CNECC pudo haber sido un escenario aprovechable, si tan sólo las organizaciones representadas hubiesen trabajado en dos niveles: 1) aprovechando a su representante en esta comisión, haciendo propuestas y trabajando más estrechamente, por ejemplo, con la Ley de Acceso a la Información y el decreto que permite la conformación de comisiones de auditorias sociales y 2) presionando para que las propuestas sean aceptadas, para que se conformen comisiones de auditorias sociales, para que se fortalezcan las RAI, para que los funcionarios respeten las decisiones emanadas de la CNECC. Debemos todos nosotros autocriticarnos en este aspecto: no supimos combinar la lucha a lo interno, con las actividades a lo externo. Cada organización trabajaba su propia estrategia en materia de anticorrupción, y el representante desempeñaba su representación con demasiada libertad, y con muy poca supervisión de parte de las organizaciones representadas.

La última reunión de coordinación en la que participamos las organizaciones representadas y el representante se realizó hace un año, en los salones de CEPAE. Estaban presentes representantes de la CTI y de la Secretaría del Foro Ciudadano. En dicha reunión se decidió elaborar un Plan Maestro para organizar nuestra renuncia de la CNECC.

La filosofía del plan era sencilla: tomando en cuenta el decreto que crea la CNECC y los reglamentos de esta, se comenzaría a mantener un nivel de presión pública sobre la CNECC para que cumpliera con su labor, si cumplía, pues era un éxito y no necesitábamos renunciar, y si no cumplía teníamos los argumentos y la autoridad necesarias para salir. Lamentablemente nunca se volvió a convocar una nueva reunión, y mucho menos se elaboró el mencionado plan.

Finalmente creo que las organizaciones civiles deben definir una estrategia en materia de lucha contra la corrupción común, compacta, clara, definida, tomando en cuenta las necesidades nacionales, y negociando con los organismos internacionales y las organizaciones de cooperación bilaterales sus propias agendas.

Pueden contar conmigo, como siempre, en los temas que manejo y en mi experiencia como investigador, pero, debido a mis múltiples compromisos y a los aspectos indicados tanto en esta carta como en la que escribí al Presidente Fernández, me es imposible seguir en la CNECC y sentirme en paz conmigo mismo, y sentir que estoy cumpliendo con mi deber como ciudadano activo.

Con sentimiento de aprecio y respeto:

Ramón Tejada Holguín

Anexo: Carta de Renuncia de la CNECC

2 comentarios:

  1. Quiero expresarle por este medio mis mas sinceras felicitaciones por su renuncia. Pienso que debio hacerla antes, pero igual es digno de admiración su postura debido a la poca voluntad política que han tenido las autoridades para al menos reducir la corrupción.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo1:03 a. m.

    Creo que aqui queda demostrado que el camino es largo y espinoso, que nosotros la juventud tendremos que cortar mucha maleza para llegar al destino que queremos llevar a nuestro pais. Lo felicito por su renuncia a un organismo que se vuelve inoperante y que se mantiene en existencia para demostrar una transparencia inexistente.

    ResponderEliminar