Hermanos y rivales: oscuridad en la casa y claridad en la calle

- No hay explicación, ambos partidos fueron fundados por Juan Bosch, Peña Gómez era el alumno preferido de Bosch, ambos partidos se definieron en algún momento como antibalagueristas, ambos defendían la soberanía nacional, enfrentaron la doctrina de la seguridad nacional, de alguna manera ambos se autodefinían de izquierda, ambos eran amigos de los sandinistas… Cómo es posible, entonces, que ahora que estos dos partidos dirigen el sistema político dominicano se observe que la derecha y los conservadores son quienes gobiernan, que tienen el control del sistema político, tanto que sólo hay que ver cómo se ha manejado la despenalización del aborto para ponerte un ejemplo, no, que no entiendo, cómo puede ser que estos dos partidos que se disputan el poder tengan orígenes de izquierda (uno decía que era socialdemócrata (en la época en que no existía esa aberración inglesa llamada tercera vía) y el otro se presentó como marxista, pero no leninista) y a pesar de ese origen de izquierda el sistema político en conjunto sea tan conservador, tan de derecha...

Miré a la periodista extranjera, su rostro era el desconcierto personificado. Para el observador u observadora imparcial es difícil entender qué separa de manera tan radical al PLD del PRD. Hace unos años escribí un artículo que deseaba arrojar un poco de luz sobre las razones históricas que han llevado a esta lucha fratricida, tan radical que en varios momentos cada uno de estos dos partidos ha preferido aliarse con el PRSC y Balaguer, es decir al partido y al personaje que en más de una ocasión les ha arrebatado el triunfo a uno de ellos (o al PRD o al PLD). Publico el artículo más abajo, recordando que “un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. De alguna manera lo mismo se puede decir de los partidos, y de los líderes…

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Hermanos y rivales: oscuridad en la casa y claridad en la calle

Dos hechos, aparentemente con poca relación entre sí, permiten observar las peculiaridades del sistema político dominicano, y el papel de las personalidades en la construcción del orden político. Por un lado, las declaraciones de José Tomas Pérez, quien en tono jocoso estableció con claridad las diferencias entre el PLD y el PRD: “Este es un pleito entre el PLD y el PRD, es como la lucha entre Jack Veneno y Relámpago Hernández” (El Siglo 23 de Marzo 2000 ). Por el otro, la encuesta EL Siglo/Penn, Schoen & Berland revela que Balaguer se acerca peligrosamente a Danilo, y lo ubica como el posible contendor del PRD.

A nadie en República Dominicana se le ocurriría pensar que, si las tendencias captadas por la encuesta se mantienen, existiría la posibilidad de que el PLD apoye al PRD. Sin embargo, para un investigador de los fenómenos políticos que recién se introduzca en la política dominicana, le parecería lógico que ambos partidos se alíen para enfrentar al PRSC. La lucha libre es circo: sólo a los fanáticos le importa que gane Jack o Relámpago. Las luchas intestinas del polo liberal han entregado el sistema político dominicano a “los conservadores”. Esa es la desgracia, y ese es el punto que necesita ser explicado. Y eso es lo que sugieren los resultados de la encuesta publicada por El Siglo el 23 de Marzo.

Ramas de un mismo árbol.
El PLD y el PRD comparten el mismo padre: Juan Bosch. En algún momento de sus historias el PRD y el PLD se han definido a sí mismos como formaciones políticas “progresistas”, como izquierda moderada, como parte de las fuerzas propiciadoras del cambio.

Si son dos ramas de un mismo árbol, si comparten el mismo padre, si sus propuestas “históricas” de ordenamiento social parten de un enfrentamiento con la modernización excluyente y autoritaria de Balaguer, ¿por qué no han podido hacer algún tipo de acuerdo?, ¿Por qué al PLD no le resultó traumática la formación del Frente Patriótico, y está dispuesto a reeditarlo?

