A todo pulmón

Repitámoslo todos y todas hasta el cansancio, no importa que lo hayamos dicho miles de veces, no importa que nos acusen de ilusos, no importan que nos den bolas negras en todos los gobiernos, no importa que financieros, abogados y coroneles nos odien, gritémoslo a todo pulmón: los corruptos deben pagarla y las pagarán. Repítalo hasta que usted mismo o misma se lo crea. Escríbalo en las paredes cual si fuese la tarea impuesta por una fabulosa, mítica y honrada maestra: sobre los corruptos y las corruptas debe caer todo el peso de la ley. No se lamente, no llore y reclame que las investigaciones sobre actos corruptos sean llevadas hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga, nadie debe quedar impune, la ley no debe detenerse ante la puerta de ningún despacho, ni frente a kepis alguno

Hay que remacharlo hasta encontrar el más grande de los ecos en la ciudadanía, hasta convertirnos en múltiples voces que desatan la más grande de las avalanchas que arrastra toda la podredumbre y suciedad que nos rodea por doquier; hasta construir un aluvión de voluntades que atemorice a quien desee tomar un solo centavo del erario, un mísero chele que le haya sido puesto en custodia. Mire, no se excuse en la disciplina partidaria y exija que las investigaciones sobre actos corruptos sean llevadas hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga, que nadie quede impune, que la ley no se detenga ante la puerta de ningún despacho, ni frente a kepis alguno.

Todo corrupto o corrupta debe ser calificado de responsable de la pésima calidad de los servicios públicos, de la falta de dinero para llevar a cabo una auténtica política social del gobierno, de la carestía de los artículos de primera necesidad, de las alzas del dólar, de los fraudes bancarios, de la falta de medicina en los hospitales. No exagero si propongo que le demos categoría de genocidio a esa corrupción rampante que zalamera y servicial se burla de todos y todas. Ver un corrupto sonriente debe ser tan indignante o más que ver libre a un violador, a un asesino o asesina múltiple. De ninguna manera una sociedad podrá ser libre si se queda indolente ante tanta iniquidad, si no grita a todo pulmón que sobre los corruptos debe caer todo el peso de la ley, que las investigaciones sobre actos corruptos deben ser llevadas hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga, que nadie quede impune, que la investigación no se detenga ante la puerta de ningún despacho, ni frente a kepis alguno.

Sólo convirtiendo nuestro clamor en un grito único y poderoso, siendo responsables como ciudadanos, ciudadanas y votantes podremos combatir con éxito la corrupción. No te quedes ahí sentado o sentada, no te contente con lamentarte, quienes nos quedamos pasivos y pasivas ante tanta iniquidad somos cómplices por omisión, por cobardía, por amiguismo político o por un plato de comida que podría indigestarnos. No mires a quien acusan, no mires quien acusa, observa la veracidad de la acusación. Hermano, hermana, no permitas que se repita la impunidad, nos están dañando el país.
Ramón Tejada Holguín
El Caribe
09 de septiembre 2004