Empieza el partido con un arbitraje débil

La conformación unilateral de la Junta Central Electoral, por parte del Senado, y varias decisiones de la Cámara Contenciosa, favorables a un sector del PRD, arrojaron dudas sobre su imparcialidad frente a organismos internacionales, a la opinión pública y a una parte de las organizaciones de la sociedad civil.

El cierre del plazo para la inscripción de candidaturas marca el final de una etapa. Aunque no ha logrado ganar la confianza y el apoyo de la ciudadanía y una parte de los partidos, tan necesarios para encarar un proceso electoral.

Hay evidencia de que la mayor debilidad de la JCE es la administración de las informaciones tanto entre los jueces de las dos Cámaras, y entre los jueces y el equipo técnico, así como entre la JCE y los demás actores relevantes del proceso.

Un ejemplo de esto lo constituye la reacción frente al diagnóstico elaborado por la Comisión de Asesores de Informática, en el cual se detectaron fallas en la integridad del padrón electoral, y cierta vulnerabilidad en la seguridad del sistema que pueden permitir a personas no autorizadas entrar al sistema de cómputos y hacer cambios que pondrían en peligro los resultados electorales.

El informe pudo haber pasado como un insumo y una evidencia de que está tratando de resolver los problemas. Sin embargo, la JCE lo acusó de poseer “debilidades e imprecisiones que pueden llevar a confusión”. La reacción de los jueces no ayudó a despejar las dudas.
Otra evidencia de la debilidad del flujo de información se observa en el revuelo causado cuando la prensa se enteró de que se imprimirían siete millones de boletas electorales.
En las primeras informaciones servidas no se aclaró que cerca de un millón y medio no llevarán las caras de los candidatos y candidatas, y serán usadas como material educativo.

La JCE ha ido cumpliendo con los plazos establecidos. El sábado pasado, en presencia de los delegados de los partidos políticos, hizo una prueba del sistema de registro de las actas de votación y conteo de votos, que consideró imposible de ser vulnerado; por lo tanto, se garantiza la calidad del proceso.

Definitivamente la falta de información y la hipersensibilidad a las críticas es una de las principales fuentes de desconfianza en la JCE. La mejor forma de combatirla es la transparencia y la información servida a tiempo.

A medida que se acerque la jornada de votación, mayor será la presión y el número de ojos sobre el tribunal, por lo que sus jueces deberán tener nervios de acero y responder con madurez y claridad.

Hay que llevar la tranquilidad en medio de un proceso electoral matizado por algunos brotes de violencia y por la beligerancia de los discursos de al menos dos de los candidatos presidenciales. Cuando la información es escasa, las dudas se acrecientan y la ausencia de información es suplida por las sospechas, los rumores y la inquietud.

Ramón Tejada Holguín
El Caribe
20 de marzo 2004