Algunos intelectuales han recalcado las diferencias entre los tres liderazgos. Wilfredo Lozano, por ejemplo, sostiene: “Para Balaguer la tarea de la toma y mantenimiento en el poder per se era la esencia del accionar político, conduciendo a un dominio cuasi absoluto del estado, Bosch vio en la organización de una elite dirigente eficaz y compacta el propósito de redención cuasi mesiánico del pueblo. Peña Gómez, a diferencia de los viejos caudillos, se empeño en hacer del pueblo, de las masas, agentes de su propio destino” (El Siglo, 14 de Diciembre de 1999). En apariencia esto explicaría las razones por las cuales el PLD prefiere aliarse al partido que, según Bosch, le hizo un fraude colosal en el 1990, y no al PRD.

En efecto, Balaguer y Bosch comparten una visión estatista, son hombres de ideas decimonónicas. Sin embargo, el segundo se asume como marxista, aunque no leninista. Lo cual puede ser visto como una forma elegante de decirse socialdemócrata. La socialdemocracia tiene su origen en las interpretaciones del marxismo que realizaron Bersteins y Kausky, las cuales fueron enfrentadas, precisamente, por Lenin. Este sería otro punto de contacto entre el PRD y el PLD. Lo cual se ve abonado con ciertos coqueteos realizados por el PLD con la Internacional Socialista.

Hay que decirlo, el estatismo balaguerista no es el estatismo Boschista. Baste recordar los planteamientos sobre la dictadura con respaldo popular de Bosch, o texto como la “Composición Social Dominicana”. Para Bosch las elites “educan” a las masas, la cual necesita de una dirección política. Bosch sí toma en cuenta a las masas, aunque no cree en sus iniciativas. Mientras que para el estatismo balaguerista, las masas sencillamente no cuentan.

Por otro lado, la relación entre Peña y las masas, viene dada por la forma en que se conforma el liderazgo de este formidable político. Peña es permeable a las masas y sus reclamos, eso es cierto, pero él, también, se hizo parte de prácticas instrumentales de las masas, recuérdese la formación de la UGTD, por ejemplo.

En definitiva, sí bien hay diferencias entre los liderazgos de Balaguer, Bosch y Peña Gómez, los elementos de contactos entre Bosch y Peña Gómez son mayores que entre Balaguer y Bosch. De manera que desde esta óptica sería imposible entender la lucha fratricida entre ambos partidos.

Tampoco lo puede explicar el hecho de que, según José Tomas Pérez, el PLD sea un partido liberal, y el PRD no lo sea, ya que este último no tiene una idea progresista de lo que debe ser la economía, ni una idea moderna de lo que deba ser la estrategia de desarrollo, puesto que está en contra de las reformas.

Lo dicho por el inteligente y joven dirigente peledeísta no soporta un análisis sopesado y alejado de las pasiones políticas: liberal y moderno no es lo mismo, hay modernización autoritaria, de eso ya se ha hablado, las ideas progresistas no sólo remiten a la economía, remiten a la política y a la forma en que se estimula o no la participación de la sociedad en el sistema político.

En conclusión: Quiéranlo o no los peledeístas y los perredeístas ambas fuerzas han pertenecido al polo liberal, o “progresista”, aunque esto haya ido cambiando (ver nuestro análisis de la semana pasada).

La vendetta.
Si bien la imposibilidad de acuerdos entre el PRD y el PLD es de larga data, para Manuel Coco los peledeísta se unen al reformismo en el 1996 como venganza, por lo que el PRD le hizo en el 1990. Recordemos que en el 1990 Bosch acuso a Balaguer de haberle hecho un fraude colosal, arrebatándole así el triunfo en esas elecciones. Según Manuel Coco el PRD se hizo parte del Complot.

Tal tesis, también, es falsa. El 16 de mayo de 1990, entre las 9 y 10 de la noche, en el comando de campaña del PRD, ubicado en la López de Vega 17, Rafael –Fafa- Taveras, José González Espinosa, y otros dirigentes de las Izquierdas, le solicitaron a Peña Gómez que llamara al profesor Bosch, para decirle que en los cómputos del PRD el PLD se perfilaba como el ganador de las elecciones. La llamada tenía como objetivo que Peña expresara su respaldo al PLD. Peña no estaba tan seguro de la recepción que Bosch le daría, después de todo lo conocía bien.

Ante la insistencia de los dirigentes de las izquierdas, Peña decide hacer la llamada: “ustedes están ganando en nuestros cómputos, dice Peña por el teléfono a Bosch, estamos dispuestos a apoyarlos”. El semblante del líder perredeísta fue cambiando, su rostro se vio marcado por la preocupación y el fastidio. “Qué pasó, qué dijo”, interrogaron a Peña: “No quiere nada con nosotros, dice que no nos necesita”. A pesar de esto, se hicieron otros intentos de contactos, todos fracasaron. El resto es una historia que puede ser reconstruida a través de la prensa de la época.

El punto a destacar es que la autosuficiencia de Bosch y el PLD, así como el antiperredeísmo visceral, impidieron realizar algún tipo de acuerdo en aquella época. Nunca sabremos cuáles pudieron haber sido los resultados de aquélla crisis políticas, si entre el PRD y el PLD se hubiese establecido algún nivel de colaboración. Pero, de seguro que el sistema político dominicano tendría otra fisonomía. En definitiva, la teoría de la Vendetta, tampoco explica nada. De hecho, el PLD se alió a quien le hizo el fraude, contra otro partido víctima de fraude.

La construcción de la identidad peledeísta. Sería fácil decir que todo el problema remite al enfrentamiento “personal” entre dos caudillos. Sería fácil decir que el problema remite a que los políticos dominicanos anteponen sus intereses personales, y sus apetitos de poder al interés nacional. Sin embargo, a nuestro entender no es eso lo que explica que una alianza entre el PRD y el PLD se vea como una historia de ciencia-ficción, antes que como una realidad.

Pero, hay un poco de todo en la historia.
Si bien es cierto que existen diferencias importantes entre las formas que Bosch y Peña Gómez construyeron sus liderazgos, así como en sus relaciones con las masas; si bien la ruptura entre ambos remitía esencialmente a la estrategia para enfrentar a Balaguer, y el papel de las masas en esa estrategia, ambos continuaron siendo parte del “polo liberal”. De esa manera entre ambos liderazgos se estableció un nivel de competencia, sobre todo en lo que a captar a las elites intelectuales de la época se refiere.

Este nivel de competencia, provocó que el peledeísmo se construyera en oposición al perredeísmo y sobretodo a Peña Gómez. De manera que para la construcción de la “identidad política” del PLD, Bosch necesitaba crear “el otro que no soy”. La creación del otro se realiza exagerando los defectos, convirtiéndolo en una amenaza de la unidad y acción del grupo. En la historia se conocen casos similares, para lograr la identidad de la Alemania Nazi se creó el Judío, en dominicana se creó el haitiano. Parecería que para saberse protagonista, hay que construir el antagonista, ese otro que no soy. Pero, porqué no fue el antibalaguerismo lo que definió la constitución del PLD. El antibalaguerismo estaba generalizado en las formaciones políticas de la época, el antibalaguerismo, podría ser un punto de coincidencia con “el discípulo rebelde”. Es así como el antiperredeísmo se convirtió en el elemento aglutinador, y en “el otro que no soy” para los peledeístas.

Bosch tuvo un éxito tan grande en su empresa que hasta un joven dirigente como José Tomas Pérez, con un promisorio futuro en la política, que podría no haber sido contaminado por los enfrentamientos de la época de la ruptura, se atreve a plantear que el PRD tiene ideas más conservadoras que el PRSC. Y aún más, justifica una alianza con quien le arrebató el triunfo a su líder, impidiéndole gobernar un período presidencial completo.

Ramón Tejada Holguín
Periódico El Siglo, 26 de marzo del 2000, Sección Enfoque, página 5.